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COMISIÓN de APOYO al PUEBLO PALESTINO

DENUNCIAMOS Y RECHAZAMOS EL “ACUERDO DEL SIGLO”

DENUNCIAMOS Y RECHAZAMOS EL “ACUERDO DEL SIGLO”

La Comisión de Apoyo al Pueblo Palestino expresa su más duro rechazo a la propuesta formulada por el gobierno de Estados Unidos para pretender resolver la cuestión palestina, en forma unilateral. Este, es otro intento que tiene como objetivo fundamental la aniquilación -por la vía legal- de toda aspiración de libertad e independencia genuina del pueblo palestino. Esa solución sigue consistiendo esencialmente en la legitimación de la ocupación permanente, avasallando el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino y desconociendo todas las resoluciones de la ONU.

No existe el mínimo interés en el diálogo y mucho menos en la creación de un Estado Palestino auténticamente independiente en las condiciones definidas en dicha propuesta ya que supone – entre otras – la anexión de los territorios ocupados por los asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania y del valle del Jordan, la imposibilidad del retorno de los palestinos de la diáspora, la afirmación de Jerusalén como capital indivisible de Israel.

Las circunstancias en las que el presidente norteamericano realiza esta propuesta están determinadas por el juicio político y las elecciones próximas en su país y para su homólogo israelí, el enfrentamiento de denuncias por corrupción, dejando en evidencia que se trata de otro intento por desviar la atención a partir de una iniciativa destinada inequívocamente al fracaso.    

La Comisión de Apoyo al Pueblo Palestino reitera una vez más su convicción de que la paz se habrá de construir sobre el reconocimiento de todos los derechos del pueblo palestino en consonancia con las resoluciones de las Naciones Unidas, tal como fuera manifestado recientemente por su Secretario General.   

Montevideo, 31 de enero de 2020

 

 

 

 

Israel controla los cuerpos de los palestinos, tanto vivos como muertos

Israel controla los cuerpos de los palestinos, tanto vivos como muertos

Middle East Eye

Las políticas israelíes han transformado los cuerpos humanos en objetos de negociación y el duelo en un acto político que se criminaliza fácilmente

Mi tío falleció recientemente y después de que su esposa e hijos lavaron su cuerpo, lo abrazaron por última vez y lo pusieron en su lugar de descanso final, compartieron su dolor con amigos, familiares y conocidos.

Solo entonces pudieron comenzar a llorar su pérdida. Este sagrado proceso de duelo permite a las comunidades y seres queridos comenzar a avanzar, seguir adelante y proporcionar un acto final de entrega a los fallecidos. Solo entonces pueden comenzar a aceptar las condolencias.

En el funeral observé los rostros pálidos y afligidos y pensé: “Al menos él murió por causas naturales. Al menos tenemos que enterrarlo y llenarlo de amor”.

Cementerios de números

Lo digo con el conocimiento de que la mayoría de las familias palestinas saben de un mártir dentro de sus círculos extendidos. Peor aún son las familias de los mártires palestinos cuyos cuerpos siguen retenidos por Israel.

Desde 1967, Israel ha retenido cientos de cuerpos palestinos, algunos en congeladores y otros que se cree que están en los famosos "cementerios de números". Las familias de los mártires han estado tratando de traerlos de vuelta a casa.

Sin embargo, la primera demanda de los palestinos no es que Israel devuelva nuestros cuerpos, es dejar de matarnos en primer lugar. Dejar de robar tierras, desplazar familias, encarcelar a generaciones enteras y permitir que una población extranjera se haga cargo de lo poco que queda de las ciudades palestinas, solo para castigar a cualquiera que diga "basta ya".

A los palestinos no solo se les niega la capacidad de morir en paz, también son despojados del derecho a reconocer que su muerte fue un acto de una potencia ocupante

En el marco de la lucha palestina, la pérdida, es una realidad implacable en la experiencia de ese pueblo. Viene sumida en las realidades políticas y el dominio psicosocial. La pérdida se convierte por el simple acto de entierro en una lucha contra un régimen poderoso: rezar por la paz y la misericordia sobre un cuerpo que una vez estuvo tan lleno de vida, solo para regresar a los fantasmas que dejan en el hogar, y eso no es tarea simple.

Durante una conferencia de prensa en 2016, una madre me habló y pronunció con dificultad: “Por favor, escriba algo. Queremos enterrar a nuestros hijos. Queremos enterrar a nuestros hijos".

Escuché sus súplicas y pensé cuántas familias deben soportar la pérdida primero en el hecho de que Israel mata a su ser querido, en segundo lugar el hecho de que probablemente nadie asumirá la responsabilidad, luego los informes y representaciones mal interpretados por los principales medios de comunicación y finalmente tener que negociar con el poder que mató a su ser querido por la liberación del cadáver.

Glorificar el martirio

Aunque el martirio a menudo se muestra singularmente como parte de la experiencia palestina, es una narración compleja e importante de la mayoría de las naciones que intentan glorificar la muerte de su pueblo en nombre de la ideología. Incluso Israel participa en la glorificación del martirio, pero con mayor frecuencia eso está cubierto por la prevaleciente beligerancia y el recuerdo de sus soldados.

Nuestros mártires son valiosos para nosotros, no solo por la lucha que representan, sino también porque son personas con las que hemos jugado, luchado y amado. El martirio palestino adquiere otra dimensión a través de cómo se ilustra en los medios de comunicación, lo que obstaculiza nuestra capacidad de traer una pizca de dignidad a los asesinados y a los que intentan avanzar.

A los palestinos no solo se les niega la capacidad de morir en paz, también se les despoja del derecho a reconocer que su muerte fue causada por un poder de ocupación incansable.

Cuando los palestinos son asesinados por las fuerzas israelíes, se hace referencia a ellos en forma pasiva. El palestino "muere" en lugar de ser "asesinado". El palestino rara vez tiene un nombre para mostrar esta pérdida de vidas al poder de un ejército y un régimen que está forzando violentamente el espacio palestino.

Esto ayuda a Israel no solo a colonizar, desplazar y encarcelar en masa a los palestinos impunemente, sino también a colonizar el espacio entre los propios palestinos. Incluso en el luto se percibe un olor a opresión y degradación.

Las fuerzas israelíes incluso a veces atacan procesiones fúnebres de mártires. Al hacerlo, Israel transforma los cuerpos humanos en fichas de negociación y el duelo en un acto político que se criminaliza fácilmente. 

Castigo colectivo

No es de extrañar que en 2018 la Knéset aprobase una ley que afirmaba judicialmente la capacidad de Israel de retener los cuerpos palestinos hasta que se acepten las condiciones previas para los arreglos del funeral.

Los cuerpos se niegan a las familias desconsoladas y son utilizados con fines políticos por varias partes, a pesar de que esto constituye una violación del derecho internacional humanitario. Es un testimonio del esfuerzo de Israel por controlar los cuerpos palestinos y objetivarlos aún más, de acuerdo con la práctica común de Israel del castigo colectivo.

Pero Gaza y la retención de cuerpos no son la excepción. Desde el aumento de la vigilancia de los palestinos a través de cámaras de CCTV estacionadas en pueblos y ciudades, hasta los puestos de control, hasta las incesantes demoliciones de viviendas, Israel también está socializando nuestras emociones.

No podemos llorar, movernos o respirar sin considerar lo que el poderoso ejército de Israel puede hacernos. El ejército de Israel se encuentra entre los 20 más poderosos del mundo, con un presupuesto de defensa que supera los 19.000 millones de dólares. 

El hecho de que Israel mantenga su derecho a retener los cuerpos palestinos "independientemente de sus afiliaciones políticas" muestra que los esfuerzos detrás de esto no están simplemente vinculados a las constantes explicaciones de "seguridad" y "defensa" de Israel.

Esta es una declaración de que Israel tiene el control no solo de la tierra, sino del pueblo, y eso incluye negar el derecho a llorar a los que nos han quitado.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Middle East Eye. 

 
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Mariam Barghouti es una escritora y comentarista palestina. Sus escritos ha aparecido en el New York Times, Al-Jazeera English, Huffington Post, Middle East Monitor, Mondoweiss, International Business Times y otros.

Fuente: https://www.middleeasteye.net/opinion/how-israel-controls-palestinian-bodies-both-living-and-dead

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la tradución.


NETANYAHU ATRAPADO, ISRAEL ENTRAMPADO Y ENTRAMPANDO A LOS PALESTINOS

Las elecciones y la proyección del futuro político israelí

Por Gerardo Leibner, desde Tel Aviv 

Publicado en La Diaria, el 19/09/2019

Los resultados de las elecciones parlamentarias del martes en Israel muestran un empate entre los principales aspirantes a dirigir el país y una prolongación de la crisis política desatada tras los comicios anteriores, que se celebararon en abril, y debido al lentísimo pero continuo avance de las causas judiciales por corrupción contra el aún primer ministro Benjamin Netanyahu. Como en las elecciones anteriores, el principal tema a dirimir era la continuidad o la remoción de Netanyahu. Su coalición, que incluye a su partido, Likud, y a una serie de partidos de derecha nacionalistas y religiosos, se vio reducida por un conflicto con el ex ministro de Defensa Avigdor Lieberman, que representa a un partido de base social de inmigrantes de la ex Unión Soviética, con un perfil muy nacionalista y antiárabe, pero a la vez laico. Habiendo obtenido el Likud 31 lugares en el Parlamento (Knéset) –sobre un total de 120 escaños– y 32 el novel partido Azul y Blanco, liderado por el general retirado Benny Gantz, Lieberman –líder del partido Israel Beitenu–, que fortaleció su representación parlamentaria, que aumentó de cinco a nueve diputados, se ha convertido en el posible fiel de balanza. Sin embargo, Lieberman pone condiciones aparentemente inaceptables para ambos contendientes.

El principal referente de Israel Beitenu exige a Netanyahu y a Gantz que se comprometan a formar un gobierno de “unidad nacional” que excluya a los partidos religiosos judíos y a la Lista Común que unificó a la población árabe de Israel. Para Netanyahu, esa condición implicaría romper su muy aceitada alianza con los partidos religiosos y con algunos sectores de extrema derecha. Esa por ahora fiel alianza de Netanyahu le provee de 55 votos en la Knéset, seis menos de los necesarios para obtener la mayoría parlamentaria que le permitiría ser primer ministro y –no menos importante– obtener la ansiada inmunidad judicial. Toda la campaña y la razón de ser de Azul y Blanco, sector que incluye gente de centro, de centroizquierda y de derecha –estos últimos otrora allegados a Netanyahu–, tuvo que ver con vetar la continuidad de Netanyahu, denunciando no sólo su corrupción, sino su irresponsable comportamiento como líder, sus cotidianos zigzags y bandazos, todos destinados a asegurar su supervivencia política. Por lo tanto, Azul y Blanco aceptaría la propuesta de un gobierno de “unidad nacional” de centroderecha, pero con la condición de que el Likud descabece a Netanyahu. Por ahora, nadie dentro del Likud se atreve a proponer esta alternativa en voz alta, ya que temen por la reacción de la base social del Likud, absolutamente alineada con su líder.

Gantz, por su parte, no tiene más que 43 votos asegurados en la Knéset si suma los suyos a la muy reducida centroizquierda sionista, el Laborismo, que obtuvo seis diputados, y Meretz, que consiguió cinco escaños. Los 13 votos de la Lista Común de los partidos que representan a la población árabe –al unirse aumentaron la participación electoral sumando otros tres a los diez que habían obtenido en abril– no son considerados potenciales aliados por Gantz, sino parte de un bloque que frena a Netanyahu. Los dos candidatos al cargo de primer ministro desprecian a la lista que representa indudablemente a la clara mayoría de la población árabe que vive en Israel por no ser “sionista”. Este solo hecho es un muy claro índice de que no estamos frente a un cambio significativo de políticas de Estado, aun si Gantz logra ser el sucesor de Netanyahu.

Hay una crisis política, agudizada tanto por la corrupción como por el impasse de las políticas israelíes frente al gobierno de Hamas en Gaza y las dificultades que tiene la ultraderecha israelí, aun cuando gobierna, de poner en práctica en su totalidad las consignas bélicas y racistas que lanza casi cotidianamente.

Esa incapacidad produce constantes pugnas y escisiones, determinando la pérdida de votos de pequeños partidos que compiten a la derecha de la derecha y no superan la valla parlamentaria equivalente a cuatro diputados. Pero aún entre los políticos en muchos aspectos indudablemente más razonables de Azul y Blanco se pueden oír críticas a Netanyahu por su insuficiente “mano dura” en Gaza.

La debilitada centroizquierda israelí intentó nuevas alianzas que le permitieron frenar la caída a pique que venía teniendo, pero no pudo recuperar su representación parlamentaria. El futuro del Laborismo es una incógnita tras el intento de Amir Peretz de transformarlo en un partido con una base social distinta, con un perfil más popular. Entre los pocos “viejos laboristas” que no se fueron a Azul y Blanco o a Meretz hay quienes ya intentaron desplazarlo. La fidelidad extrema al líder en el Likud contrasta con la constante guillotina en el Laborismo.

Las próximas semanas se anuncian como una prolongada serie de partidos de truco, con muchas cartas marcadas, con amagues, señas y engaños, con un proceso judicial que flota sobre la cabeza de un Netanyahu frenético, que en su desesperación en los últimos días de la campaña electoral llegó a anunciar iniciativas dramáticas, inventar crisis militares y viajar a sacarse una foto con el presidente ruso, Vladimir Putin, para disputarle a Lieberman los votos de los inmigrantes provenientes de la vieja Unión Soviética. Todo parece anunciar una prolongada crisis política que tendría que saldarse en un eventual cambio político, aunque sin que se vislumbren cambios políticos sustanciales. Sobre todo, para los millones de palestinos que viven en territorios militarmente ocupados por Israel, sometidos a jurisdicción militar israelí, bajo la economía del shekel israelí, afectados día a día por las decisiones del gobierno de Israel, que no tienen derecho al voto y viven en una especie de apartheid político.

Sus vecinos colonos israelíes, que en muchos casos residen en tierras usurpadas, son la principal base social de la extrema derecha aliada de Netanyahu y gozan de plenos derechos ciudadanos y políticos.

Visto de esta manera, las elecciones en Israel no reflejan una verdadera democracia, sino el dominio étnico de un sector de la población sobre la otra, que mayoritariamente carece de derechos políticos. Esa es la llamada ocupación de los territorios palestinos; ese es su significado político y, lamentablemente, las fuerzas políticas en Israel que se oponen a esa realidad no crecieron, sino que continúan achicándose. Actualmente existe el temor de que un Netanyahu acorralado actúe de manera irresponsable y peligrosa.

Sin duda, una transición hacia líderes con más escrúpulos y menos dependientes del apoyo de los fanáticos ultranacionalistas puede ser un paso muy significativo, pero el camino no será fácil ni inmediato y la continuidad de las mismas políticas colonizadoras de los territorios palestinos alimentan los próximos estallidos de violencia. Por ahora, no hay un liderazgo alternativo que se proponga y se atreva no sólo a desplazar a Netanyahu, sino a dar marcha atrás a ese proceso colonizador. ■

 

Por qué las personas estadounidenses deberían apoyar el movimiento de BDS

The Nation

Inspirado en los movimientos a favor de los derechos civiles y en contra del apartheid, el [movimiento de] BDS aboga por la liberación de Palestina en términos de plena igualdad con [las y los ciudadanos] israelíes y se opone tajantemente a toda forma de racismo, incluido el antisemitismo.

 

El pasado jueves [25 de julio de 2019] la Cámara de Representantes [de Estados Unidos] aprobó una resolución, la H.Res, 246, que ataca al movimiento de base e internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en favor de los derechos palestinos que contribuí a fundar en 2005. Por desgracia, la resolución H.Res. 246, que en esencia distorsiona nuestros objetivos y tergiversa mis propias opiniones personales, no es sino el último intento de criminalizar y eliminar nuestra lucha pacífica por parte de las personas partidarias de Israel en el Congreso [estadounidense].

La resolución H.Res. 246 es una condena generalizada de las y los estadounidenses que defienden los derechos palestinos utilizando tácticas de BDS. Refuerza otras medidas anticonstitucionales en contra del boicot, incluidas las aprobadas por unas 27 legislaturas estatales, que recuerdan a las "tácticas de la era McCarthy", según la American Civil Liberties Union [Unión Estadounidense por las Libertades Civiles]. También exacerba el ambiente opresivo al que se enfrentan las personas palestinas y quienes las apoyan, y enfría aún más el discurso crítico con Israel en un momento en que el presidente Donald Trump difama públicamente a aquellos miembros del Congreso que expresan abiertamente su apoyo a la libertad palestina.

En respuesta a la resolución H.Res. 246 y a otras medidas legislativas igual de represivas, el miembro de la Cámara Ilhan Omar, junto con Rashida Tlaib, el icono de los derechos civiles John Lewis y otras 12 personaspresentaron la resolución H.Res. 496, que defiende "el derecho a participar en boicots en la lucha por los derechos humanos en nuestro país y en el extranjero, tal como esta salvaguardado por la Primera Enmienda de la Constitución" .

Inspirado en los movimientos estadounidense a favor de los derechos civiles y el movimiento sudafricano en contra del apartheid, el BDS aboga por el fin de la ocupación militar por parte de Israel iniciada en 1967, la plena igualdad de las y los ciudadanos palestinos de Israel, y el derecho estipulado por la ONU de las personas refugiadas palestinas a volver a su patria de la que fueron desarraigadas.

El BDS se opone tajantemente a toda forma de racismo, incluido el antisemitismo. Contrariamente a lo que afirma falsamente la resolución H.Res. 246, el objetivo del BDS no son individuos, sino instituciones y corporaciones implicadas en las violaciones sistemáticas por parte de Israel de los derechos humanos palestinos.

La resolución H.Res. 246 también incluye una calumnia específica contra mi persona promovida por grupos de presión israelíes como AIPAC por medio de la cita de una sola frase, sacada de contexto, de una conferencia que impartí en 2013. La misma afirmación falsa se repite en una Resolución similar del Senado, la S. Res. 120 .

En aquella charla yo defendía un Estado democrático único que reconozca y acepte a las y los judíos israelíes como ciudadanos iguales y como socios plenos en la construcción y desarrollo de una nueva sociedad compartida, libre de todo sometimiento colonial y de discriminación racial, y que separe Iglesia y Estado. Se concederían a todo el mundo, incluidas las personas palestinas refugiadas a las que se habría repatriado, iguales derechos con independencia de la identidad étnica, religiosa, de género, sexual o de otro tipo. Yo argumentaba que cualquier "Estado musulmán", "Estado cristiano" o Estado judío" excluyente y supremacista denegaría, por definición, derechos iguales a ciudadanos y ciudadanas de identidades diferentes, y excluiría la posibilidad de una verdadera democracia, que son las condiciones de una paz justa y duradera. Tanto las resoluciones de la Cámara y del Senado, como la propaganda de la AIPAC, suprimen todo este contexto y distorsionan intencionadamente mis opiniones.

No obstante, esta es mi opinión personal, no la postura del movimiento BDS. Al ser un movimiento de derechos humanos amplio e inclusivo, el BDS no toma postura acerca de la solución política fundamental para palestinos e israelíes. En este movimiento se incluyen personas que defienden tanto la solución de dos Estados diferentes como la de un solo Estado con derechos iguales para todas las personas.

Como defensor de los derechos humanos, no solo estoy sometido a una vilificación constante por parte de Israel y sus partidarios antipalestinos, sino que también se me ha condenado de facto a una "prohibición arbitraria de viajar por parte de Israel", en palabras de Amnistía Internacional, incluso en 2018, cuando se me impidió viajar a Jordania para estar junto a mi difunta madre durante una operación de cáncer. En 2016 el ministro de Inteligencia de Israel me amenazó con una "eliminación civil selectiva", lo que provocó la condena de Amnistía Internacional. Y por primera vez, el pasado mes de abril se me prohibió la entrada en Estados Unidos, con lo que no pude asistir a la boda de mi hija ni a una reunión en el Congreso. Israel no sólo intensifica su sistema, en marcha desde hace décadas, de ocupación militar, apartheid y limpieza étnica contra los palestinos sino que cada vez deja más en manos del gobierno estadounidense sus tácticas represivas.

Trump apoya y protege sin inmutarse el hecho de que el gobierno de extrema de derecha de Israel no asuma sus responsabilidades mientras destroza las vidas y el sustento de millones de personas palestinas que viven bajo la ocupación y el asedio en Gaza, se enfrentan a la desposesión y al desplazamiento forzado en Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, y niega derechos iguales en el Israel actual. Hace apenas dos semanas aumentó su instigación contra las personas partidarias de los derechos palestinos y atacó a cuatro nuevas miembros progresistas del Congreso, todas ellas mujeres de color, a las que dijo que "pidieran disculpas" a Israel y "volvieran" a sus países de origen, a pesar de que tres de ellas habían nacido en Estados Unidos.

A pesar de todo esto, está fracasando la desesperada guerra de Israel contra el BDS, que se lucha con mentiras, criminalización e intimidación, tal como demuestra la recién aprobada resolución de la Cámara. Seguimos teniendo esperanza ya que estamos asistiendo a un inspirador cambio en la opinión pública a favor de los derechos humanos palestinos, también en Estados Unidos. La atroz realidad del régimen de apartheid de Israel y sus alianzas con fuerzas xenófobas y a todas luces antisemitas se está volviendo incompatibles con los valores liberales y democráticos en cualquier parte del mundo.

Muchas personas estadounidenses, guiadas por comunidades de color, grupos judíos progresistas, las iglesias preponderantes, sindicatos, asociaciones académicas, grupos LGBTQI, movimientos de justicia indígena y estudiantes universitarios, están abandonando la postura insostenible desde el punto de vista ético de ser "progresistas excepto acerca de Palestina" y en vez de ello están adoptando el principio consecuente desde el punto de vista moral de ser progresistas incluso acerca de Palestina.

Ser progresista hoy en día implica ser moralmente consecuente, estar en el lado correcto de la historia apoyándonos mientras luchamos por lograr nuestra libertad, justicia e igualdad negadas durante mucho tiempo.

Omar Barghouti es un defensor palestino de los derechos humanos y cofundador del movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a favor de los derechos palestinos. Recibió [junto con Ralph Nader] el Premio Gandhi de la Paz de 2017.

 Fuente: https://www.thenation.com/article/bds-house-resolution-trump-squad-omar-aoc/  

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.  


 

Israel no quiere conversaciones de paz, nos obliga a seguir luchando

Ahed Tamimi

Israel no quiere conversaciones de paz, nos obliga a seguir luchando



La activista palestina Ahed Tamimi, de 17 años, ha declarado que Israel no quiere conversaciones de paz encaminadas a crear un Estado Palestino por lo que la única opción que le queda a su pueblo es seguir luchando hasta el final, hasta que recupere su libertad.

Esta es la primera vez que “la chica que vale más que mil hombres” da su opinión -en una reciente entrevista con RT- sobre un vergonzoso plan de paz elaborado por estrechos colaboradores de Donald Trump, documento que ignora los derechos básicos del pueblo palestino y que, de antemano, estaba condenado al fracaso.

Ahed participó el pasado mes de mayo en una marcha en Londres, donde se encuentra estudiando inglés, “contra la limpieza étnica y el apartheid” que practica el Gobierno de Benjamin Netanyahu. En esa ocasión se dirigió a los congregados con una emotiva intervención que concluyó con la sentencia “From The River to the Sea, Palestine will Be Free” (Desde el rio (Jordan) hasta el mar (Mediterráneo), Palestina será libre).

Esta guerrillera, que de niña soñaba con ser futbolista, se vio obligada a abandonar sus sueños infantiles (como muchos menores en Palestina) ante la opresiva presencia de los soldados israelíes en su aldea Nabi Saleh (sita en la Cisjordania ocupada).

“Ninguna injusticia dura siempre. Los jóvenes palestinos son el futuro de la lucha contra la ocupación israelí (…) Estamos pagando un precio muy alto con “muchos mártires”, pero la resistencia popular es inquebrantable”, subrayó Ahed.

Añadió que “es una luchadora por la libertad desde que tiene siete años, que nunca se ha sentido una víctima” de la brutalidad israelí y que lleva con orgullo la bandera palestina que espera que algún día ondee en los territorios que fueron arrebatados a su pueblo.

Ahed pasó ocho meses en prisión, cuando aún tenía dieciséis años, por abofetear a un soldado en el patio de su casa. La chica se enfureció y arremetió contra el militar, tras enterarse de que un primo suyo (Mohamed, de 14 años) acababa de sufrir un disparo a bocajarro en la cara que le produjo una grave deformación craneal.

Cuando termine sus estudios de inglés comenzará la carrera de Derecho Internacional para defender a su pueblo ante los tribunales y foros internacionales, según ha confesado en repetidas ocasiones.

Todavía no ha decidido donde se formará en leyes. La monarquía jordana le ha ofrecido una beca para que estudie en la universidad de Amán, aunque está considerando qué es lo más conveniente en su actual situación (Israel espera que cometa un error “para ir contra ella o su familia”): Hacerse abogada en el Reino Unido o, a pesar de los riesgos, en Ramallah, la capital de facto de Cisjordania.

Agregó Ahed que “ya había perdido el miedo” (a los soldados israelíes), dando a entender que las dificultades le habían hecho más fuerte.

“Ahora el único camino hacia la libertad es la resistencia popular y la confrontación con el ocupante en todos los frentes posibles”, enfatizó Ahed a la cadena de televisión rusa.

Las declaraciones de Ahed se producen en un momento en el que la prensa internacional -y la árabe en particular- informan de que cada vez es más frecuente la fuga de gazatíes, a través de túneles que comunican con Egipto, que intentan llegar a Europa en busca de “un futuro con esperanzas”.

En la Franja viven unos dos millones de palestinos en un auténtico campo de concentración rodeado por verjas y alambradas electrificadas. El paro juvenil alcanza al 70% de los menores de 30 años. El enclave registra actualmente unos de los niveles de pobreza y destrucción más altos del mundo.

Debido a lo anterior, unido al bloqueo israelí secundado con mano de hierro por EEUU, se ha registrado en Gaza un alarmante incremento del trabajo infantil, abandono escolar, prostitución y consumo de drogas, pues el sueño palestino se está convirtiendo en una aterradora pesadilla.

Blog del autor: http://m.nilo-homerico.es/reciente-publicacion/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


 

El antisemitismo es un delito, el antisionismo un deber

Sai Englert
El antisemitismo no es lo mismo que el antisionismo

Se trata de dos términos diferentes que actualmente se están utilizando en muchos debates indistintamente, y por tanto, quizá haya aún quien le sorprenda saber que significan cosas completamente diferentes.

Hace poco a Marc Lamont Hill, activista, académico y periodista estadounidense, le despidieron de la CNN por lanzar una petición a la ONU a favor de una Palestina libre desde el río [Jordán] hasta el mar. Posteriormente hubo también quien le exigió que se le retirara su puesto de profesor. La razón argüida fue que la petición de Lamont Hill era antisemita.

Sin embargo, su discurso y los trabajos que viene desarrollando desde hace tiempo no pueden ser más claros en el sentido de que se refiere a la creación de un Estado único, unificado, laico y democrático entre el río Jordán y el Mediterráneo para todos sus habitantes. La única manera de convertir esta posición en una declaración antisemita es no distinguir entre el Estado de Israel y la población judía de todo el mundo, una premisa extremadamente cuestionable.

El antisemitismo se refiere a las ideas y a los comportamientos que discriminan, atacan o perjudican a los judíos por ser judíos. Las afirmaciones de que los judíos son avaros, que gobiernan el mundo, o que dirigen la banca, son [mayoritariamente] antisemitas. Igualmente, lo son los ataques físicos o verbales contra el pueblo judío a causa de su judaísmo.

El antisionismo, por el contrario, es una ideología política que como su nombre indica se opone al sionismo. El sionismo es un movimiento político nacido a finales del siglo XIX que sostiene que la única forma de que los judíos pudieran escapar del antisemitismo europeo era formando su propio Estado. Este Estado lo construyeron en Palestina y, a pesar de una oposición interna minoritaria [en el seno del movimiento], lo hicieron a expensas de quienes ya vivían en [y eran dueños históricos de] el país: los palestinos. La creación de Israel, resultado de la iniciativa del movimiento sionista, tuvo lugar en 1948 con el telón de fondo de la expulsión [muy violenta] de más de 700.000 palestinos y la destrucción de al menos 400 aldeas. Estas injusticias continúan hoy en día: la expansión de los asentamientos en Cisjordania, el mortífero bloqueo de Gaza o las más de 60 leyes dirigidas específicamente contra las y los ciudadanos palestinos de Israel siguen en vigor y se aplican en nombre del sionismo.

Por lo tanto, lo que reclaman los antisionistas es que todos los habitantes de la Palestina histórica –judíos, cristianos y musulmanes, palestinos y no palestinos– gocen de los mismos derechos independientemente de su raza, religión u origen étnico [en un Estado palestino]. Algo que el Estado de Israel y el movimiento sionista siguen rechazando. Lamentablemente cada vez se equipara más el antisionismo con el antisemitismo. Sin embargo, debe quedar claro que no tienen nada que ver. El primero rechaza la idea de un Estado basado en la supremacía étnica o religiosa. El segundo odia a los judíos por ser judíos. Confundir antisionismo y antisemitismo supone asumir una serie de postulados inaceptables.

En primer lugar, que todos los judíos sean sionistas o que los sionistas representen a todos los judíos esconde una idea esencialista y fundamentalmente racista que supone atribuir a todo un grupo de personas la misma bandera ideológica. Nada más lejos de la realidad. Israel no representa las opiniones de todos los judíos del mundo. Son muchos los judíos que se declaran antisionistas por razones religiosas y/o políticas, y otros que por desconocimiento del tema pueden no tener una opinión formada.

En segundo lugar, que todos los sionistas son judíos. Nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, hay muchos sionistas cristianos, particularmente en EEUU, así como muchos políticos y partidos políticos en todo el mundo que son sionistas. Y ello no tiene nada que ver con el judaísmo sino con la política exterior y las estrechas alianzas que estos países tienen con Israel [y con el odio al Islam].

Finalmente, confundir ambas ideas implica que el sionismo sólo afecta a los judíos. Esta interpretación, que cada vez se reitera más en algunos debates actuales, anula el hecho de que las principales víctimas del movimiento sionista fueron y siguen siendo las y los palestinos. Su rechazo al sionismo, sus reivindicaciones de igualdad de derechos, y su aspiración a poder regresar a sus hogares de los que fueron expulsados no tienen nada que ver ni con el judaísmo ni con los judíos. Tienen que ver, por el contrario, con su oposición al proyecto de colonización por asentamiento [apartheid] que sigue despojándolos de su propia tierra y oprimiéndolos.

El antisionismo es, por lo tanto y ante todo, una forma de solidaridad con las reivindicaciones de un pueblo colonizado que sigue luchando por su libertad. Hay un principio simple pero muy poderoso que afirma que nadie es libre mientras no lo seamos todos y todas. Desde este punto de vista, la lucha contra el antisemitismo y la lucha contra el sionismo son las dos caras de una misma moneda. Ambas son luchas contra el racismo y la supremacía étnica, en una palabra, contra la injusticia. Como reza un viejo lema: el antisemitismo es un crimen, el antisionismo un deber.

The Palestine Chronicle. Traducción para Rebelión de Loles Olivan Hijós. Extractado por La Haine.

Texto completo en: https://www.lahaine.org/bV4b

 

LA NAKBA AYER y HOY

LA NAKBA AYER y HOY

ACTO DENUNCIA: LA TRAGEDIA SILENCIADA

Muere la libertad de expresión. Criticar a Israel te llevará a prisión


Global Research

Pronto este blog será ilegal.

No, no estoy vendiendo drogas ni pornografía infantil. Escribo sobre las guerras de Estados Unidos y el objetivo principal de esas guerras ilegales e inmorales: hacer de Israel la hegemonía del Medio Oriente junto con Arabia Saudita. Toda la política exterior de los Estados Unidos en esa región se centra en esas dos naciones.

Lo siguiente puede ser clasificado pronto como discurso de odio y antisemitismo (ya que cada vez más las críticas al Estado judío y su ideología política sionista se consideran crímenes).

Los neocons judíos se abrieron camino en la Administración de Reagan y luego en laCasa Blanca de Bush Jr. y el Pentágono. Acurrucados bajo el ala del vicepresidente Dick Cheney, planearon atacar y destruir a los enemigos de Israel. Ideólogos neoconservadores planificaron estrategias y publicaron artículos sobre estas guerras manufacturadas, sobre todo un documento presentado al entonces presidente israelí Bibi Netanyahu que llamaba a eliminar Irak y Siria. Los académicos israelíes han escrito sobre este tema durante décadas. Los primeros líderes de la nación diseñaron provocaciones fronterizas y ataques con falsas banderas (el caso Lavon) para desestabilizar la región. El sur del Líbano se considera un activo valioso principalmente por sus recursos hídricos (por ejemplo, "Operación Litani") y los Altos del Golán en Siria fueron ocupados por su valor estratégico.

Israel, por supuesto, no puede destruir a sus enemigos, por lo que esa tarea queda en manos de Estados Unidos y sus neoconservadores. Al pueblo estadounidense le mintieron sobre la guerra de Irak. Tanto Israel como los Estados Unidos sabían que Saddam Hussein no tenía la capacidad de amenazar militarmente a Israel. Más allá de su petróleo, Irak tenía poco valor estratégico para los Estados Unidos y su corporatocracia. Sin embargo tenía la capacidad de causar problemas, especialmente con respecto a los palestinos.

La relación de Siria con su vecino El Líbano y su obstinada negativa a entregar el Golán ocupado a los israelíes también es un problema. Fue uno de los diversos objetivos detrás de una revolución de color fabricada en Siria bajo los auspicios de la "Primavera árabe", un objetivo que hasta ahora ha resultado en el asesinato de alrededor de 600.000 personas sirias.

Los neoconservadores de la era de Bush (incluido John Bolton, ahora asesor de seguridad nacional, y Elliot Abrams, un socio conspirador clave de Bush) tenían una ambiciosa lista de naciones a destruir: Irak, Siria, Líbano y, lo que es más importante, Irán, el único rival serio para Israel. La Administración de Obama agregó Libia y comenzó operaciones secretas en África.

Trump tomó el relevo de Obama después de que nos dijera que no estaba interesado en la "construcción de la nación" y que era un populista del "America First" no intervencionista. Mintieron de nuevo a los estadounidenses, pero ahora este es un comportamiento normal.

Después del 11-S y años de agresiva propaganda de guerra, ahora es común que el pueblo estadounidense crea estas mentiras. Mientras tanto, la interminable desviación en la forma de extremismos y el partidismo potencialmente violento entre facciones de la clase política del oficialismo mantiene a la mayoría de los estadounidenses distraídos de los problemas mayores: la guerra y la economía fraudulenta. Cabe señalar que las críticas a los bancos centrales y la política monetaria también se consideran odioso antisemitismo.

En resumen, la política exterior de los Estados Unidos, dirigida por neoconservadores de alto nivel, no se lleva a cabo en interés del pueblo estadounidense. Beneficia a Israel, que también recibe cada año miles de millones del contribuyente estadounidense.

Bush, el enano intelectual, no pudo proporcionar una explicación de por qué no se encontraron armas nucleares y biológicas en Irak; en cambio hizo una rutina de comedia a partir de este "fallo de la inteligencia" y el asesinato sistemático de más de un millón de iraquíes. En realidad las armas de destrucción masiva no fueron el motivo de la invasión y la ocupación. El objetivo real era producir un sectarismo violento y una división, asegurando así que Irak estuviera preocupado por sus propios problemas graves y no pidiendo justicia para Palestina. El mismo plan básico se reprodujo en Libia, otra nación rica en petróleo con un fuerte sentido de nacionalismo panárabe, así como alineada con los palestinos y que considera a Israel un Estado de apartheid sionista renegado.

La adulación fanática de Donald Trump a Israel -indudablemente bajo la influencia de su yerno judío ortodoxo- ha abierto las compuertas: la embajada de Estados Unidos se mudó a Jerusalén, Trump aprobó el robo de Israel de los Altos del Golán de Siria y el valor más importante para Israel, los Estados Unidos, bajo Trump, están incrementando la retórica, imponiendo sanciones adicionales y prometiendo acciones militares contra Irán. La última medida, Trump ha calificado a la Guardia Revolucionaria de Irán de organización terrorista (y los iraníes, a su vez, califican al Comando Central de los EE.UU. de organización terrorista).

Las críticas a Israel pronto serán ilegales. Demócratas y republicanos están trabajando juntos para hacer de la crítica a Israel un delito penal. Carolina del Sur aprobó una ley que prohibía el boicot a Israel, mientras Florida promulgaba una ley que prohibía el crimen de pensamiento antisemita. Tennessee trabajó para aprobar lo que se llama el Proyecto de Ley de Concienciación sobre el Antisemitismo. Después de que esto no lograse ganar terreno, Tennessee aprobó una resolución que declaraba un apoyo inequívoco a Israel. Al mismo tiempo, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos promulgó una resolución "condenando el antisemitismo" a raíz de los comentarios hechos de la flamante congresista Ilhan Omar, de la Cámara de Representantes, por sus críticas a AIPAC y la influencia del lobby israelí-estadounidense.

Ahora que las críticas al sionismo y al Estado israelí son delitos -según los medios de propaganda y una elite gobernante manipuladora- podemos esperar que cualquier discusión de principio sobre Israel, su trato a los palestinos y su esfuerzo al unísono con los neoconservadores para hacer explotar una guerra contra Irán, se castigue con el silenciamiento, multas y la posible prisión.

Asombrosamente esta situación, sobre todo el desmonte de la Primera Enmienda o la perspectiva de otra guerra devastadora, es apenas una preocupación menor para muchos estadounidenses. La criminalización del discurso es algo que sucedió en la Alemania nazi, la Rusia estalinista y la Alemania del Este bajo la vigilancia de la Stasi, y nos dijeron que era imposible en los Estados Unidos con nuestros generosos derechos.

Esos derechos con los que nacemos ahora son cada vez más negados por la ley. En un futuro cercano, tales leyes pueden usarse para cerrar cualquier cantidad de sitios web y cuentas de redes sociales que se atrevan a criticar a Israel, ya que esa crítica, ese discurso, ahora equivale a violencia.

Este artículo se publicó originalmente en el blog del autor: Another Day in the Empire.

Kurt Nimmo es colaborador habitual de Global Research

Fuente: https://www.globalresearch.ca/death-free-speech-criticizing-israel-prison/5674790

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