Blogia
COMISIÓN de APOYO al PUEBLO PALESTINO

CÓMO SER UN PERIODISTA ISRAELÍ: NUNCA ESCRIBAS “CRIMEN” O “PALESTINA”

CÓMO SER UN PERIODISTA ISRAELÍ: NUNCA ESCRIBAS “CRIMEN” O “PALESTINA”

Viernes 28 de marzo de 2008 

Por Yonatan Mendel, Counterpunch / Rebelión

(Traducido para Rebelión por L.B.)

Hace un año me presenté al puesto de corresponsal en los Territorios Ocupados del diario israelí Ma’ariv. Hablo árabe, he enseñado en escuelas palestinas y participado en numerosos proyectos conjuntos judío-palestinos. Durante la entrevista el jefe me preguntó cómo podría ser objetivo. Había pasado demasiado tiempo con los palestinos, de modo que por fuerza tenía que estar inclinado a su favor. No me dieron el puesto. Mi siguiente entrevista fue con Walla, el sitio web más popular de Israel. Esta vez conseguí el trabajo y me convertí en el corresponsal de Walla para el Medio Oriente. Pronto comprendí lo que Tamar Liebes, director del Instituto de Comunicación Smart de la Universidad Hebrea, quiso decir cuando afirmó: “Periodistas y editores se ven a sí mismos como actores dentro del movimiento sionista, no como simples críticos”.

 

Con esto no pretendo decir que el periodismo israelí no sea profesional. Los diarios, la televisión y la radio persiguen con encomiable determinación y rigor la corrupción, la decadencia social y la deshonestidad. El hecho de que los israelíes supieran con pelos y señales lo que el ex presidente Katsav hizo o dejó de hacer con sus secretarias demuestra que los medios de comunicación desempeñan su función de guardianes, incluso a riesgo de provocar una situación embarazosa a nivel nacional e internacional. El oscuro cambalache del apartamento de Ehud Olmert, los negocios de la misteriosa isla griega de Ariel Sharon, el secreto affaire amoroso de Binyamin Netanyahu, la cuenta bancaria americana secreta de Yitzhak Rabin… todos esos asuntos son discutidos con entera libertad en los medios israelíes.

 

Ahora bien, cuando se trata del tema de la “seguridad” la libertad desaparece. Es “nosotros” y “ellos”, el “ejército israelí” y el “enemigo”; el discurso militar, que es el único discurso permitido, ahoga cualquier otra posible narración. No es que los periodistas israelíes obedezcan órdenes o se atengan a un determinado código escrito: simplemente, es mejor para ellos tener un buen concepto de sus fuerzas de seguridad.

 

En la mayoría de los artículos que tratan del conflicto hay dos facciones que se enfrentan: por un lado, las Fuerzas de Defensa de Israel, y por otro los palestinos. Cuando se informa sobre un incidente violento, el ejército israelí confirma o dice, pero los palestinos alegan: “Los palestinos alegaron que un bebé resultó gravemente herido por disparos del Ejército de Defensa de Israel”. ¿Acaso era un bulo? “Los palestinos alegan que colonos israelíes los amenazaron”. Pero, ¿quiénes son los palestinos? ¿Acaso la alegación la realizó toda la población palestina, incluidos los ciudadanos de Israel, los habitantes de Cisjordania y de la Franja de Gaza, los habitantes de los campamentos de refugiados en los Estados árabes vecinos y los palestinos de la diáspora? ¿Cómo es que un artículo serio se ocupa de difundir una alegación realizada por los palestinos? ¿Por qué tan pocas veces se menciona un nombre, un despacho, una organización o una fuente como origen de la información? ¿Será porque de hacerlo así la información sería más creíble?

 

Cuando los palestinos no están realizando alegaciones, su punto de vista simplemente se silencia. Keshev, el Centro para la Protección de la Democracia en Israel, analizó la forma como los principales diarios y cadenas televisivas israelíes cubrieron las muertes palestinas ocurridas en el espacio de un mes determinado, concretamente en diciembre del 2005. Hallaron 48 piezas que informaban sobre la muerte de 22 palestinos. Sin embargo, solo en 8 de esos relatos la versión del ejército israelí se completaba con una reacción palestina; en los otros 40 casos el suceso se narraba exclusivamente desde el punto de vista del ejército israelí.

 

Otro ejemplo: en junio del 2006, cuatro días después del secuestro del soldado Gilad Shalit en la parte israelí de la valla de seguridad de Gaza, Israel arrestó, según los medios de información israelíes, a unos sesenta miembros de Hamas, de los cuales 30 eran miembros electos del Parlamento palestino y ocho eran ministros del Gobierno palestino. En el curso de una operación bien planificada Israel capturó y encarceló al ministro palestino para Jerusalén, a los ministros de finanzas, educación, asuntos religiosos, asuntos estratégicos, asuntos internos, vivienda y prisiones, así como a los alcaldes de Belén, Jenin y Qalqilya, al presidente del Parlamento palestino y a un cuarto de sus miembros. El hecho de que esos funcionarios hubieran sido arrancados de sus camas durante la madrugada y transportados a territorio israelí para servir probablemente (igual que Gilad Shalit) como moneda de cambio en el futuro, no convirtió a esta operación en un secuestro. Israel nunca secuestra: Israel arresta.

 

El ejército israelí nunca mata a nadie premeditadamente, y mucho menos asesina a nadie –una particularidad que sin duda suscita la envidia de otras organizaciones armadas. Ni siquiera cuando Israel lanza una bomba de una tonelada de peso sobre una zona residencial densamente poblada de Gaza, matando a un miliciano y a 14 civiles inocentes, entre ellos a nueve niños, tampoco entonces se trata de una muerte deliberada o de un crimen: es un asesinato selectivo. Un periodista israelí puede decir que soldados israelíes alcanzaron a palestinos o los mataron, o que los mataron por error, y que palestinos fueron alcanzados, o resultaron muertos o incluso que hallaron la muerte (como si la hubieran estado buscando), pero utilizar la palabra crimen está fuera de cuestión. Cualquiera que sea la palabra utilizada, la consecuencia es que desde el estallido de la segunda Intifada han muerto a manos de las fuerzas de seguridad israelíes 2.087 palestinos que no tenían ninguna relación con la lucha armada.

 

El ejército israelí, tal como aparece retratado en los medios de comunicación israelíes, adolece de otra extraña habilidad: nunca inicia, decide atacar o lanza una operación. EL ejército israelí simplemente responde. Responde a cohetes Kassam, responde a ataques terroristas, responde a la violencia palestina. Lo cual hace que todo sea mucho más razonable y civilizado: el ejército israelí se ve obligado a luchar, a destruir casas, a tirotear a palestinos y a matar a 4.485 de ellos en siete años, pero ninguna de esos actos es responsabilidad de los soldados. Se enfrentan a un enemigo perverso y le responden como deben. El hecho de que sus acciones –toques de queda, detenciones, asedios navales, tiroteos y asesinatos– sean la causa principal de la reacción palestina no parece tener el más mínimo interés para los medios de comunicación israelíes. Dado que los palestinos no pueden responder, los periodistas israelíes seleccionan otros verbos del diccionario tales como vengarse, provocar, atacar, incitar, lanzar piedras o disparar Kassams.

 

Cuando en junio del 2007 entrevisté a Abu-Qusay, el portavoz de las Brigadas de Al-Aqsa de Gaza, le pregunté qué sentido tenía disparar cohetes Kassam sobre la ciudad israelí de Sderot. “El ejército [israelí] podría responder”, le dije, sin percatarme de que hasta qué punto mis palabras estaban ya sesgadas. “Pero aquí nosotros estamos respondiendo”, dijo Abu-Qusay. “No somos terroristas, No queremos matar... resistimos a las constantes incursiones israelíes en Cisjordania, a sus ataques, a su asedio contra nuestras aguas y al cierre de nuestro territorio”. Las palabras de Abu-Qusay fueron traducidas al hebreo, pero Israel siguió entrando en Cisjordania todas las noches y los israelíes siguieron sin ver nada malo en ello. Al fin y al cabo, sólo era una respuesta.

 

En una época en la que arreciaban los ataques israelíes contra Gaza hice a mis colegas la siguiente pregunta: “Si un palestino armado cruza la frontera, penetra en Israel, conduce hasta Tel Aviv y mata a tiros a la gente de la calle, él será el terrorista y nosotros seremos las víctimas, ¿verdad? Ahora bien, si el ejército israelí cruza la frontera, penetra varios kilómetros en el interior de Gaza y comienza a disparar contra los milicianos palestinos, ¿quién es el terrorista y quién el defensor? ¿Cómo es posible que los palestinos que viven en los territorios ocupados nunca puedan actuar en defensa propia mientras que el ejército israelí es siempre el defensor?” Ni amigo Shay, del departamento gráfico, me aclaró las cosas: “Si entras en la Franja de Gaza y te lías a tiros con la gente serás un terrorista. Pero cuando el ejército hace eso se trata de una operación para garantizar la seguridad de Israel. ¡Está ejecutando una decisión del Gobierno!”.

 

Otra interesante distinción entre nosotros y ellos emergió cuando Hamas exigió la liberación de 450 de sus presos a cambio de [l soldado israelí capturado] Gilad Shalit. Israel anunció que liberaría a presos pero no a los que tuvieran las manos manchadas de sangre. Siempre son los palestinos —nunca los israelíes— los que tienen las manos manchadas de sangre. Ello no significa que los judíos no puedan matar árabes, sino que no tendrán las manos manchadas de sangre si lo hacen, y que si son detenidos serán puestos en libertad al cabo de unos pocos años, por no mencionar a aquellos con sangre en las manos que han llegado a ser primer ministro. Por otra parte, nosotros no solo somos más inocentes cuando matamos, sino que también somos más sensibles cuando nos hieren. Una descripción estándar de un cohete Kassam que aterrice en Sderot tendrá por lo general el siguiente aspecto: “Un Kassan impactó cerca de una vivienda, tres israelíes resultaron con heridas leves y diez más resultaron conmocionados”. No hay que subestimar esas heridas: un misil que impacta contra una casa en mitad de la noche puede crear una gran conmoción. Ahora bien, debemos recordar que la conmoción (shock) sólo se aplica a los judíos. Por lo visto los palestinos son gente muy dura.

 

El ejército israelí, de nuevo la envidia de todos los ejércitos del mundo, solo mata a los cabecillas más importantes. La frase “Un alto cargo de Hamas resultó muerto” es una letanía constante en los medios de comunicación israelíes. Por lo que respecta a los miembros de baja graduación de Hamas, o nunca se ha dado con ellos o nunca se los ha matado. Shlomi Eldar, corresponsal de TV en la Franja de Gaza, escribió valientemente sobre este fenómeno en su libro Eyeless in Gaza (2005). Cuando Riyad Abu Zaid fue asesinado en el 2003, la prensa israelí reprodujo el comunicado del ejército israelí en el que afirmaba que la víctima era jefe de la rama militar de Hamas en Gaza. Eldar, uno de los escasos periodistas de investigación israelíes, descubrió que Riyad Abu Zaid no era más que un modesto secretario del club de prisioneros del movimiento. “Fue uno de las numerosas ocasiones en las que Israel “ascendió” a un activista palestino”, escribió Eldar. “Tras cada asesinato todo activista de base es “promovido” a un alto rango”.

 

Este fenómeno, en virtud del cual las declaraciones del ejército israelí son trasladadas directamente a los informes de prensa —no existe ningún área de criba entre el ejército y los medios— es consecuencia tanto de la falta de acceso a la información como del rechazo de los periodistas a desmentir al ejército o a presentar a los soldados israelíes como criminales. La frase “El ejército israelí está actuando en Gaza” (o en Jenin, o en Tulkarem, o en Hebrón) es la fórmula estándar que difunde el ejército y que reproducen miméticamente los medios de comunicación. ¿Para qué hacerles más difícil la vida a los oyentes? ¿Para qué contarles lo que están haciendo sus soldados, para qué describir el miedo que provocan y explicar que llegan con vehículos y armamento pesado y aplastan la vida de una ciudad generando más odio, más desesperación y un renovado deseo de venganza?

 

El mes pasado, como medida contra los milicianos que lanzan los Kassam Israel decidió interrumpir el suministro eléctrico a Gaza durante varias horas al día. Aunque tal medida signifique, por ejemplo, que los hospitales no dispondrán de suficiente energía para atender a sus enfermos, se dijo que “el gobierno israelí decidió aprobar esta medida como otra arma no letal”. Otra cosa que los soldados israelíes hacen es limpiar (kishuf). En hebreo cotidiano, khisuf significa “revelar algo que está oculto”, pero tal como el ejército emplea el término significa “limpiar una zona de potenciales escondites para milicianos palestinos”. Durante la última Intifada bulldozers israelíes D9 destruyeron miles de casas palestinas, arrancaron millares de árboles y dejaron atrás miles de invernaderos arrasados. Es más reconfortante saber que el ejército limpió el lugar que afrontar el hecho de que el ejército destruyó las propiedades, el orgullo y la esperanza de los palestinos.

 

Otra palabra útil es coronar (keter), eufemismo que sirve para designar un asedio en el cual toda persona que sale de su casa corre el riesgo de ser tiroteado. “Zonas de guerra” son aquellos lugares en los que se puede matar a los palestinos incluso si son niños que ignoran que han entrado en una zona de guerra. Por cierto, los niños palestinos suelen ser ascendidos a la categoría de adolescentes palestinos, sobre todo cuando resultan muertos accidentalmente. Más ejemplos: a los puestos avanzados aislados de Cisjordania se los llama puestos ilegales, quizás en contraste con los asentamientos israelíes, que deben de ser legales. Detención administrativa significa encarcelar a la gente sin someterla a juicio y sin presentar contra ella ningún cargo (en abril del 2003 había 1119 palestinos en esa situación). A la OLP (Ashaf) se la menciona siempre por sus siglas y nunca por su nombre completo: la palabra Palestina no se emplea prácticamente nunca: existe un presidente palestino, pero no un presidente de Palestina.

 

“Una sociedad en crisis se forja un nuevo vocabulario a su medida”, escribió David Grossman en El Viento Amarillo, “y gradualmente va emergiendo un nuevo lenguaje cuyas palabras... ya no describen la realidad, sino que, por el contrario, tratan de ocultarla”. Este “nuevo lenguaje” es el que los medios de comunicación israelíes adoptaron voluntariamente, pero si alguien precisa de unas directrices oficiales éstas pueden hallarse en el Informe Nakdi, un documento redactado por la Autoridad de Radiodifusión Israelí. Elaborado por primera vez en 1972 y sometido desde entonces a tres actualizaciones, el informe tenía como objetivo “aclarar algunas de las reglas profesionales que rigen la labor de un periodista”. Una de ellas era la prohibición de usar la palabra Jerusalén Este.

 

Las restricciones no se limitan al ámbito de la geografía. El 20 de mayo del 2006 el canal televisivo más popular de Israel, Canal 2, informó sobre “otro asesinato selectivo en Gaza, un asesinato que podría hacer disminuir el lanzamiento de Kassams” (los asesinatos selectivos han matado ya a 376 personas, 150 de ellas civiles que no eran objetivo del asesinato). Ehud Ya’ari, un conocido corresponsal israelí especializado en asuntos árabes, sentado en el estudio decía: “El muerto es Muhammad Dahdouh, de la Jihad Islámica. . . esto es parte de la otra guerra, una guerra cuyo objetivo es reducir el número de los activistas que lanzan Kassams”. Ni Ya’ari ni el portavoz del ejército israelí se molestaron en informar que durante la operación murieron también cuatro inocentes civiles palestinos y que tres más resultaron gravemente heridos, entre ellos una niña de cinco años llamada María, que vivirá paralizada del cuello para abajo. Este “despiste”, desvelado por el periodista israelí Orly Vilnai, solo demostró cuánto ignoramos sobre aquello que creemos saber.

 

Curiosamente, desde que Hamas tomó el poder en la Franja de Gaza una de las nuevas palabras “fetiche” en los medios israelíes es Hamastán, una palabra que aparece en la sección de noticias serias, es decir, en esa zona supuestamente sagrada de los diarios consagrada en teoría a ofrecer datos y no a editorializar. Lo mismo se aplica a movimientos tales como Hamas o Hizbullah, que aparecen descritos en hebreo como organizaciones y no como movimientos políticos o partidos. A la voz Intifada nunca se le da el sentido árabe de “revuelta”; y Al-Quds , que los políticos palestinos emplean para referirse exclusivamente a “los lugares sagrados de Jerusalén Este” o a “Jerusalén Este”, los periodistas israelíes lo interpretan siempre como sinónimo de “Jerusalén” , sugiriendo así que los palestinos están decididos a apoderarse de la capital en su totalidad.

 

Fue interesante leer en los periódicos las reacciones suscitadas por el asesinato de Imad Moughniyeh, perpetrado en Siria hace dos semanas. Todos competían por superar a los demás en los calificativos empleados para descalificar a la víctima: architerrorista, maestro de terroristas o el mayor terrorista de la Tierra. Pasaron varios días antes de que la prensa israelí cesara de festejar a los asesinos de Moughniyeh y comenzara a hacer aquello que debían haber hecho en primer lugar: preguntarse sobre las consecuencias que acarrearía el asesinato. El periodista Gideon Levy opina que esta es una tendencia habitual en Israel: “La cadena de ‘cabecillas terroristas’ liquidados por Israel, desde Ali Salameh y Abu Jihad hasta Abbas Musawi y Yihyeh Ayash, pasando por el jeque Ahmed Yassin y Abdel Aziz Rantisi (todas ellas “operaciones” que celebramos con pompa y circunstancia durante un instante dulce y embriagador), no han acarreado hasta el momento otra cosa que terribles y dolorosos ataques de venganza contra Israel y los judíos en todo el mundo”.

 

Los corresponsales israelíes sobre temas árabes deben, por supuesto, saber hablar árabe —de hecho, muchos de ellos han estudiado en las escuelas del aparato de seguridad— y tienen que conocer la historia y política de Oriente Medio. Y deben ser judíos. Sorprendentemente, los medios judeo-israelíes prefieren contratar a periodistas con un conocimiento mediocre del árabe antes que a hablantes nativos, pues éstos serían ciudadanos palestinos de Israel. A lo que se ve, los periodistas israelíes están mejor preparados que los árabes israelíes para explicar “qué piensan los árabes”, “los objetivos de los árabes”, o “qué dicen los árabes”. Tal vez ello se deba a que los editores saben qué es lo que su audiencia quiere oír. O, más importante aún, qué es lo que la audiencia israelí prefiere no oír.

 

Mientras que las palabras ocupación, apartheid y racismo (por no hablar de ciudadanos palestinos de Israel, bantustanes, limpieza étnica y Nakba) sigan ausentes del discurso israelí, los ciudadanos israelíes podrán pasarse toda la vida sin saber jamás con qué han estado conviviendo. Tomemos el caso de la palabra racismo (Giz’anut en hebreo). Si el Parlamento israelí legisla que el 13% de las tierras del país solo pueden ser vendidas a judíos, entonces ése es un Parlamento racista. Si en 60 años el país solo ha tenido un ministro árabe, entonces Israel tiene gobiernos racistas. Si a lo largo de 60 años de manifestaciones las balas de goma (1) y munición real han sido empleadas exclusivamente contra manifestantes árabes, entonces Israel tiene una policía racista. Si el 75% de los israelíes reconoce que se negarían a aceptar a un árabe como vecino, entonces estamos ante una sociedad racista. Al no reconocer que Israel es un lugar en el que el racismo moldea las relaciones entre árabes y judíos, los judíos israelíes se inhabilitan a sí mismos para afrontar el problema o incluso para hacer frente a la realidad de sus propias vidas.

 

El mismo rechazo de la realidad se refleja en la reluctancia a emplear el término apartheid. Debido a la asociación de dicha palabra con la Sudáfrica blanca, a los israelíes les resulta muy difícil utilizarla. Ello no quiere decir que en los territorios ocupados impere hoy exactamente el mismo tipo de régimen que imperaba en Sudáfrica, pero un país no necesita tener bancos “sólo para blancos” para ser un Estado apartheid. Al fin y al cabo, apartheid significa “separación”, y si en los territorios ocupados los colonos israelíes tienen una carretera y los palestinos están obligados a utilizar carreteras o túneles alternativos, entonces se trata de un sistema de carreteras basado en el apartheid. Si el muro de separación construido sobre miles de hectáreas de tierra cisjordana confiscada separa a la gente (incluidos a los palestinos de ambos lados del muro), entonces es un muro de apartheid. Si en los territorios ocupados existen dos sistemas judiciales distintos, uno para colonos judíos y otro para palestinos, entonces es una justicia de apartheid.

 

Y luego están los propios Territorios Ocupados. Curiosamente, no existen Territorios Ocupados en Israel. La expresión sólo la utiliza ocasionalmente algún político o columnista de izquierdas, pero en la sección central de noticias no existe. Antiguamente se los llamaba Territorios Administrados a fin de ocultar el hecho de la ocupación; luego los llamaron Judea y Samaria; pero hoy en día en los medios israelíes se los denomina los Territorios (Ha-Shtachim). El término ayuda a salvaguardar la idea de que los judíos son las víctimas, el pueblo que actúa solamente en defensa propia, la mitad moral de la ecuación, mientras que los palestinos son los agresores, los chicos malos, el pueblo que lucha sin motivo. Este sencillo ejemplo lo explica bien: “Un ciudadano de los Territorios ha sido capturado mientras pasaba armas ilegales de contrabando”. Podría tener algún sentido que un ciudadano de un territorio ocupado tratara de resistirse al ocupante, pero tal cosa carece de sentido si solo se trata del habitante de unos Territorios.

 

Los periodistas israelíes no están atraillados al aparato estatal de seguridad y nadie les ha pedido que hagan que su audiencia se sienta a gusto con la política militar de Israel. Las restricciones a las que se atienen las practican de forma voluntaria, casi inconsciente, lo cual hace que su labor resulte más peligrosa. Sin embargo, una mayoría de israelíes creen que sus medios de comunicación son demasiado izquierdistas, insuficientemente patriotas, que no están del lado de Israel. Y que los medios extranjeros son aún peores. Durante la última Intifada, Avraham Hirschson, a la sazón ministro de finanzas, exigió el cierre de las emisiones de la CNN desde Israel por “sus emisiones segadas y sus programas tendenciosos que no son otra cosa que una campaña de incitación contra Israel’. Manifestantes israelíes exigieron el fin de “la cobertura informativa poco fidedigna e incitadora del terror de la CNN”, reclamando en su lugar la cobertura de Fox News. Hasta cumplir los 50 años los varones israelíes están obligados a realizar anualmente un mes de servicio militar de reserva. “Cada civil”, sentenció Yigael Yadin, un antiguo jefe de Estado Mayor israelí, “es un soldado con 11 meses de permiso anual”. Los medios israelíes no se toman ningún permiso.

 

* Yonatan Mendel fue corresponsal de la agencia de noticias israelí Walla. Actualmente trabaja en el Queens’ College de Cambridge realizando una tesis sobre la relación entre el idioma árabe y la seguridad en Israel.

 

Nota del T.:

(1) Las balas de goma que emplea el ejército israelí son en realidad balas de acero recubiertas

 

Jueves 27 de marzo de 2008

PALESTINA Y LA LIMPIEZA ÉTNICA

 

Por Javier Méndez-Vigo, para Kaos en la Red

 

¿CÓMO SURGE EL SIONISMO?

Abraham León teorizó sobre la cuestión judía, lo mismo que hiciera Marx en su momento, en la polémica con Bauer, o como lo haría E. Mandel en 1947. Para León los judíos representaban un pueblo- clase, como lo fueron otros pueblos [el gitano].

 

El pueblo judío ha tenido distintos desarrollos. En la época feudal representaron“formas arcaicas, prehistóricas del capitalismo”. Así, sin nos adentramos en la historia de determinados Estados como España nos encontraremos a los judíos ocupando determinados puestos en la élite económica. Serían, sin embargo, los Reyes Católicos los que, presionados por la nobleza, llevaron a término una de las primeras“limpiezas étnicas”. Pero al mismo tiempo, en otros lugares (principalmente en centroeuropea) se dio un proceso de asimilación como la de los marranos en Holanda [judíos expulsados de España que arribaron a Holanda; entre los que destacó el gran filósofo Spinoza].

 

El antisemitismo que aparece en el siglo XIX y que culmina con el exterminio nazi se debió a varios factores. Pero hay que tener en cuenta que, al mismo tiempo, el pueblo judía tuvo sus representantes en la intelectualidad revolucionaria. Destacados dirigentes y/o pensadores [marxistas] como Rosa Luxemburgo o León Trotsky llenan las páginas históricas del Movimiento obrero.

 

El sionismo nace precisamente como competidor de esta intelectualidad revolucionaria. Hay que tener en cuenta que en la época en que surge el sionismo, Europa está impregnada por el colonialismo (“la idea predominante de toda sociedad es la ideología de la clase dominante”). El sionismo nace para disputar a los judíos el movimiento revolucionario marxista.

 

El caso del sionismo tiene un cierto tufo a cinismo, ya que los judíos en principio no deseaban volver a Israel. En la mayoría de los casos o se integraban en la sociedad o emigraban hacia otras zonas... como los Estados Unidos.

 

El fundador del sionismo T. Herzl, a raíz del proceso contra el capitán Dreyfus, eligió un camino diferente a la“denuncia” de E. Zola. Conmocionado por el caso comienza a escribir su libro“El Estado judío” (1896) y un año después convocó en Basilea el I Congreso Sionista: “Herz pensó que todo cambiaría si se lograba fundar un Estado. Imbuido por la ideología colonialista del momento, suponía que los inconvenientes se podrán superar con el favor del Imperio Otomano” [David Solar, Israelíes y palestinos en el laberinto]

 

Herz se pone en contacto con el Sultán Otomano y le ofrece que a cambio de que le fuera entregada Palestina a los judíos se podrían encargar de regularizar las finanzas de Turquía. El proceso de constitución de Israel no tiene nada de una lucha de liberación nacional, más bien todo lo contrario: es decir un proceso de colonización, lo que supone el enfrentamiento con la población nativa. Así desde 1882 (año que en que se crea en el interior la primera colonia judía). La organización sionista los Amantes de Sión junto con otras organizaciones y con la ayuda financiera del barón de Rotschild- que hasta la Primera Guerra Mundial invierte ingentes cantidades de dinero en colonias judíos hacia Palestina. Además el mismo ofrecimiento que le hizo al Sultán también se realizó al Káiser Alemán, que durante años mantuvo negociaciones con el sionismo, con el objetivo de crear un Estado judío bajo protección turca.

 

1917 es una fecha clave; es el año en que se produce la declaración de Balfour. Gracias a dicha declaración el sionismo se echa en brazos de otra potencia imperial: Gran Bretaña. Pero existía un inconveniente, que no era otra que el hecho de que Oriente medio se encontraba en manos del Imperio Otomano. Por dicha razón se le ofrece al sionismo la posibilidad de colonizar Uganda o el Sinaí egipcio; oferta que finalmente fue rechazada.

 

EL INICIO DE LA COLONIZACIÓN SIONISTA

La nueva historiografía judía y, en particular Ilan Pappé nos habla de la realidad del sionismo, al que concibe como una ideología “colonial”, y nos dice que“la perspectiva más crítica y actual considera que la campaña sionista para el asentamiento en Palestina (y no en otras localizaciones posibles) estaba estrechamente ligada al milenarismo cristiano y el colonialismo europeo del siglo XIX” [Limpieza étnica de Palestina].

 

La 1ª Guerra Mundial pone sobre el tapete la división del Imperio Otomano. Gran Bretaña intenta llegar a pactos con los señores feudales árabes; pero mientras tanto los ingleses utilizaban a los árabes como“carne de cañón” para desmembrar el Imperio Otomano, para lo que terminan firmando con Francia el Pacto secreto de Sykes-Picor (1916): “En los acuerdos Gran Bretaña y Francia, que tenía una gran presencia en el Líbano a través de una minoría cristiana maronita, que había adoptado como referente político y cultural el francés, se dividieron las provincias otomanas y la vecina Palestina. En el Próximo Oriente, Londres se reservaba el este de Irak, que, los protectorados de Kuwait, Bahrein y Omán, le permitían considerablemente su presencia en el Golfo, paso estratégico fundamental en la ruta hacia la India; mientras, París se reservaba el Líbano, el litoral sirio y la región de Anatolia oriental. Además Londres obtenía el reconocimiento de su influencia sobre el resto de Irak, Transjordania y el norte de la península Arábiga, lo que junto con el protectorado de Aden, le permitía controlar el Mar Rojo...” [Antoni Segura, Más allá del Islam]

 

En dichos acuerdos Palestina quedaba en manos de una administración internacional. Sin embargo, al terminar la conflagración mundial, en el Tratado de Sévres (1920), Gran Bretaña recibe Palestina y la Transjordania, que ya había sido ocupada militarmente durante la guerra.

 

Así que durante el mandato británico en Palestina iba a continuar el proceso de colonización produciéndose varias oleadas, así desde 1919 a 1923 llegaron a Palestina cerca de treinta y cinco mil judíos. Es en ese período que se funda el primer sindicato obrero judío.

 

No hay que olvidar tampoco el papel de los“señores árabes” que ya entonces traicionaban la causa palestina. Una de las prácticas de los colonos judíos consistía en comprarles las tierras a estos señores árabes. A partir de aquí el sionismo fue paulatinamente controlando las distintas ramas de la economía palestina. Pero al mismo tiempo que compraban las tierras desposeían a los trabajadores árabes de cualquier trabajo en dichas empresas. Comenzaban a constituir un estado étnico. Y todo esto ocurría gracias a las autoridades británicas. Es decir, que a medida que llegaban los colonos judíos se agrandaba la masa de desposeídos árabes [campesinos que eran expulsados de las tierras que los propietarios habían vendido]. Como consecuencia la semilla para que se produjeran conflictos entre árabes y judíos estaba sembrada incluso antes de la constitución del Estado de Israel.

 

TERRORISMO SIONISTA

El proyecto sionista no puede llevarse a cabo sin el beneplácito del Imperio británico; además desde el principio el sionismo sabía que su proyecto “sólo podía hacerse efectivo a través de la creación de un Estado puramente judío en Palestina, que debía ser a la vez un refugio en el que los judíos estarían a salvo de la persecución y la cuna de un nuevo nacionalismo judío. Un Estado semejante tenía que ser exclusivamente judío. Un Estado semejante tenía que ser exclusivamente judío no sólo en su estructura sociopolítica sino también en su composición étnica” [La limpieza étnica de Palestina]. Por esto mismo, desde comienzo de los años 1930 los dirigentes del movimiento sionista iban a llevar al terreno de la práctica sus planes para construir el Estado.

 

Pero dicho proyecto sionista hubiera sido imposible sin la ayuda del imperialismo, primero británico y posteriormente norteamericano ya que, como bien dice Samir Amin y posteriormente N. Chomsky, Israel va a suponer una cuña, un estado“europeo” en Oriente medio que asegure el control de la zona para Occidente. Por esto ya, desde el comienzo el sionismo iba a utilizar la violencia contra los nativos de la Palestina. El imperialismo británico, en la década de los ´30 organiza militarmente al sionismo. Vincula el nuevo embrión de Estado al militarismo, el mismo imperialismo que les hizo comprender la necesidad de un ejército, “en primer lugar para proteger el creciente número de enclaves y colonias judías en Palestina, pero también porque los actos de agresión armada era una forma eficaz de disuadir a los locales de que opusieran resistencia, lo que resultaba mucho más radical” [La limpieza étnica de Palestina]

 

El sionismo necesitaba una planificación concreta, por esto ya desde 1901 la ideología sionista pone en marcha una agencia para colonizar Palestina. El Fondo Nacional Judío (FNJ) iba a servir para comprar tierras que permitieran el“asentamiento” de los inmigrantes judíos. Una agencia que encabezó durante décadas la“sionización” de Palestina. Planificación que llevaría a un estudio completo de Palestina: “los resultados finales de los esfuerzos cartográfico y orientalista fueron los completos archivos que los expertos sionistas construyeron gradualmente de cada una de las aldeas de Palestina. Para finales de la década de 1930, este“archivo” estaba casi terminado. Recogía detalles precisos acerca de cada aldea” [Limpieza étnica de Palestina]. Pero la situación no se refiere sólo con respecto a las tierras, sino también con respecto a las personas. Listas que serían utilizadas “para las operaciones de búsqueda y captura que se llevaban a cabo una vez habían conseguido ocupar una aldea”.

 

Todo el plan sionista va a tener un padre fundador, un arquitecto: David Ben Gurión Este dirigente se había asentado en Palestina desde 1906 y fue jefe de la Agencia Judía para Palestina de 1935 a 1948. Fue el arquitecto del Estado sionista ya que direccionó todos los asuntos judíos para transformar el país, de uno multiétnico y multicultural a un estado exclusivamente judío. Incluso llegó a aceptar una pequeña porción de terreno que le ofrecieron los británicos como un instrumento para construir el Estado, pues en 1942 ya reclamaba la totalidad de Palestina en nombre del sionismo. Incluso no tuvo reparos para utilizar el“terrorismo” en contra de las tropas británicas como medio para dicho fin de un Estado étnico. Se lanzó una campaña“terrorista” contra los británicos que iba a culminar con el ataque terrorista contra el Hotel Rey David, donde se encontraba la flor y nata del ejército Británico.

 

EL ESTADO SIONISTA

“En los últimos días de agosto de 1946, Ben Gurión reunió a la directiva del movimiento sionista en un hotel de Paris, el Royal Monsue, para que le ayudaran a encontrar una alternativa al plan Bitmore, cuya meta había sido la toma de la totalidad de Palestina. Una“nueva vieja” del movimiento sionista surgió entonces: la partición de Palestina” [La limpieza étnica de Palestina].

 

La resolución 181 de la Asamblea general de la ONU que se votó en noviembre de 1947 decidió la partición de Palestina. El Estado de Israel se funda en 1948. Pero desde el principio lleva la idea muy diferente a la de un Estado único y multicultural. El Estado se construye sobre los escombros de una Palestina controlada por el Imperio británico. Pero al mismo tiempo porque a pesar de que en su discurso inicial (14 de mayo de 1948) Ben Gurión afirme que quiere basar el Estado en la“mas completa igualdad social y política” para todos los habitantes, en realidad dicha igualdad se realiza bajo el estigma del“pueblo judío”.

 

La fundación se realiza bajo los auspicios de la ONU que desde finales de la Segunda Guerra Mundial intenta dividir Palestina entre las dos comunidades. Por lo que en agosto de 1947 bendice la participación de Palestina en dos Estados:“Un Estado árabe- que comprendería Galilea occidental, Cisjordania, Gaza y una franja paralela a la frontera con Egipto- y un Estado judío, que abarcaría el resto de Palestina, Jerusalén, que incluiría Belén, gozaría de un Estatuto especial y quedaría bajo control internacional. En el Estado árabe vivirían unos 10.000 judíos y 725.000 árabes, mientras que en el Estado judío residirían 498.000 judíos y 407.000 árabes. Por su parte, en Jerusalén vivirían 100.000 judíos y 105.000 árabe” [Más allá del Islam]

 

El plan de la ONU fue una partición desigual ya que el 54% de la tierra cultivable se le concedió a la minoría judía- que ese momento no representaba más que a un 33% de la población. Pero a pesar de esto el sionismo se opuso ya en este momento a los acuerdos. Y en 1948 el imperialismo británico, que se ve incapaz para dominar las“acciones militares y terroristas” de los sionistas, abandona Palestina. Inmediatamente se proclama el Estado de Israel que es reconocido tanto por los Estados Unidos como por la URSS. A partir de este momento el sionismo iría a la “caza del árabe”.

 

A partir de este momento ¿cuál iba a ser la estrategia del sionismo? Según Ilian Pappé dicha estrategia iba a tener dos objetivos. 1) La fragmentación, por no hablar de desintegración total, de los sistemas de poder político y militar palestinos; y 2) la creación de un Estado exclusivamente judío. Primero los sionistas tenían que definir el espacio. En segundo lugar crear la“capacidad militar adecuada”; y este instrumento militar fue la Hagana que serían los que llevaría a cabo la planificación de una “limpieza étnica” de la zona árabe de Palestina.

 

Ilian Pappé describe perfectamente la creación de unidades paramilitares, como los comandos especiales el Palmaj que se convertiría a partir de 1944 en la“vanguardia” en la construcción de nuevos asentamientos. Y fueron los encargados de realizar las principales operaciones de limpieza étnica hasta su desmantelamiento en 1948. La Hagana además tenía una unidad de inteligencia.

 

Las contradicciones de la experiencia sionista llegaron hasta tergiversar la ideología a vender una especie de“socialismo de los kibutz”, tal como ocurrió en los setenta. Sin embargo, los kibutz fueron otra cosa muy distinta: dichos asentamientos se convirtieron en verdaderas bases militares que reforzaron la comunidad tanto para la defensa como para el ataque.

 

La estrategia sionista comenzó con la amenaza: “unidades especiales de la Haganá entrarían en las aldeas en búsqueda de“infiltrados” (“voluntarios árabes”) y distribuirían volantes para advertir a la población local de que no debían colaborar con el Ejército Árabe de Liberación. Cualquier resistencia a tales incursiones por lo general terminaba con las tropas judías disparando al azar y matando a varios aldeanos” [Limpieza étnica de Palestina]. Un terrorismo perfectamente planificado. A veces utilizaban otro método: el de hacer rodar contra las aldeas árabes barriles llenos de explosivos...

 

En el principio y como único objetivo el sionismo sólo ha tenido la idea de un Estado étnicamente puro, para lo cual era necesario “limpiar” Palestina de la población árabe. En la práctica era preciso conquistar la tierra que en ese momento estaba siendo cultivada por los árabes y liberarla y colonizarla por los asentamientos judíos.

 

ANEXO: LÍDERES SIONISTAS

Golda Meir Se trasladó a Palestina en 1921 donde declaró: “no existe el pueblo palestino”. Pactó secretamente con el Rey Abdullah (de Transjordania) en 1947 unos acuerdos que fueron cruciales para frustrar la formación del Estado Palestino

 

Menahem Beguin. Nacido en Rusia. En 1930 se convirtió en un miembro activo del movimiento sionista clandestino terrorista y se trasladó a Palestina en 1942 donde se involucró en actos terroristas en las zonas de civiles palestinas.

 

Yitzhak Shamir. Nacido en 1915 en Plina. Se alistó en el Irgún Zvai Leumi, un grupo terrorista clandestino. En 1937 fue involucrado en varios atentados terroristas contra civiles. Fue detenido. Y en 1946 volvió del exilio y trabajó en el Mossad.

 

Yitzhak Rabin. Nacido en Jerusalén de padres colonos sionistas. En 1941, se alistó en Palmaj, una unidad del ejército terrorista clandestino judío en 1947 a 1948, cuando el grupo fue involucrado en operaciones de limpieza étnica.

 

Ariel Sharon. Nacido en Palestina durante la ocupación británica en 1929, de padres inmigrantes rusos colonos sionistas en Palestina. En 1953, organizó la infame“Unidad 101”, repartiendo el terror a lo largo de las fronteras de Palestina, aterrorizando a las poblaciones palestinas para obligarles a huir de sus hogares y tierras cercanas a las fronteras. El 14 de octubre de 1953, Sharon y su unidad cometieron una masacre en la aldea de Qibya (entonces bajo dirección jordana). Ben Gurión mintió cuando dijo que la masacre fue cometida por enfurecidos granjeros judíos....

 

Shimon Peres. Nació en 1923 en Polonia. Llegó a Palestina en 1934 y se alistó en el grupo terrorista Hagana y sirvió como Jefe de sus recursos humanos en 1940.

 

Miércoles 26 de marzo de 2008

"TENER QUE CONVIVIR CON UN CONFLICTO AGRAVA LA SITUACIÓN DE LOS ENFERMOS MENTALES"

 

Por Mónica Ramoneda, Diario La Vanguardia - España

El Ministerio de Salud palestino puso en marcha, en el 2004, un plan estratégico con un objetivo muy concreto: dotar todos los distritos de Cisjordania y la Franja de Gaza de servicios de salud mental a nivel primario.

 

En el marco de este ambicioso plan – que el gobierno palestino prevé alcanzar antes del 2009-, la organización Médicos del Mundo desarrolla en el distrito de Salfit, en Cisjordania, un proyecto de fortalecimiento de la atención en salud mental desde estructuras de atención primaria.

 

Tina Miñana es, desde octubre del 2006, la responsable de este proyecto así como la coordinadora de Médicos del Mundo en el país. Su función principal es proponer, desde el terreno, la estrategia a seguir. Ella es quien hace el seguimiento operativo del proyecto desde un punto de vista de la gestión y quien promueve nuevas posibles actuaciones en función de las necesidades.

 

Con el proyecto de salud mental en Salfit, Médicos del Mundo busca potenciar el desarrollo del sistema sanitario público y capacitarlo para hacerse cargo de la detección, el tratamiento y el apoyo a las personas que sufren problemas de salud mental. "Apoyamos tanto con infraestructuras como con apoyo técnico y formación" – cuenta Tina Miñana- "También trabajamos a nivel comunitario, incorporando los recursos de la comunidad en el apoyo a la salud mental, y promovemos la sensibilización de la población para reducir el estigma contra las enfermedades mentales".

 

La población beneficiaria del proyecto – estamos hablando de unas 60.000 personas- responde a unas características concretas y vive en una severa situación de conflicto: "No podemos olvidar la presión psicológica que la ocupación ejerce en la población palestina: castigos colectivos, humillaciones, restricción a la movilidad, etc.". Ante esta situación, Miñana recalca la importancia de invertir en prevención y en facilitar la resiliencia, que es la es la capacidad del ser humano de sobreponerse a sus dificultades. "Es una población psicológicamente muy fuerte, yo pierdo los nervios bastante más fácilmente que ellos; viven pérdida tras pérdida pero resisten. Es una situación muy difícil y no se puede negar que tener que convivir con un conflicto agrava la situación de los enfermos mentales"

 

SENSIBILIZACIÓN Y PREVENCIÓN PSICOSOCIAL: DOS PUNTOS CLAVES

"En la sociedad palestina la familia tiene un peso muy importante; el individuo es en tanto que forma parte de una familia". Y esto, cuenta Tina Miñana, tiene dos caras: "Por un lado, tener una familia potente previene enfermedades de salud mental" - la familia da al individuo la estabilidad necesaria para desarrollarse emocionalmente y aprender a tolerar y manejar sus sentimientos - "pero por otro lado, fuerza ciertas condiciones e impide que se puedan tratar ciertos problemas internos". La persona que sufre, por ejemplo, a causa de una boda pactada no puede hablarlo.

 

La coordinadora del proyecto no habla, todavía, de resultados concretos; hay que esperar a que lleguen los datos cuantitativos de la evaluación de la primera fase. No obstante, sí constata que la acogida es buena: "En general no encontramos reticencias: si el servicio funciona, la gente acude a él. Pero es un trabajo lento: tenemos que cambiar la actitud de la sociedad hacia la salud mental".

 

"Los centros de salud mental que actualmente existen tratan un número de pacientes menor del que cabría esperar, teniendo en cuenta la cantidad de población a la que se dirigen". Esto, según Tina Miñana, indica dos posibles escenarios: "que existan menos enfermedades de salud mental gracias a la estructura fuerte de la sociedad, apoyada en una familia que actúa como medida preventiva; o que parte de los posibles pacientes no accedan a estos servicios de salud mental a causa del estigma que suelen conllevar estas enfermedades o a causa de las dificultades de movimiento".

 

Potenciar el apoyo comunitario y fortalecer la relación entre centro de salud y líderes locales son dos de las claves del éxito para este proyecto. "El distrito de Salfit es muy rural; en prácticamente todos los pueblos hay un centro de salud con una enfermera y un médico que va una vez por semana. Nosotros trabajamos con ellos para que sepan detectar casos de enfermedades mentales y los deriven".

 

Y es que vínculo salud-comunidad debe ser permanente. En un país con pocos recursos, hay que prevenir y juntar esfuerzos. "Una paciente que por ejemplo haya detectado el médico del pueblo, hará una terapia ocupacional en el centro de salud mental y luego seguirá trabajando en algún taller de la asociación de mujeres del propio pueblo". Por eso, recalca Miñana, es tan importante conocer todas las organizaciones locales y sus líderes, para poder trabajar con ellos.

 

UNA POBLACIÓN MARCADA POR UN CONFLICTO

Los diagnósticos de los pacientes que asisten a los centros de salud mental hacen referencia, mayoritariamente, a neurosis, trastornos derivados del estrés y somáticos ("un 35% de los pacientes", según la coordinadora del proyecto), y a epilepsias, trastornos orgánicos mentales, retardos mentales o trastornos del comportamiento (otro 35%). "También encontramos trastornos del humor, afectivos – un 12%-, esquizofrenias – otro 12%- y trastornos de personalidad y de abuso de sustancias (en un 6%)".

 

"Es una población muy tocada por el conflicto" – cuenta Tina Miñana. Médicos del Mundo prevé, en una última fase del proyecto, crear una vía de intervención rápida en situaciones traumáticas. "De momento, el nivel de habilidades psicológicas del personal que estamos formando es todavía de base. Pero esperamos, pronto, poder actuar en situaciones concretas de conflicto"

 

SOBRE LA ONG

Médicos del Mundo nació en Francia el 1979 por iniciativa de un grupo de médicos que perseguían un objetivo concreto: preservar el derecho fundamental de acceso a la salud y a la vida digna para cualquier persona. En 1988 Médicos del Mundo se consolidó en España, también por iniciativa de un grupo de sanitarios. Desde entonces, la organización trabaja tanto en desarrollo como en emergencia, en distintas partes del mundo.

 

Miércoles 26 de marzo de 2008

CONSIDERANDO LA SOLUCIÓN DE UN ÚNICO ESTADO

 

Por Khalid Amayreh, Al Ahram Weekly / Rebelión

(Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández)

Como consecuencia de la notoria pérdida de tiempo que suponen las negociaciones con Israel, los palestinos de a pie están empezando a considerar un horizonte más amplio con igualdad de derechos para todos.

 

En vista de que un arrogante Israel no se toma un respiro en la destrucción de la “solución de los dos Estados” y prosigue implacable la expansión de asentamientos en Cisjordania, especialmente en Jerusalén Este, un número cada vez mayor de palestinos, incluidos intelectuales, académicos y la gente normal y corriente están abandonando el objetivo de la “estatalidad palestina”. Su nueva estrategia es la creación de un estado democrático, unitario y laico en toda Palestina-Israel, en el cual árabes y judíos puedan vivir en paz e igualdad.

 

Los defensores de la solución de un solo Estado sostienen que la relativa a los dos Estados está ya finiquitada y que cualquier Estado palestino que pudiera surgir del actual proceso de paz no sería más que un ente deforme e inviable que perpetuaría el conflicto y la violencia en la región. “Un Estado tal constituiría una fórmula segura para guerras futuras, inestabilidad y turbulencias”, expuso uno de sus postulantes durante un reciente simposio sobre la cuestión celebrado en Ramala.

 

Sin duda que el apoyo a la solución de un solo Estado no es nuevo entre los palestinos. Durante muchos años, la Organización para la Liberación de Palestina estuvo pidiendo la creación de un estado laico y no sectario en toda la Palestina del Mandato, donde judíos, musulmanes y cristianos tuvieran garantizados los mismos derechos. Las voces a favor de una patria común árabe y judía en Palestina se dejaron oír entre los palestinos –sobre todo en círculos izquierdistas y comunistas- incluso antes de la creación de Israel en 1948.

 

Sin embargo, los últimos desarrollos, que demuestran el fracaso de supuestos recientes intentos en aras de la paz llevados a cabo a alto nivel, como el de la Conferencia de Annapolis, unidos a la firme negativa de Israel a parar sus actividades de construcción de asentamientos, más la incapacidad y/o falta de voluntad por parte de EE.UU. para presionar a Israel y que detenga su expansión colonial, están convenciendo a un sector importante de las elites palestinas de que la estrategia de la solución de los dos Estados es inútil e irreal y va en detrimento de los intereses nacionales palestinos.

 

Esta semana, un importante líder de Fatah en Cisjordania, Ziad Abu Ein, exigió que se abandonaran los esfuerzos para establecer un estado palestino en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, sosteniendo que ya es demasiado tarde para que los palestinos puedan alcanzar ese objetivo, dadas las realidades políticas y demográficas existentes. “Nuestro pueblo debería estar dispuesto a vivir en paz con los judíos sin fanatismo ni intolerancia, basando esa convivencia en los principios de igualdad, de vivir y dejar vivir, y de mutuo respeto”, escribió Abu Ein en un artículo publicado el sábado en una página de Internet que creó para reflejar específicamente estas ideas.

 

Abu Ein hizo un llamamiento a “las naciones del mundo”, a las Naciones Unidas, así como a los judíos israelíes a apoyar y acoger el “deseo de sus hermanos y hermanas palestinas de vivir en paz” en un Estado unitario que se extienda desde el Mediterráneo hasta el Río Jordán. Ese Estado, sostenía Abu Ein, debería verse libre de violencia, racismo y de los esfuerzos de cualquiera de las partes de negar o pisotear los intereses de la otra.

 

No es seguro que esas ideas de Abu Ein se hubieran acordado previamente con los altos dirigentes de Fatah en Ramala. Sin embargo, resulta de interés que aparezcan en medio de la creciente desilusión de muchos palestinos respecto a las negociaciones de paz con Israel, que hasta el momento no han producido resultado tangible alguno. En efecto, la frustración es evidente a todos los niveles en el interior de Fatah. Esta semana, medios favorables a Fatah citaron “fuentes cercanas a Mahmud Abbas” que expresaban que Abbas estaba ya convencido de la inutilidad de las conversaciones de paz con Israel y que estaba considerando la posibilidad de buscar una alternativa a las mismas.

 

No se dieron detalles acerca de la naturaleza de esas posibles “alternativas”, pero palestinos bien informados predicen que las opciones podrían incluir una decisión de Abbas de dimitir y declarar muerto el proceso de paz, desmantelando la Autoridad Palestina, o abandonando la estrategia de la solución de dos Estados y adoptando una lucha estilo sudafricano para conseguir la igualdad religiosa y racial en un estado democrático basado en la fórmula “un hombre, un voto”.

 

Abbas, consciente de las repercusiones negativas de todo eso en sus relaciones con la Administración Bush, se apresuró a negar la información, diciendo que seguía estando comprometido con el proceso de paz y con la solución de los dos Estados.

 

Sin embargo, está claro que una cifra cada vez mayor de palestinos no está concediendo ya ni el beneficio de la duda a la estrategia de los dos Estados. Se estimaba que entre un 25-35% de palestinos respaldaban la solución del Estado único. Sin embargo, es probable que ese porcentaje se eleve sobremanera si las conversaciones de paz en curso entre Israel y Abbas permanecen en punto muerto.

 

Esta semana, una encuesta de opinión dirigida por el fiable Centro para la Política y la Investigación, con sede en Ramala, mostró que si se celebrasen nuevas elecciones presidenciales, Ismail Haniyeh, de Hamas, recibiría un 47% de los votos comparado con el 46% que recibiría Abbas. Esas cifras representan un agudo aumento en la popularidad de Haniyeh. Una encuesta anterior dirigida por el mismo centro y equipo en diciembre, le daba a Haniyeh sólo el 37% de los votos comparado con el 56% para Abbas.

 

La encuesta indica que la firmeza de Hamas frente al duro bloqueo israelí, así como el continuado fracaso del proceso de paz Israel-Abbas, han llevado a más palestinos a apoyar a Hamas. Por su naturaleza misma, esto supone malas noticias para los partidarios de la solución de los dos Estados.

 

A principios de mes, en un simposio celebrado en Ramala, varios defensores de la solución de un Estado único presentaron sus puntos de vista. Sostuvieron de forma convincente que, a la luz de las orientaciones políticas e ideológicas que se extienden por la sociedad judía israelí, cada vez es más remota la posibilidad de que Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967, renuncie a Jerusalén Este y desmantele las colonias judías más importantes en Cisjordania. Los participantes defendieron que era incluso menos probable aún que Israel vaya a permitir que una cifra importante de refugiados palestinos vuelvan a sus hogares y pueblos natales como parte de un acuerdo-solución de los dos Estados en lo que ahora se conoce como Israel.

 

Al Ahram Weekly habló con Hazem Al-Kawsmi, uno de los principales organizadores del simposio. Este señaló que la solución de los dos Estados no iba a funcionar, ni ahora ni en el futuro.

 

“No va a funcionar porque el sionismo no quiere llegar a ninguna solución con los palestinos. Quieren la totalidad de la tierra palestina. Quieren seguir controlando las vidas de los palestinos en cada metro de la Palestina histórica. Quieren controlar el oxígeno que los palestinos respiran, el agua que beben y los alimentos que comen. Quieren controlar las fronteras y proseguir con un gran número de controles y quieren mantener nuestras vidas entre muros, alambradas eléctricas y encarcelamiento absoluto”.


Kawsmi dijo que era consciente de que el concepto de la solución de un único Estado era un “anatema” para Israel y para el sionismo.

 

“En los momentos actuales, Israel no está dispuesto a aceptar solución alguna, ni la de los dos Estados ni la del Estado único. Sencillamente, los sionistas no están preparados para llegar a ninguna solución que traiga la paz a la región. Quieren que la paz sea sólo para los israelíes y que los demás se vayan al infierno. Quieren imponer una situación en la que sólo se respeten los intereses sionistas y no les preocupa en nada la situación de quienes están implicados en el conflicto y viven en la región.

 

“Así pues, ya que los sionistas no aceptan en estos momentos ninguna solución y no están dispuestos más que a proseguir con sus designios coloniales, ¿por qué vamos a preocuparnos por lo que ellos podrían aceptar o rechazar? Los palestinos, unidos a todos aquellos que defienden la libertad y la justicia por todo el mundo, deberían iniciar una estrategia construida a partir de la solución de un único Estado, y marchar, paso a paso y con confianza, hacia ese escenario.

 

“El sionismo se acabará un día y esta región será testigo de una nueva era en la que se respetarán los derechos humanos y la justicia se cumplirá. La alternativa a la solución de un único Estado, que es una situación donde ambos pueblos, palestino e israelí, salen ganando por igual, sería iniciar una guerra sin fin a partir de una situación en la que todos salen perdiendo”.

 

Algunos intelectuales palestinos creen que Israel, si llegara a verse forzado a elegir entre el menor de dos males, elegiría la solución de los dos Estados, porque la del Estado único acabaría con el sionismo y reduciría finalmente a los judíos en Israel-Palestina a una minoría numérica. La opción se presenta complicada, a no ser que Israel desee llegar a la solución militar que borre del mapa la causa nacional palestina.

 

Jueves 20 de marzo de 2008

ENTREVISTA AL HISTORIADOR ISRAELÍ ILAN PAPPE, QUIEN APOYÓ UN BOICOT ACADÉMICO A LAS UNIVERSIDADES ISRAELÍES: "NO SOY UN TRAIDOR"

 

Por Ayelet Negev, Ynetnews.com. / Rebelión

(Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.)

El verano pasado, la familia Pappé embaló sus pertenencias, alquiló su espaciosa casa de Israel y se mudó a Gran Bretaña. Desde que su apoyo a un boicot académico a las universidades de Israel se hizo público, el historiador Ilan Pappé, de 54 años, se ha sentido como el enemigo público número uno. Pappé dice que ha recibido amenazas de muerte por teléfono casi a diario.

 

¿No se le ocurrió que haciendo una llamada a un boicot académico a Israel podría incitar al público contra usted?

 

«Apoyé el boicot porque creo que sin presión Israel no pondrá fin a la ocupación. Incluso antes de esa época ya saqué la conclusión de que el proceso de paz permite a Israel encallarse durante tiempo. Cuando en 2003 varias organizaciones internacionales se me acercaron y me preguntaron si yo apoyaría el boicot contesté positivamente.

 

Creo que las cosas sólo cambiarán si Israel recibe un mensaje rotundo de que mientras continúe la ocupación no será un miembro legítimo de la comunidad internacional y que hasta entonces sus académicos, doctores y autores no serán bien recibidos. Un boicot similar al que se impuso a Sudáfrica. Tardó 21 años, pero con el tiempo condujo al fin del Apartheid».

 

¿Apela usted también a un boicot económico a Israel?

 

«Actualmente estoy escribiendo un libro que compara la situación de Israel con la de Sudáfrica y me estoy convenciendo de que, también allí, el boicot económico fue menos eficaz que el cultural. Como hijo de judíos alemanes, sé lo importante que es para nuestras élites formar parte de Europa».

 

¿Apoyó incondicionalmente el boicot?

 

«No, usted no puede recomendar un boicot de su sociedad incondicionalmente, sobre todo cuando afecta a su centro de trabajo, la Universidad de Haifa… La última cosa que disfruto es que una persona ponga un espejo frente a mi sociedad y diga «mire qué fea es». A algunas personas les gusta desafiar y provocar a sus vecinos. A mi no; no escribo para molestar y realmente no los odio, además amo a muchas personas en Israel. No he cometido una traición.

 

Pero soy historiador y ésta es la verdad según la veo: La historia de una víctima y un verdugo. Y la víctima son los palestinos. Sin idealizar a los palestinos, las víctimas no son necesariamente buenas personas, pero en cualquier caso son víctimas».

 

Pappé afirma que su promoción en la Universidad de Haifa fue bloqueada debido a su activismo político. «La Haifa provincial no tenía la voluntad de concederme el rango de profesor. Salí para Inglaterra como doctor y en dos días ascendí dos grados y me convertí en profesor de la Universidad de Exeter», declara.

 

Sin embargo, el presidente de la Universidad de Haifa, Aharon Ben-Zeev, afirma que la universidad aplicó sólo las consideraciones pertinentes en el asunto de la promoción de Pappé. «Aplicamos el criterio ordinario según la constitución de la Universidad: No sólo la cantidad y calidad de publicaciones, sino otras consideraciones que pertenecen a la contribución a la universidad, enseñanza etcétera», explicó.

 

AFIRMACIONES DE LIMPIEZA ÉTNICA

En un artículo publicado esta semana en la revista israelí Mitaam, Revisión de la Literatura y el Pensamiento Radical, titulado «Sobre la destrucción de las ciudades palestinas, primavera de 1948», Pappé mantiene que la afirmación de que los residentes árabes huyeron o dejaron sus casas voluntariamente durante la guerra es falsa y que se llevó a cabo una política de «limpieza» del área árabe como parte de un plan para establecer un estado exclusivamente judío.

 

Pappé hizo afirmaciones similares en su libro The Ethnic Cleansing of Palestine (La limpieza étnica de Palestina) que se publicó en Inglaterra en 2006, y en el que también presentaba testimonios de matanzas de palestinos por soldados judíos.

 

Estas afirmaciones han sido impugnadas por muchos historiadores en Israel y en el extranjero. El Dr. Mordechai Bar-On, investigador asociado del instituto Yad Ben-Zvi y ex parlamentario de la Knesset, califica a Pappé de «propagandista, no historiador». Bar-On dijo que el término «limpieza étnica» es perverso, «porque nunca se había usado antes de las guerras de la antigua Yugoslavia. De hecho hubo lugares donde los árabes fueron expulsados… pero decir que había un plan malévolo desde el principio del sionismo para un traslado forzoso, simplemente es erróneo y perverso».

 

Sin embargo, Pappé insiste en que permitir a los refugiados palestinos que vuelvan a Israel es lo único que puede garantizar la paz en la región.

 

¿Usted estaría dispuesto a abandonar su casa cuando los palestinos regresaran a sus aldeas, cerca de su domicilio en Tivon?

 

«Después de años de trabajo con refugiados de todo el mundo y de asistir a conferencias sobre el derecho de retorno, creo que no existe ese concepto en el lado palestino. Ellos quieren volver entendiendo que vivirán junto a los judíos. No quieren expulsar a nadie. Lo que me convirtió en un gran amante de los palestinos es la voluntad de muchos de ellos de compartir su tierra con nosotros. Incluso personas de Hamás.

 

La razón por la que la mayoría de mis amigos de los Territorios votaron por Hamás no fue porque no quisieran compartir la tierra con los israelíes, sino porque pensaron que Hamás sería más eficaz en la lucha contra la ocupación».

 

¿Utilizando el terror?

 

«Ellos no consideran que esto sea terror. Fatah y Hamás utilizan las herramientas de los débiles porque no tienen aviones o tanques. Son tan violentos como los israelíes, ni más ni menos, con una única diferencia: La diferencia entre la violencia del ocupante y la violencia de los que luchan contra la ocupación».

 

Hace un mes se publicó en el Teheran Times un artículo escrito por usted que se titula «Genocidio en Gaza, limpieza étnica en Cisjordania» ¿Está usted proporcionando al enemigo armas contra nosotros?

 

«Al contrario, yo deseo hablar al pueblo de Irán. Un periódico jordano escribió en su editorial hace un año que, absurdamente, soy el mejor embajador de Israel en el mundo árabe porque decía: si existen israelíes como éste, quizá haya esperanza para la paz con el Estado judío».

 

¿Le gustaría que sus hijos sirvieran en el ejército?

 

«Es su decisión, pero preferiría que no lo hicieran. Mientras Israel tenga un ejército de ocupación, un ejército cruel, no me gustaría que mis hijos formasen parte de él… no creo que haya una persona decente en el mundo que apoye lo que representa Israel. Y me duele decir esto. Amo de verdad a mi país, me gustaría mucho vivir en él, pero también detesto mucho a mi Estado. Todo lo que se refiere a su política contra los palestinos me irrita».

 

Pappé rechaza que sea más sensible al sufrimiento de los palestinos que al de los israelíes. «Me conmociona ver a un niño que perdió una pierna en Sderot y ver a un niño muerto en Gaza. Pero mientras Israel mantenga su posición de que el problema palestino se puede resolver por medio de la fuerza, el lado palestino responderá con la fuerza».

 

«Cuando comprendamos que la única manera es renunciar a algunas ideas ‘santas’ y una vez que los palestinos abandonen la idea del nacionalismo y comprendan que lo que hace falta es un Estado, ni judío ni palestino, sino un Estado de todos los ciudadanos, como en EE.UU., alcanzaremos la paz».

 

Ayelet Negev es un periodista israelí que publica en el diario Yediot Aharonot y en Ynet.

 

Carlos Sanchis y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.

 

Jueves 13 de Marzo de 2008

LA GENERACIÓN DE LA NAKBA

 

Por Ziad Abbas, ElectronicIntifada / Rebelión

(Traducido por Nadia Hasan y revisado por Caty R.)

Este año se cumplen 60 años de la Nakba (la catástrofe). 60 años desde que los palestinos nos convertimos en refugiados. Más de 6 millones de refugiados palestinos siguen viviendo lejos de sus aldeas, pueblos y ciudades, como resultado de la invasión sionista que los expulsó de su patria en 1948. Varias generaciones han nacido, han crecido y han muerto en campamentos de refugiados, mientras la comunidad internacional continúa ignorando los derechos políticos de los refugiados palestinos. Lo que más me entristece como refugiado –he nacido y crecido en un campamento y lucho para no morir en uno– es que la generación de la Nakba está muriendo. Sólo quedan unas pocas personas en el campamento que recuerdan las experiencias de sus vidas en las aldeas que nos arrebataron. Sólo quedan unos pocos que pueden contarnos cómo fue ser expulsados, obligados a vivir en una tienda en un campamento de refugiados. Parte de mi trabajo en proyectos mediáticos y de historia oral en el Centro Comunitario y Cultural Ibdaa, en el campamento de refugiados de Dheisheh, consiste en entrevistar a las personas, recolectar historias y componer la Historia que todavía sigue indocumentada, para que cuando las personas mueran sus memorias e historias no mueran con ellas.

 

Este año, el sexagésimo, vine a terminar mis estudios a Estados Unidos y a completar mi aprendizaje trabajando con Middle East Children's Alliance. Antes de venir me propuse hacer todo lo posible para concienciar a los estadounidenses sobre la Nakba y plantear el problema de lo que han significado estos sesenta años para el pueblo palestino. Desde que estoy aquí he podido comprobar que los estadounidenses están ocupados; muchos trabajan doble jornada; sus mentes están ocupadas con sus preocupaciones cotidianas. A muchas personas no les importa, no tienen tiempo para prestar atención, o simplemente no quieren saber qué pasa en Palestina, en Irak, o en el resto del mundo. Esto me recuerda lo que me dijo mi tío Mahmud justo antes de irme.

 

Mi tío Mahmud es de la generación de la Nakba. Actualmente tiene 78 años y ha vivido durante 60 en el campamento de refugiados de Dheisheh. Tenía 18 cuando fue expulsado de la aldea de Jirash, ubicada al oeste de Jerusalén y que actualmente está despoblada, convertida por el gobierno israelí en una reserva nacional. Mi tío está enfermo. No puede moverse ni caminar. Fui a visitarlo al campamento antes de irme de Palestina, ya que estaba preocupado porque durante mi estancia en Estados Unidos él pudiera morir. Le dije que iba a Estados Unidos para estudiar y que me llevaba una de las llaves de la familia. Me preguntó por qué y le respondí que para mostrársela a los estadounidenses, para explicarles que teníamos casas, que teníamos aldeas, para explicarles que todavía tenemos las llaves de nuestras casas a pesar de que fueron destruidas hace 60 años y que nosotros aún tenemos derechos sobre la tierra. Mi tío hizo una pausa y luego dijo sarcásticamente: «¿Qué estadounidenses?», «¿A quién le importamos en Estados Unidos?». Le dije que, en vista que el gobierno estadounidense apoya la ocupación israelí, es importante que el pueblo sepa nuestra situación y nuestros derechos políticos. Me dijo: «He vivido en este campamento de refugiados durante 60 años. He visto gente de todas partes del mundo, incluidos estadounidenses, que han venido a visitarnos, pero no ha cambiado nada. Seguimos en el campamento». Mi tío cree que a la gente no le importa el sufrimiento de los refugiados palestinos o nuestro deseo de volver a nuestros hogares.

 

Mi tío fue el primero que me llevó a nuestra aldea –destruida–, Zakariah, y a la de mi madre, también destruida, Jirash. Fue él quien me enseñó la historia de lo que pasó en 1948. Fue él quien me acompañó cada vez que recorrí el campamento con delegaciones de Estados Unidos, de Europa, e incluso estudiantes israelíes. Fue él quien les explicó la historia de la Nakba.

 

En su aldea mi tío era un campesino, pero después, al convertirse en refugiado, dejó de serlo. Cuando él y su familia cerraron la puerta de su casa se llevaron la llave, ya que pensaban que podrían volver unos pocos días después, cuando la violencia llegara a su fin. En el campamento, mi tío no quiso construir otro piso sobre su casa a pesar de que la familia seguía creciendo. Insistía en que esa casa era temporal, que muy pronto podría volver a su hogar en la aldea. Durante su vida en el campamento ha visto cómo los asentamientos israelíes se han tragado Palestina, ha visto la construcción de muros y prisiones y ha visto muchos asesinatos. Perdió a su hijo durante la primera Intifada en 1989. En ese momento el campamento de Dheisheh se convirtió en una prisión, con una barrera de 8 metros de alto rodeándolo y sólo una vía de escape. Hoy toda Palestina se ha convertido en una prisión. Mi tío Mahmud ha vivido toda su vida adulta en una prisión.

 

El mes pasado, el presidente de Estados Unidos George W. Bush visitó Palestina para algunas negociaciones de último hora antes de abandonar la Casa Blanca. Pasó muy cerca de mi campamento cuando visitó la Iglesia de la Natividad en Belén. Una vez más negó el derecho al retorno de los refugiados palestinos. No es consciente de lo profundo que es el compromiso de los refugiados palestinos con este derecho. Nunca conoció a mi tío o a los cientos de niños que aprendieron de sus abuelos la fortaleza y el compromiso con el derecho al retorno. La generación de mi tío ha entregado las llaves a la nueva generación, que se las entregará a la siguiente. Mi madre falleció hace 20 años. Me pidió que cuando volvamos a la aldea entierre sus restos allí. Los de la generación de la Nakba que todavía siguen con nosotros finalmente están partiendo. En vez de soñar con vivir en su patria, sueñan con que los entierren en ella. Sus hijos, como yo y la nueva generación, los niños que nacieron aquí, juegan y bailan en las calles de este campamento; y hoy cargan con las pesadas llaves de sus hogares, con la lucha por sus derechos y con el sueño de volver a casa.

 

Ziad Abbas es periodista y codirector del Centro Cultural y Comunitario Ibdaa, en el campamento de refugiados de Dheisheh, en Palestina. Actualmente se encuentra cursando sus estudios en Estados Unidos y trabaja en el Middle East Children's Alliance (MECA).

 

Nadia Hasan y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

 

Jueves 13 de marzo de 2008

"GAZA VIVE UN APARTHEID COMO EL DE SUDÁFRICA"

 

Por Kamala Orozco y Florence Cassam, El Tiempo de Hoy - España

El director del Centro para los Derechos Humanos de Gaza, el abogado Raji Sourani, es pesimista sobre la situación en esta zona, escenario una vez más de la última incursión israelí en la Franja, ocurrida la semana pasada.

 

Con alrededor de setenta víctimas mortales, se considera que los últimos ataques del Ejército israelí sobre la ciudad de Gaza son las incursiones más violentas desde 2005. Se originaron en respuesta al primer atentado suicida palestino desde hace un año, ocurrido el 4 de febrero. Desde entonces, israelíes y palestinos se encuentran, una vez más, en medio de una espiral de violencia que, también una vez más, pone en el borde del precipicio las esperanzas de un acuerdo de paz, en este caso el diseñado en la Conferencia de Annapolis en noviembre.

 

Raji Sourani cuenta cómo mueren niños y civiles en Gaza todos los días por el bombardeo israelí, y que los proyectiles destruyen el sistema de alcantarillado y las centrales eléctricas. Relata que en un territorio de 365 kilómetros cuadrados y 1,7 millones de habitantes en la pobreza lo normal es la violencia. Pero habla de ello con paz porque sabe cómo controlar su ira, pese a que hay veces que “se supera la tolerancia humana”. Cree en la defensa de los derechos humanos a través de la palabra y advierte de que si los activistas como él se rinden, “si nos dejamos llevar por la ira, surgirán otros Bin Laden en la zona”. Sourani ha sido preso de conciencia de Amnistía Internacional, ha sufrido torturas, aislamiento, confinamiento y desde hace años no puede viajar a Cisjordania, ni a Jerusalén, ni entrar en Israel. “Esto no es Gaza; es el infierno”, afirma.

 

¿Cuál es la situación en Gaza después del nuevo cierre de la frontera con Egipto?

 

Hemos vuelto a la situación de antes del 17 de enero de 2008, lo que significa que Gaza sigue sufriendo una asfixia social y económica. La situación de la gente es parecida a la de los animales. Es tan triste, tan horrible, tan impresentable... Hay que castigar las violaciones de los derechos humanos, tenemos que proteger a los civiles que se encuentran en el ojo mismo de la tormenta de la violencia.

 

¿Hay alguna esperanza?

 

Creo que la esperanza que permite que las personas sigan moviéndose puede tener que ver con la tristeza, el horror, la muerte de civiles, el embargo... No pueden circular libremente, saben que viven bajo un estado de ocupación desde 1948. La existencia de reglas de apartheid, la separación étnica de Jerusalén, las colonias y su extensión, son cosas que todo el mundo sabe, pero nadie nos ayuda. Cisjordania tiene seiscientos controles, es misión imposible circular entre Gaza y Cisjordania. Estamos viviendo un estado de apartheid parecido al que existía antes en Sudáfrica.

 

Siete meses después de la toma del poder de Hamás en Gaza este territorio está en una situación extrema. Ellos abrieron el muro y han ayudado después a Egipto a que la gente volviera a Gaza. ¿Ha sido una demostración de poder de Hamás?

 

Hamás es el partido mayoritario en los territorios ocupados. Entró en el proceso democrático en enero de 2006 y ganó las elecciones con una mayoría absoluta, no son unos bandidos que robaron el poder. Lo que pasó en el mes de junio de 2007 fue horrible, a ningún palestino le gustó. Descubrimos que entre nosotros puede estallar una guerra civil. El hecho de cerrar de nuevo esta frontera no significa mucho a nivel económico y político para la Franja.

 

¿Qué podría ayudar a resolver los problemas entre Al Fatah y Hamás?

 

El diálogo es una obligación. Tiene que haber diálogo. Creo que el problema no se debe solamente a divergencias internas, también se debe a una presión política extrema ejercida sobre el presidente Mahmud Abbas por parte de Estados Unidos e Israel.

 

¿Hay alguna manera de que Israel cumpla las resoluciones de la ONU y deje de bombardear Gaza?

 

Desde los encuentros de Madrid en 1991 estamos en el punto más alejado de un acuerdo de paz con Israel, que ha continuado matando a civiles, cometiendo crímenes de guerra en contra de los palestinos y construyendo un muro de separación en Cisjordania. El número de colonias se ha multiplicado por dos. Hace 17 años por lo menos podíamos movernos entre Cisjordania y Gaza, ahora resulta completamente imposible. Se trata de la ley de la jungla, sencillamente. No estamos pidiendo nada más que el respeto a las leyes, a los derechos humanos. ¿Es demasiado pedirlo para los palestinos? ¿Nuestra sangre es más barata que la de los demás? Por eso gente como yo militamos en favor de los derechos humanos. No somos los defensores de Al Fatah ni de Hamás, somos los defensores de los civiles palestinos que son agredidos, asesinados. Por supuesto, la política estadounidense pone a Israel por encima del Derecho Internacional. EE .UU. le da a Israel una inmunidad completa y parece que Europa también está adoptando esta actitud. Europa es muy tímida, ni siquiera se atreve a hacer crítica alguna a Israel. Esta actitud es lamentable y está afectando a la situación, reconociendo la ocupación.

 

Bush está empeñado en lograr un acuerdo entre palestinos e israelíes antes de terminar su mandato. Pero en la última conferencia de paz no parece que hubiera ningún cambio.

 

No creo que Annapolis significara algo para nadie en la región. Yo, personalmente, no tenía ninguna ilusión. Lo que importa es que, por ejemplo, no hay luz en Gaza, centenares de personas dependen de la electricidad para hacerse su diálisis y, sin ella, van a morir. Lo que me interesa es que este Estado que llamamos Israel respete los derechos humanos y no lo está haciendo. Annapolis no tiene ningún sentido, no es nada más que otro papel. No significa nada.

 

¿Qué pueden hacer los países árabes para apoyar a los palestinos?

 

Tenemos una verdadera fuerza democrática en Palestina, dentro del mundo árabe. En enero de 2005, después de la muerte del presidente Arafat, hubo un momento fantástico de transición política. Después tuvieron lugar las elecciones municipales y fue otra experiencia excepcional, fantástica. En enero de 2006 fueron las elecciones legislativas. Generaron mucho orgullo, para mí, para todos los demócratas, no sólo en Palestina sino en la región, porque significaba que la democracia puede funcionar a pesar de la ocupación, pese a todo tipo de restricciones. ¿Qué ocurrió? Europa no reconoció las elecciones, las boicoteó, sancionando así a todos los palestinos, incluidos los civiles. El impacto fue como un tiro en la cabeza. La mayoría de los regímenes en la región y en el mundo árabe son dictaduras que oprimen las leyes, los derechos humanos. Con su actitud, Europa les ayudó a justificar esas opresiones, esas violaciones de los derechos humanos y la falta de respeto a las reglas democráticas. No tenemos ninguna ilusión en referencia a los regímenes árabes, que limitan a la sociedad civil en sus países. Europa apenas puede expresar su simpatía por los palestinos y apoyarles. Por mi parte esto justifica las críticas respecto a la actitud de Europa.

 

Miércoles 12 de marzo de 2008

DE ANNAPOLIS A GAZA

 

Por Denis Sieffert, Politis.fr. / Rebelión

(Traducido por Caty R.)

¡Y aquí tenemos a Condoleezza Rice en Oriente Próximo llamando, como si no hubiera pasado nada, a la «reanudación de las negociaciones israelopalestinas»! Sin duda la retórica diplomática nunca ha estado tan lejos de la realidad palestina como en estos primeros días de marzo de 2008.

 

Mientras la Secretaria de Estado estadounidense invoca el proceso de paz de Annapolis, los habitantes de los campos de Jabaliya y Khan Younis cuentan sus muertos. Después de cinco días de infierno, los supervivientes emergen de las ruinas de sus casas intentado salvar a sus heridos, quemados o mutilados, que agonizan en hospitales improvisados. Y cuando Rice denuncia la violencia, no se refiere a la de los aviones y tanques israelíes que asesinaron a 120 personas, entre ellas a 22 niños, sino a la de los lanzadores de cohetes Qassam. Su problema no es la injusticia en un territorio económica y socialmente asfixiado, sino la rebeldía que provoca esa injusticia. Como si Hamás acabase de inventar el conflicto israelopalestino. Sin embargo, cualesquiera que sean nuestras emociones, no hay que tomarse a la ligera lo que Condoleezza Rice denomina «el proceso de Annapolis». Realmente no se trata de un proceso de paz en el sentido que podrían entender los palestinos, sino exactamente de una estrategia que pasa, sin duda, por la aniquilación de cualquier resistencia al proyecto colonial israelí. Es decir, la paz de los vencedores.

 

En Cisjordania el proyecto ya es conocido. Se trata de programas de expansión de las colonias que el gobierno israelí aprovecha para confirmar en cualquier ocasión. Se trata del fraccionamiento del territorio y la confiscación de los recursos. En Gaza, obviamente, la situación es diferente. Al retirarse de esta estrecha franja de tierra, en agosto de 2005, cerrándola y privándola de cualquier salida por tierra mar y aire y, consecuentemente, de cualquier comunicación con Cisjordania, Israel inventó la colonización sin colonias. En Gaza, todavía menos que en Ramala, no hay etapas intermedias posibles.

 

Para que esta población de un millón y medio de personas pueda vivir, es necesario un Estado palestino con todos los atributos económicos y políticos de la soberanía. La miseria organizada, y agravada desde 2005, añadida a la ausencia de perspectivas, dio un impulso suplementario a Hamás y a los lanzadores de cohetes. Y, como siempre en este conflicto, después ha bastado una hábil propaganda para tergiversar el orden de las causas y las consecuencias. Y después de esto nos asombra el incremento del odio inefable del mundo árabe musulmán. Como si no tuviera más origen que el religioso o la diferencia de civilizaciones; signo de los tiempos: hace pocos días el hombre que promete borrar a Israel del mapa, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, era recibido triunfalmente por el nuevo régimen de Bagdad, incluso aunque éste ha sido establecido por la guerra estadounidense. Pronto habrá que debilitarlo y aislarlo para regular el conflicto que abastece todos los odios en la región y alimenta su discurso.

 

Pero regular el conflicto, además de una descolonización que Israel no quiere, es también reconocer al pueblo palestino tal como es y tal como ha llegado a ser a fuerza de injusticias y desprecios. Por lo tanto se trata de reconocer plenamente a Hamás. Eso no es cuestionable. Pero, paradójicamente, una parte de las bazas está hoy en las manos de un hombre políticamente debilitado: Mahmud Abbas. Mientras los niños palestinos mueren bajo las bombas en Gaza, no puede seguir fingiendo que cree en el proceso de paz de Annapolis. Y menos cuando sus «socios» israelíes, por otra parte, no le dan ninguna prueba. Ni siquiera ha podido conseguir de ellos la congelación de los próximos programas de colonización en Cisjordania. Actualmente, Abbas está frente a una elección extrema: o acepta la mano tendida de Hamás, que le propone formar «sin condiciones previas» un gobierno de unión nacional y rehace así la unidad de su pueblo obligando finalmente a la comunidad internacional (y en primer lugar, quizá, a Europa) a reconocer a Hamás (1), lo que es también una forma de obligar a Hamás a reconocer a Israel, o, tras unos momentos de luto, regresa al «proceso de paz de Annapolis» dando, de alguna manera, luz verde al aplastamiento de Gaza y de todo el que, en Cisjordania, manifieste su solidaridad. Entonces la paz de Annapolis ya no será una ficción total, sino el nombre otorgado por los israelíes y estadounidenses al estado de la zona después de la masacre.

 

(1) La posición francesa cada vez es más confusa. Algunos días después de la promesa hecha en la cena del CRIF (Consejo representativo de las uniones judías de Francia, N. de T.) por Sarkozy de no estrechar nunca la mano de un movimiento que no reconozca a Israel, Bernard Kouchner, el lunes en France Inter, clamaba por un proceso político y «negociaciones»... ¿Con Hamás?

 

Denis Sieffert es periodista francés, director de redacción del semanario Politis y especialista en las cuestiones israelopalestinas. Ha escrito tres ensayos editados por La Découverte: La guerre israelienne de l’information (2003), en colaboración con la fotógrafa Joss Dray; Israel-Palestine, une passion française (2005), sobre la influencia del conflicto israelopalestino en la sociedad francesa; y Comment peut-on être (vraiment) républicain? (2006), que plantea el problema de la confusión conceptual que se apoderó del término «República» en el discurso político francés.

 

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

 

Miércoles 12 de marzo de 2008

POESÍA CON TANQUES BAJO LA VENTANA

 

Por Juan Miguel Muñoz, Diario El País - España

Agazapado en la frontera que delimita el hastío, el horror y la esperanza, el autor palestino de Estado de sitio y figura de las letras árabes habla de poesía, guerra y memoria con motivo de la publicación en España de su Poesía escogida.

 

En tiempos difíciles para la poesía, Mahmud Darwix, hombre al que le cuesta sonreír, resiste. El poeta por excelencia desde Marruecos hasta Irak, nacido en 1941 en el pueblo palestino de Birwa, muy cerca de Acre, borrado del mapa por las milicias judías siete años después, vive a caballo entre Ramala (Cisjordania) y Ammán, recita en estadios de Beirut o viaja a El Cairo.

 

"Los palestinos ríen, viven y hasta tienen una muerte normal, no sólo los matan"

 

"La poesía te hace sentirte libre; tal vez es una ilusión, pero es esencial"

 

Para regresar a su tierra necesita permiso del Gobierno hebreo. Rara vez se lo concede. "A veces voy a ver la tierra de mi memoria. El lugar de mi lengua está allí", comenta Darwix, que recibe a EL PAÍS en Ramala con motivo de la nueva edición española de su Poesía escogida (Pre-Textos), en traducción de Luz Gómez García.

 

Embargado por un acendrado pesimismo, le disgusta la evolución de los países musulmanes, cada día más anclados en la religión; detesta las políticas de Estados Unidos e Israel en la región, y no atisba solución al eterno conflicto. Sólo resta un resquicio al que aferrarse. Su sueño: "Mejorar mi poesía. Escribir poesía pura".

 

En su bello y pulcro a la par que modesto despacho del centro cultural Shakakini, Darwix explica que su poesía no es fácil. "Se necesita conocer la mitología de Oriente Medio. No me gusta escribir poemas unívocos, deben tener muchas interpretaciones". Y en permanente evolución, aborda ahora la causa palestina, de la que fue gran abanderado, de otro modo. "Creo que no hay una ruptura entre el pasado y el presente, que se pueden hallar las mismas semillas a lo largo de mi obra. Pero ahora me esfuerzo más en la estética, no sólo en reflejar la realidad. Intento humanizar nuestra causa. Los palestinos son seres humanos que ríen, viven, e incluso tienen una muerte normal. No sólo los matan".

 

Cuando se le sugiere que hay gente a la que no agrada su obra, responde: "Sí, pero también hay quien prefiere la poesía que escribo ahora. Me ruboriza decirlo, pero soy el poeta más famoso en el mundo árabe, tengo nuevos lectores, muchos son muy jóvenes, y compran mis libros. Todavía pertenezco al futuro, que está en las nuevas generaciones".

 

Tampoco las tendencias actuales, según él, abonan el campo para la creación poética. "Las nuevas tecnologías y los medios de comunicación han orillado a la poesía. Ya no ocupa el lugar que ocupaba antes en el mundo. No es una crisis exclusiva del ámbito árabe, sucede en todo el planeta. Ya no hay lectores de Lorca o Alberti".

 

No va a renunciar, por mucho que se impongan las tendencias modernas o por muchas críticas que pueda recibir de sus compatriotas. Es su sueño. "Para escribir poesía pura hay que liberarse de la presión de la Historia, aunque sé que no es posible. Quiero que mi poesía se acerque a la música, algo que todos pueden entender. Y que mi país sea libre. Entonces podré decir cosas buenas de Israel. Entonces podré elegir el exilio, si quiero. Deseo que mi país tenga una vida normal. No quiero ni héroes ni víctimas".

 

La poesía, como los territorios palestinos, sufre un asedio. El centro cultural que dirige el poeta fue tomado al asalto en 2002: "Los soldados israelíes destrozaron parte de los archivos. No lo perdí todo. Sólo fue una revancha porque había recibido a una delegación de escritores, entre ellos José Saramago, Wole Soyinka y Juan Goytisolo", explica. En esa época creó su obra Estado de sitio. "La escribí con los tanques debajo de mi casa. Fue una gran terapia para el alma. La poesía te hace sentirte libre, te conduce a otro sitio. Tal vez es una ilusión, pero es esencial", señala Darwix.

 

Desde su infancia conoció experiencias traumáticas: el despojo, la cárcel, el destierro. La familia fue expulsada de Galilea en 1948. Él regresó de forma clandestina al año. El activismo político en la izquierda le llevó a prisión. A comienzos de los setenta comenzó su peregrinaje. Marchó a Moscú. Más tarde a El Cairo. Después a Líbano. Y de nuevo, en 1982, ya bajo asedio israelí, a Beirut. "El exilio es parte de mí. Cuando vivo en el exilio llevo mi tierra conmigo. Cuando vivo en mi tierra, siento el exilio conmigo. La ocupación es el exilio. La ausencia de justicia es el exilio. Permanecer horas en un control militar es el exilio. Saber que el futuro no será mejor que el presente es el exilio. El porvenir es siempre peor para nosotros. Eso es el exilio".

 

"La arrogancia es enemiga de la inteligencia"

 

Ha asegurado que se ha puesto una coraza; que logra, desde hace años, dominar sus sentimientos. Pero, como el té hirviendo que se sirve en Palestina, queda mucho del fuego juvenil, aunque expresado sin estridencias.

 

En su poema Contrapunto, dedicado a Edward Said, escribe: "No os fiéis del caballo, ni de la modernidad".

 

Aludo a los indios de América. Los blancos trajeron la modernidad en ese caballo. Ahora puede aplicarse a lo que pasa en Oriente Próximo. El tanque aquí es ese caballo.

 

Los países árabes se distancian de la modernidad. Crece sin pausa el fenómeno religioso.

 

Los pueblos son mucho más creyentes que hace 40 años, por la depresión y el conflicto entre los extremismos israelí y musulmán. ¿Qué hace Israel en las granjas libanesas de Chebá? Sólo ofrecer una justificación política a Hezbolá. ¿Qué ha logrado la invasión de Irak? Dar fuerza a esos movimientos. Nadie en el mundo árabe cree en la política estadounidense. La religión es la respuesta fácil a las cuestiones complejas.

 

¿Puede frenarse esa islamización?

 

Sí, si hubiera estabilidad, justicia, dignidad y democracia. Si hay esperanza y trabajo, la gente será más moderada. EE .UU. debe retirarse de Irak y dejar de prometer democracia con tanques. Israel debe comprender que no puede tener el monopolio de la tierra y el monopolio de la historia en esta tierra. Un dirigente israelí ha dicho que causarían un holocausto a los palestinos. No esperaba que usaran este término referido a nosotros. Están volviéndose locos. Han perdido su inteligencia, porque la arrogancia es enemiga de la inteligencia.

 

¿Cuál es la mejor manera de luchar contra la ocupación?

 

Esto es una prisión. Nuestra vida no es vida, pero es mejor que la muerte. Es muy triste vivir bajo ocupación. La primera Intifada (la de las piedras contra los tanques) es el modelo. Provocó un cambio en la comunidad judía mundial y la opinión pública del planeta comprendió mejor al pueblo palestino. Creo que no volveremos a ese camino. No veo solución. El proceso de paz ha fracasado. Militarmente, no podemos. El presente es muy frágil. Nadie ve el futuro. Sólo el pasado es sólido. No hay luz al final del túnel, todo es oscuro. El actual proceso de paz no conduce a nada: Israel está haciendo imposible la paz

 

Martes 11 de marzo de 2008

EL SILENCIO ES CÓMPLICE DEL HOLOCAUSTO PALESTINO

 

Por Suhail Hani Daher Akel (*)

 

Apelar a la seguridad encerrando a otro pueblo es inaceptable. Con un típico lenguaje nazi, el viceministro de Defensa israelí, Matan Vilnai, amenazó con un Shoah (Holocausto en hebreo) en la Franja de Gaza: "Si el  fuego de los Qassam se intensifica y los cohetes alcanzan una gama mayor, ellos (los palestinos) traerán sobre si mismos un Holocausto más grande, porque utilizaremos todo nuestro poder para defendernos" (radio del ejercito israelí, febrero 28, 2008). Entre los cruces de palabras, el Jefe Político de Hamas, Khaled Mishaal, expresó: “...si ustedes (los israelíes) eligieron invadir a Gaza, entonces 1.5 millones de ciudadanos palestinos lucharán como un león aunque sus armas sean simples y primitivas”.

 

En políticas similares a la actitud y la verborragia sionista del ministro Vilnai, los nazis destruyeron los Ghettos para derrotar la resistencia europea-judía, al igual que Israel destruyó la infraestructura nacional palestina para destruir la legítima resistencia. Así como los nazis restringieron los servicios públicos esenciales tales como el agua y la electricidad, el gobierno israelí se lo restringió a los palestinos en Gaza. Así como los nazis limitaron a los habitantes judíos del cuidado sanitario adecuado, los israelíes redujeron el cuidado de salud en Gaza y suspendieron los suministros médicos locales. Al igual que los nazis que encarcelaron cruelmente a miles de personas en sus campos de concentración, el gobierno israelí retiene desde años a más de 12.000 prisioneros palestinos en estado inhumano. Del mismo modo que los nazis aplicaron su Shoah, el régimen israelí se lo aplicó al pueblo palestino.

 

El 3 de marzo fue el día más sangriento, 67 palestinos, incluyendo 24 niños y 1 bebé, fueron muertos y 268 heridos, durante la “Operación Invierno Caliente” por tierra y aire realizado por la Fuerza de Ocupación Israelí-FOI en Gaza. Desde febrero 27, durante 120 horas de incursiones la FOI asesinó a 132 palestinos, incluyendo 41 niños, 14 mujeres y 3 bebés, 391 heridos, muchos de ellos en condiciones graves y 281 palestinos secuestrados. En los últimos dos años la FOI mató a 668 palestinos.

 

El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, condenó a Israel el 1° de marzo. Asimismo, condenó el lanzamiento de mísiles palestinos, sin tomar en cuenta, que Israel es el Poder Nuclear y Ocupante, y los mísiles (con poco poder de fuego) forman parte de la resistencia palestina contra el terrorismo de Estado israelí, los aviones de guerra F16, los helicópteros Apache y los blindados Abrams y Merkeva que arrasaron al pueblo civil palestino en sus casas, aldeas, ciudades, campos de refugiados y profanaron los Lugares Sagrados de la humanidad, destruyendo su infraestructura.

 

Ignorando la condena, el ejército de ocupación y la fuerza aérea israelí continuaron atacando la Franja de Gaza durante todo  el sábado. El domingo 2 de marzo, sus aviones de guerra F16 atacaron la oficina del premier Ismael Haniye de Hamas con intenciones de asesinarlo, matando a 10 palestinos en Gaza y 4 en la Ribera Occidental. Asimismo, los estadounidenses F16 se dirigieron a la sede del Sindicato de Obreros Palestinos en el barrio de Saftawi, al norte de la ciudad de Gaza, demoliendo el edificio por completo. Días antes, habían bombardeado el Ministerio de Interior y el 4 de marzo, dos misiles lanzados desde esos mismos aviones volaron el edificio de cinco pisos de la Federación General de Sindicatos Palestinos en Gaza, matando a 6 civiles.

 

Durante ese agrio domingo negro, en la reunión de gabinete israelí, el vice primer  ministro Haim Ramon le preguntó a Ehud Barak porqué la Fuerza no dirigió el fuego masivo sobre las áreas de las cuales se está lanzando los mísiles Qassam, expresándole Ramon: “según el derecho internacional, usted puede hacer eso”...“en la segunda guerra del Líbano estaba claro que si nos disparaban dentro de una aldea, podíamos atacarlos incluso en áreas pobladas” (...). Israel se refiere al derecho internacional cuando se trata de su propia conveniencia, pero desconoce sus obligaciones dentro de la ley internacional relativa a la protección de personas civiles en tiempo de guerra, según los artículos 31-32, 33, 146-147 de la Cuarta Convención de Ginebra.

 

Luego de la visita del presidente George W. Bush a la región y sus falaces promesas, las masacres en Palestina Ocupada se potenciaron en sigilosa coordinación con la administración estadounidense y las fuerzas regionales. Trasladando nuestra memoria a la guerra del Líbano en julio 2006.

 

A la luz del genocidio en la Franja de Gaza, en la zona norte de Palestina (Ribera Occidental) y en la capital Jerusalén, las Altas Partes Contratantes, en particular los Estados miembros de la Unión Europea, deben aplicar sus obligaciones legales bajo el artículo común 1 de las Convenciones de Ginebra y el artículo 146 de la Cuarta Convención de Ginebra. La falta de responsabilidad internacional solo conducirá a perdurables Crímenes de Guerra con mayor impunidad.

 

Además del robo de tierra, la entidad sionista estuvo cometiendo un silencioso Holocausto contra los ciudadanos palestinos desde hace 60 años. La limpieza étnica, la expropiación y anexión de tierras palestinas de Jerusalén Este, la construcción ilegal del Muro de Apartheid, la construcción de asentamientos ilegales y la demolición de viviendas palestinas, siguen siendo una espina en el corazón de la armonía. Mantener el silencio, es ser cómplice del Holocausto palestino.

 

Por lo tanto, el premier Ehud Olmert, el presidente Shimon Peres, el ministro de Defensa Ehud Barak con su gabinete y los Generales militares israelíes responsables de las masacres en Palestina, deben ser juzgados como Criminales de Guerra en tribunales internacionales similares a los de Nüremberg. Basados entre otras acusaciones, en tres cargos elementales: 1) Crímenes contra la Humanidad: por genocidio, limpieza étnica, secuestro y deportación; 2) Crímenes de Guerra: por la violación a las leyes de guerra; 3) Crímenes contra la paz: por librar guerras de ocupación y agresión, violando los acuerdos y tratados internacionales. De igual modo, se debe procesar por Crímenes de Guerra al Presidente Bush con su gabinete por el genocidio contra el pueblo de Irak, Afganistán, Cuba y su complicidad con Israel en sus crímenes contra el pueblo palestino y libanés.

 

En medio de una política de expansión e instaurando pretextos para descalificar la resistencia Palestina, Israel no asume su responsabilidad de Potencia Ocupante. Creando su propia e inevitable destrucción e insistiendo con el absurdo que puede existir solamente si niega los derechos nacionales y los derechos humanos básicos de los palestinos.

 

(*) Ex Embajador del Estado de Palestina en la Argentina/ Marzo 2008

 

Domingo 9 de marzo de 2008

ISRAEL ES DECLARADO CULPABLE DE CRÍMENES DE GUERRA Y GENOCIDIO CONTRA EL PUEBLO LIBANÉS

 

Por Ángeles Maestro (CEPRID)

En la ciudad de Bruselas, sede del Cuartel General de la OTAN y capital de la Unión Europea, ha tenido lugar del 22 al 24 de febrero un importante acontecimiento de signo bien distinto al de los intereses del capital y la guerra que en ella residen. Los de una OTAN que comanda en la sombra las tropas de la FINUL desplegadas no en el país agresor –Israel - sino ocupando el Líbano, y los de una Unión Europea que en el colmo del cinismo mantiene un Acuerdo Comercial Preferente con Israel desde 1997, cuya vigencia está (sic) supeditada al “respeto de los derechos humanos por parte de éste”.

 

Por primera vez en la sangrienta historia del Estado sionista, un Tribunal Popular se ha reunido para juzgar a Israel por las acciones perpetradas contra el pueblo libanés entre el 12 de julio y el 24 de agosto de 2006 y le ha declarado culpable de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio.

 

Nadie lo había hecho hasta ahora. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que decidió crear un Tribunal Internacional exclusivamente para procesar a los autores del asesinato de Rafik Hariri, no consideró de interés atender las repetidas demandas de organizaciones libanesas para que hiciera otro tanto para juzgar el asesinato de miles de civiles y, como salvajemente han declarado dirigentes israelíes, la destrucción de gran parte del país de los cedros para hacerle retroceder 20 años.

 

Según el texto de la convocatoria, este Tribunal Internacional de conciencia para el Líbano fue convocado con unos fines bien precisos y limitaciones concretas: “se inscribe en la lucha contra la impunidad de todos los crímenes cometidos, pretende promover el derecho internacional y en particular el derecho humanitario y sitúa el respeto a los derechos humanos fundamentales por encima de cualquier otra consideración (…) Este proyecto no incluye ningún debate político sobre las relaciones entre Israel y sus vecinos, ni sobre la cuestión palestina”

 

No ha sido fácil la tarea de preparación del mismo para la Comisión Organizadora encabezada por la escritora libanesa Leila Ghanem. La larga mano de las embajadas de EE.UU. e Israel y del Mossad ha intentado por todos los medios impedir que el Tribunal sesionase. Por dos veces se anuló el permiso para utilizar sendas salas de la Universidad de Bruselas para la celebración de la audiencia, las presiones sobre el hotel previsto para alojar a las delegaciones extranjeras obligaron a realizar cambios de última hora, hubo amenazas telefónicas a los miembros de la Comisión, se negaron visados a abogados y magistrados que habían comprometido su presencia, a alcaldes de pueblos masacrados que iban a acudir a testificar, así como a Hisham Bastawisi, juez del Tribunal de Apelación de Egipto, a quien el gobierno de su país le impidió asistir.

 

Esta vez el sabotaje no fue suficiente. El Tribunal, presidido por la jueza colombiana Lilia Solano, estaba integrado además por Rajindar Sachar, ex presidente del Tribunal Supremo de Nueva Delhi, India, Claudio Moffa, profesor de la Universidad Téramo, Italia, y por el juez Adolfo Abascal de Cuba, juzgó y sentenció.

 

Ha sido sólo una condena ética, de conciencia, la única alcance de los pueblos, por ahora, pero que ha servido para sacar a la luz la magnitud de los crímenes y dejar en evidencia la vergüenza de la “comunidad internacional”. Al menos ante los pueblos árabes, para quienes Al Jazeera retransmitió íntegramente los trabajos del Tribunal; el resto de los grandes medios – quien paga manda – no lo consideraron de interés. La nutrida representación internacional de los cinco continentes que contaba, entre otros con la presencia de Georges Labica, Francia, Miguel Urbano, Portugal, Paola Manduca y Luisa Morgantini, Italia, John Catalinotto, EE.UU., Ángeles Maestro (Estado español), etc.

 

LOS TESTIMONIOS Y LOS INFORMES

La declaración del International Action Center de EE.UU. que preside Ramsey Clark, leída por John Catalinotto, dio comienzo a las intervenciones y calentó rápidamente la temperatura política de la sala. Su breve pero denso informe concluía que EE.UU. ha tenido tanta responsabilidad como Israel en el ataque a Líbano y que este no se habría producido sin la complicidad estadounidense.

 

Citó sendos artículos de The Washington Post y San Francisco Chronicle en los que se afirmaba que la estrategia de debilitar a Hezbollah era compartida por Israel y EE.UU. y que un año antes un alto responsable militar israelí informó detalladamente a diplomáticos, periodistas y “think tanks” estadounidenses de la planificación del ataque a Líbano.

 

Dio detalles acerca de los contenidos de la ayuda militar USA a Israel: al menos 90.000 millones de dólares desde 1948, que le han permitido acceder a las más sofisticadas armas fabricadas en EE.UU., incluida toda la tecnología nuclear.

 

En pleno ataque a Líbano, el 22 de julio, el Pentágono realizó un envió de bombas guiadas por láser con uranio empobrecido. Un millón de bombas racimo de fabricación USA fueron lanzadas en los últimos días de bombardeo y muchas de ellas están sin explotar en los campos y pueblos del país. También procedía de EE.UU. la corbeta INS Hanit, que vale 260 millones de dólares y que fue atacada y destruida por Hezbollah el 14 de julio, mientras participaba en el bloqueo naval de las costas de Líbano.

 

Mostró cómo EE.UU., con Condolezza Rice en Israel, bloqueó todo tipo de negociación en el Consejo de Seguridad de la ONU para el alto el fuego. Afirmó que la Resolución 1701 de este organismo, promovida junto con Francia, formaba parte del plan para formalizar la ocupación israelí y reforzarla con tropas internacionales.

 

Finalmente, tras describir los estrechos vínculos entre las multinacionales petroleras, los grandes bancos y las empresas de fabricación de armamento con el lobby sionista de EE.UU., declaró que la firmeza y el valor del pueblo libanés capaz de derrotar a la más poderosa maquinaria de guerra de la región, ha sido fuente de inspiración para todos quienes luchamos por la libertad y la justicia.

 

La acusación ante el Tribunal fue realizada por los abogados libaneses Issam Naaman, Hassan Jouni y Albert Farhat y por Hugo Ruiz Díaz Balbuena, de Paraguay.

 

Afirmaron que lo que diferencia esta agresión israelí de los numerosos ataques anteriores a otros pueblos de la región, es que su ejército fue derrotado. La resistencia libanesa integrada por 2.000 guerrilleros de Hezbollah junto a los de otras organizaciones nacionalistas y comunistas, fue capaz de infligir graves daños al poderoso Tsahal israelí y, en lugar de debilitarse, obligó al agresor a retirarse.

 

La derrota fue tan inesperada y tan grande que Israel constituyó la Comisión Winograd para investigar su propia estrategia militar. Lo más importante para este Tribunal, dijeron, es que en el curso de las entrevistas realizadas a altos cargos militares y del gobierno por esta Comisión, las autoridades israelíes afirmaron -según se refleja en el Informe final que pretendían mantener en secreto – que la planificación del ataque se realizó varios meses antes de que se produjera el hecho aducido como causa de la agresión: la captura de dos soldados israelíes por Hezbollah.

 

Así pues, por si había alguna duda, queda claro quién es el agresor, el cinismo del pretexto prefabricado, semejante a las “armas de destrucción masiva” de Irak, y cómo, por lo tanto, el pueblo libanés y sus milicias hicieron en julio y agosto de 2006 lo mismo que todos los pueblos a lo largo de la historia: defender con las armas su libertad y su dignidad.

 

Los testimonios del dolor, el horror y el ensañamiento que produjeron la muerte a más de mil civiles, muchas familias enteras, algunas de trabajadores libaneses que habían acudido a sus pueblos a pasar el verano, contenían tanta verdad, tanto sufrimiento contenido que el silencio parecía poder cortarse en la sala durante sus declaraciones:

 

    - Como el de los familiares de los 25 muertos durante el bombardeo del edificio de Naciones Unidas, la mayor parte mujeres y niños, que mostraron las fotos de los cadáveres infantiles cuyas hermosas caritas tenían una seriedad y una serena tristeza, difícil de contemplar. Contaron cómo, cuando socorrían a los heridos, que fueron transportados al hospital de Tiro, fueron nuevamente bombardeados en la carretera.

 

    - Como los siniestros trozos de misil encontrados en varios edificios destrozados, entre los cadáveres, firmados como regalo por niños israelíes.

 

    - Como el relato de un médico cardiólogo que denuncia la deliberación con la que se bombardeaban hospitales, mientras el personal sanitario continuaba trabajando en lo que quedaba en pie, sin electricidad, sin medicamentos…Acusó de complicidad a las instituciones internacionales que asistieron semanas y semanas impasibles, sin reaccionar ante la descomunal masacre.

 

Mención especial merece el informe del físico nuclear Mohammed Al Kubaisi, que llevó a cabo una rigurosa investigación con medición de la radioactividad y recogida de muestras sobre el terreno y posteriormente analizadas en reconocidos laboratorios de Suiza y Gran Bretaña. Pudo demostrar la utilización de bombas con uranio empobrecido y enriquecido (más del 4% de U235). Su investigación, que pudo confirmar Bernard Kouchner – quien previamente había negado enfáticamente su uso – y que se encontraba de visita en la zona, demuestra la falta de rigor del estudio llevado a cabo por Naciones Unidas, que no encontró rastros de radioactividad mediante el procedimiento de tomar muestras en zonas alejadas de las que fueron bombardeadas. Los mismos restos de uranio fueron encontrados por Al Kubaisi en el filtro de las ambulancias que habían acudido a socorrer a la gente y en la orina de familias de barrios bombardeados.

 

El informe de la profesora italiana Paola Manduca, también realizado a partir de investigaciones sobre el terreno, dio cuenta con datos e imágenes espeluznantes de la utilización de nuevas armas, desconocidas hasta ahora. Entre ellas las termobáricas enriquecidas con metales pesados como las usadas en el bombardeo de un puente de Tiro, que dejó varios muertos, entre ellos varios niños sin grandes heridas aparentes pero que sangraban por múltiples orificios de su cuerpo. En las muestras de piel analizadas siempre se encontraba un extraño polvo negro, así como un aumento de tamaño del hígado. Los mismos resultados los encontró la investigadora italiana en cadáveres de palestinos atacados en Gaza por armamento israelí. Las armas conocidas como LCD (bajos daños colaterales) y DIME (bombas pequeñas guiadas por láser) utilizadas en Líbano y en Gaza, que también contienen pequeñas partículas de metales pesados son producidas en EE.UU. y vendidas a Israel. Dado que existen acuerdos secretos para la producción de armas entre Israel y la OTAN, Paola Manduca apuntó que podrían ser fabricadas en países europeos de la OTAN.

 

La doctora Rani Masri de Green Line Liban realizó investigaciones sobre el impacto ambiental de la guerra como:

 

    - las mareas negras producidas tras el bombardeo de la principal central eléctrica que dio lugar a una capa de petróleo de 140 Km. de largo por 15 de ancho y más de 20cms. de espesor. La destrucción ocasionada en el mar ha dejado a 3.000 familias de pescadores sin trabajo.

 

    - la contaminación del aire. Como consecuencia del mismo bombardeo ardieron 45.000 toneladas de petróleo de forma continuada durante tres semanas que ocasionaron una enorme polución del aire. Cuando naciones Unidas reclamó indemnizaciones a Israel, la respuesta fue que el tanque de petróleo era un objetivo legítimo de guerra.

 

    - las bombas racimo y la agricultura. El 70% de las familias del sur del Líbano viven de la agricultura y se calcula que hay un millón de bombas sin explotar, que tapizan el suelo y que son enterradas por las lluvias. La alternativa es no cultivar los campos o quedar mutilado por estas minas antipersonal. Es lógico pensar que precisamente lo que Israel perseguía es forzar a las gentes a abandonar sus tierras. Israel no entregó nunca los mapas de las minas terrestres en Líbano, a lo que le instaba la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU.

 

    - el polvo de demolición. El bombardeo masivo de edificios se calcula que pulverizó 100 millones de Toneladas de ladrillos, cuatro veces el ocasionado por la demolición del World Trade Center que el gobierno libanés arrojó irresponsablemente al mar Mediterráneo. Además se ha liberado masivamente polvo de amianto – utilizado de forma general en la reconstrucción de Beirut tras la guerra de 1982.

 

El economista libanés y profesor de la Universidad del Sur de California Kamal Hamdan, analizó las graves consecuencias sociales y económicas de la agresión israelí. 2.200 millones de dólares de pérdidas directas de capital, el 5% del stock total, público y privado. Israel bombardeó sobre todo la gran industria, sobre todo aquellas más avanzadas tecnológicamente. Las pérdidas indirectas, lo que se hubiera podido producir si el ataque no se hubiera producido, alcanza el 12% del PIB de 2006. Sólo en el mes de julio de 2006 se destruyó el 17% del empleo, un 7% mas hasta octubre del mismo año y un10% más en 2007. Han aumentado enormemente las desigualdades sociales, aumentando en un 30% los hogares que tienen ingresos por debajo de 2,4 dólares por persona. Ofreció un dato espectacular: el coste directo de la guerra para Israel fue de 2.300 millones de dólares, el 2% de su PIB. Realizó una valoración estratégica acerca de la razón de fondo para producir tanto desastre: se calcula que en 2030, 2/3 del petróleo vendrán de Oriente Medio y su control permitiría a EE.UU.: usarlo como arma sobre la competencia. Terminó con una pregunta inquietante: ¿quién ha sido el aliado interno de Israel que quería la derrota de la Resistencia?

 

EL VEREDICTO

El Tribunal produjo el siguiente Veredicto Final que puede consultarse en

http://www.corrienteroja.net/articulo.php?p=3783&more=1&c=1

 

No hubo sentencia condenatoria. El único Tribunal que ha conocido los hechos desde el punto de vista del Derecho internacional aplicable y ha emitido un veredicto, carece de reconocimiento oficial. Su legitimidad le es conferida por el hecho de ser el único que ha respondido a las múltiples demandas exigiendo justicia por parte del pueblo libanés por los monstruosos crímenes cometidos.

 

LA VERGÜENZA DE LA “COMUNIDAD INTERNACIONAL”

El Veredicto que, sobre fundamentos de derecho inapelables, condena a las autoridades israelíes responsables de la guerra contra el Líbano por Crímenes de Guerra, Crímenes contra la Humanidad y Genocidio, deja en evidencia la desvergüenza y el doble rasero de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de 11 de agosto [1] – ¡30 días después del inicio de los bombardeos! - que dice literalmente en su segundo y tercer párrafo:

 

“Expresando suma preocupación por la constante intensificación de las hostilidades en Líbano y en Israel desde el ataque lanzado por Hizbollah contra Israel el 12 de julio de 2006, que ya ha causado centenares de muertos y heridos en ambas partes, grandes daños en la infraestructura civil y centenares de millares de desplazados internos.

 

Haciendo hincapié en la necesidad de que se ponga fin a la violencia, pero al mismo tiempo haciendo hincapié en la necesidad de abordar con urgencia las causas que han dado origen a la crisis actual, entre otras cosas mediante la liberación sin condiciones de los soldados israelíes secuestrados”

 

Estas valoraciones merecerían un lugar destacado entre las ignominias producidas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra los pueblos y en defensa del imperialismo, sino fueran tan frecuentes. A partir de estas valoraciones se entiende perfectamente que dicha Resolución:

 

- no condene de ninguna forma a Israel, que según ella es el país atacado

 

- ubique las tropas de la FINUL, supuestamente de interposición, en territorio libanés y no en el del país agresor

 

- no trate sobre la ocupación por parte de Israel de los Altos del Galán, ni de las Granjas de la Chebá

 

- no establezca ninguna sanción a Israel, ni le obligue a pagar ningún tipo de deuda de guerra

 

- imponga un embargo de armas a la resistencia libanesa y no a Israel, una de las mayores potencias militares del mundo, que recibe anualmente más de tres mil millones de dólares de ayuda militar de EE.UU. y que emplea en asesina a diario a civiles palestinos[2].

 

Este Tribunal Internacional reunido en Bruselas ha contribuido a romper la losa de silencio sobre los crímenes sionimperialistas que asegura su impunidad. Sin embargo el análisis geoestratégico más elemental – que explícitamente quedó fuera de los temas tratados por este Tribunal – indican que el ataque a Líbano y la posterior ocupación, valerosamente enfrentados por las milicias de su Resistencia, formaba y forma parte de planes compartidos por Israel, EE.UU. y la UE de control económico y militar de Oriente Medio y del corazón de Eurasia [3].

 

En Líbano los planes imperialistas de dominación sufrieron un importante revés y los pueblos pudimos acceder a la imprescindible conciencia de que es posible resistir y obligar a la retirada al invasor en condiciones de escandalosa desigualdad militar y armamentística.

 

No obstante, es evidente que se trata de un alto en el camino. Las organizaciones políticas y el pueblo libanés están seguros de que habrá pronto una próxima guerra. Ellos saben qué hacer. Ahora toca que las organizaciones antiimperialistas de Europa sepamos estar a la altura de las circunstancias.

 

6 de marzo de 2008

 

Notas:

[1] Resolución 1701 (2006) Aprobada por el Consejo de Seguridad en su 5511ª sesión, celebrada el 11 de agosto de 2006. Puede consultarse en www.unic.org.ar/prensa%20hojasinfo/archivos/resolucion1701esp.pdf

[2] Las causas reales de la guerra de Israel contra el Líbano, amparado por EE.UU. y la UE, así como la ignorancia y/o la complicidad por parte de la izquierda europea que han contribuido decisivamente a su legitimación y a paralizar la respuesta popular, han sido analizadas en Maestro. A. (2006) Izquierda Unida entre la indigencia intelectual, la complicidad y la palabrería que puede consultarse en http://www.lahaine.org/index.php?blog=2&p=17434

[3] Un reciente análisis acerca del nuevo papel de la OTAN en el control militar, económico e incluso cultural puede verse en Maestro. A (2007) La OTAN en Oriente Medio: el puño de hierro de la dominación económica. En: http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=20626

0 comentarios