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COMISIÓN de APOYO al PUEBLO PALESTINO

Niko Schvarz: Algunas preguntas sobre Gaza

Algunas preguntas sobre Gaza

NikoSchvarz

 

He destacado el papel de primer plano desempeñado por los países de América Latina en la reciente cumbre de la ONU sobre cambio climático, auspiciando medidas efectivas contra el calentamiento global como las reclamadas en grandes manifestaciones populares en todas partes, y en la siguiente 69ª sesión de la Asamblea General, en que abogaron por una política internacional de paz ante los operativos militares desencadenados en varias regiones del mundo. En este cuadro se inserta el discurso pronunciado el 26 de setiembre por el presidente palestino Mahmud Abbas en la citada asamblea de la ONU, que tuvo amplia resonancia internacional, generando un decidido apoyo y algunas críticas. A esto último deseo referirme en particular.

 

 

 

Abbas aludió al operativo “Filo Protector”, acusando al gobierno de Netanyahu de cometer “crímenes similares al genocidio” durante los ataques mortíferos a la Franja de Gaza. Dijo que ésta fue “la tercera guerra racista en cinco años”, calificó  la maquinaria de guerra israelí como “racista y colonialista” y subrayó que los palestinos “no olvidarán ni perdonarán la masacre perpetrada a ojos y oídos de todo el mundo”. Solicitó asimismo que el Consejo de Seguridad aprobara una resolución exigiendo la retirada israelí de los territorios palestinos ocupados y abogó por una solución de dos estados coexistiendo en paz, con Jerusalem Este como capital del estado palestino, y un acuerdo sobre la situación de los refugiados. Afirmó en conclusión que “es hora de que esta ocupación con asentamientos termine, la hora de la independencia de Palestina ha llegado”.

Con ese espíritu se ha puesto en marcha un vasto plan de reconstrucción de Gaza, a cargo de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), lo cual requiere una ayuda internacional considerable, así como el levantamiento del bloqueo que Israel impone al territorio de la Franja. El portavoz del organismo, Chris Gunnes, señaló al respecto: “Estamos trabajando en un plan de 24 meses dirigido al 70% de la población de Gaza, pero esto solo será posible si el bloqueo se levanta y se permite el ingreso de los materiales de construcción y otros elementos. Un alto al fuego permanente es esencial si no queremos volver al ciclo repetitivo de la destrucción y la reconstrucción”.

La respuesta del gobierno de Netanyahu ante estos planteos se registró en lo inmediato en dos planos. Por una parte, replicó al discurso de Abbas diciendo que el ejército de Israel es “el ejército más moral del mundo”, cuando ha dejado Gaza en escombros, matando niños y mujeres, bombardeando hospitales, escuelas, centros de refugio de la ONU, atacando ambulancias,destruyendo la única central eléctrica, etc. Una afirmación semejante de parte del jefe de Estado es una muestra de cinismo e hipocresía. Pero ha ido más lejos, con acciones concretas. Unas horas antes del inicio de IomKippur, el Día del Perdón, anunció que se levantarán 2.500 nuevas construcciones en Jerusalem Este, territorio palestino, lo que ha suscitado una generalizada repulsa internacional, a la que se agregó la representante de la Unión Europea, Catherine Ashton. En las reiteradas violaciones descaradas de la ley internacional que significa la construcción de nuevos asentamientos en territorios palestinos, Israel siempre ha quedado solo en el mundo, y en muchos casos ni siquiera lo respaldó Estados Unidos.

Los mismos Estados Unidos que desde el año 2000 le han entregado a Israel más de 25 mil millones de dólares en ayuda militar en forma de subvenciones no reembolsables, y que ahora mismo, para la ofensiva militar desplegada a partir del 8 de julio, recibió por parte del gobierno de Obama otra dotación adicional  de 225 millones de dólares en municiones y repuestos como ayuda de emergencia.

Pero esta conmixtión llega aún más allá. En su respuesta a la acusación de “genocida” formulada por Mahmud Abbas respecto a Israel, Netanyahu respondió tomando como  ejemplo a Estados Unidos en sus bombardeos a las posiciones del Ejército Islámico de Irak y el Levante (EIIL) tanto en Irak como en Siria, para justificar las masacres que Israel ha venido perpetrando en Gaza.  El argumento es el siguiente: si EEUU bombardea a diestra y siniestra donde se le ocurra, ¿por qué estamos impedidos nosotros de bombardear Gaza? Estados Unidos ha bombardeado en los últimos años a siete países, recientemente realizó sucesivas matanzas de civiles en Irak y Siria, bombardeó los pozos petrolíferos provocando ingentes daños; eso a juicio de Israel alcanza como justificación para sus matanzas y destrucciones en la Franja. Es lo que alegó Netanyahu en la ONU antes de reunirse con Barack Obama en la Casa Blanca el 30 de setiembre. Pero en esta materia hay algo más todavía.

En su intervención en la ONU, Netanyahu tuvo el atrevimiento de condenar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra y de calificarlo como “Consejo de Derechos terrorista” (así como suena), porque se permitió  condenar y disponer una investigación sobre la ofensiva militar israelí “Filo Protector” contra Gaza. Pero hay otras perlas en este collar. Netanyahu alegó que “Israel hizo todo lo posible para minimizar la muerte de civiles palestinos”, ya que avisó por varias vías antes de cada incursión “para que los palestinos evacuaran las zonas que iban a ser atacadas”. Esto supone, en primer lugar, que Israel se arroga el derecho de bombardear cualquier objetivo en territorio extranjero, lo que viola groseramente la ley internacional. Pero además, en muchas ocasiones esa previsión no se ha cumplido, al contrario. Se han descrito numerosos casos en que las familias que han sido alertadas abandonan su domicilio, con todo lo que eso supone, y al regresar varias horas después, y se encuentran con nuevos bombardeos que arrasan familias enteras y sus viviendas.

En esa misma intervención, dando palos en todas direcciones, Netanyahu también censuró acremente a las seis potencias mundiales que están negociando un acuerdo nuclear con Irán. Dijo que no debe realizarse acuerdo alguno con ese país, y que la capacidad militar deIrán debe ser desmantelada totalmente. Eso sí: Israel puede poseer bombas atómicas en profusión (es una de las mayores potencias nucleares, y esgrime esa amenaza permanentemente), mientras que Irán no debe tener posibilidad alguna de desarrollar su energía nuclear con fines pacíficos, que es lo que se propone Tal es la lógica de Netanyahu.

Por añadidura, existen informes según los cuales Israel está cooperando con grupos terroristas que operan en Siria. El Washington’s Blog del 3 de octubre cita al Jerusalem Post, según el cual la Fuerza de Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF), ubicada en la frontera entre Israel y Siria, observó en varias ocasiones  a miembros de la oposición armada  interactuando con el ejército israelí a través de la línea de alto el fuego. En un caso, UNDOF observó al ejército israelí del lado Alpha (dentro de Israel) entregando dos cajas a la oposición   armada del lado Bravo (dentro de Siria). The Times of Israel informó que un comandante del Ejército Libre Sirio declaró a sus captores que colaboró con Israel a cambio de apoyo médico y militar.Un comandante del batallón Al-Haramein del Ejército Libre Sirio, Sharif As-Safouri, admitió haber entrado cinco veces a Israel para reunirse con  oficiales israelíes que posteriormente le entregaron  armas antitanques RPG con 47 cohetes y 48.000 balas, así como rifles y otras armas ligeras. El comentario es que “todo tiene que ver con el cambio de régimen en Siria”.

Veamos ahora lo que dice la periodista Ana Jerozolimski en una columna vitriólica dirigida contra Mahmud Abbas y su discurso en la ONU. En primer lugar, objeta la afirmación del dirigente palestino de que “Israel ha optado por hacer que éste sea un año de guerra genocida perpetrada contra el pueblo palestino”. Yo pregunto: ¿no alcanza con 2.049 palestinos muertos, entre ellos 553 niños, 253 mujeres y 96 ancianos, para que los resultados de las incursiones militares israelíes, sumadas a la destrucción de más de 10.000 viviendas, de 37 mezquitas, de 167 escuelas y 6 universidades, barrios enteros reducidos a escombros, niños en llaga viva, la destrucción de las escuelas-refugio de la ONU, para que los resultados de las incursiones aéreas israelíes durante 51 días desde el 8 de julio sean consideradas un genocidio? ¿Cuántas más muertes se requieren, cuando éstas ya han sobrepasado largamente las de la operación Plomo Fundido de diciembre 2008-enero 2009? El secretario de la ONU dijo que los bombardeos a las instalaciones  de la ONU son “escandalosos, inaceptables e injustificables” y que sus responsables deben ser sometidos a la justicia. ¿No comparte esta opinión?

También se dice en este capítulo que los israelíes son tan buenos que avisan donde van a bombardear, pero eso es puro papel pintado, como ya vimos. Lo notable en este punto es que en ningún momento (tampoco en ningún párrafo de un artículo de ocho cuartillas) se mencionen las masacres y destrucciones perpetradas por Israel. Eso para la columnista no existe. Hace un análisis de situación sustrayendo el dato fundamental, que no tiene parangón en toda la historia de las agresiones israelíes.

Más adelante se refiere a la afirmación de Abbas de que Israel es un “estado racista ocupante” que lanzó “tres guerras en cinco años en Gaza” e intenta refutarlo alegando que desde setiembre de 2005 Israel dejó de ocupar dicho territorio. Esto último es cierto, pero ha transformado a la Franja de Gaza en la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, y la mantienen cercada por aire, mar y tierra de manera absoluta, transformando en un martirio la vida diaria de la población. Además, Israel ocupa extensiones crecientes de Cisjordania, extiende allí sus asentamientos, lo mismo que en el territorio palestino de Jerusalem Este, como acaba de suceder, todo ello a pesar de la condena y la resolución expresa de la ONU y de la comunidad internacional en decenas de ocasiones. ¿Qué opina de esto la destacada columnista?

También critica la aseveración del líder palestino de que “la devastación causada por esta reciente agresión (a Gaza) no tiene parangón en los tiempos modernos” y le contrapone las provocadas en Siria e Irak “a manos de sus correligionarios musulmanes”. Primero, que los palestinos no tienen ninguna culpa en estas últimas matanzas, y sí la tienen Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, que no se mencionan ni por el forro, además de algunas naciones árabes. Además, ¿es lícito justificar las masacres de Israel diciendo que en otro lado se acometen masacres mayores?

Se refiere luego a la afirmación de Abbas “en nombre de Palestina y su pueblo, no olvidaremos ni perdonaremos, y no permitiremos que criminales de guerra escapen al castigo”. Dice la columnista que ello debe referirse a Hamas. Por cierto que la actitud de Hamas de lanzar cohetes en forma indiscriminada contra territorio israelí es condenable, además de servir de pretexto a la intensificación acentuada de la agresión israelí. ¿Pero esto significa que deben escapar del castigo de la justicia los notorios criminales de guerra israelíes?

En los párrafos siguientes se reconoce las dificultades de negociación con Netanyahu, y se contrapone este hecho con la actitud negociadora de anteriores dirigentes israelíes. La redactora se pronuncia en contra de la construcción de nuevos asentamientos, pero como vimos estos siguen viento en popa a toda vela. Se comenta también el asesinato de los tres jóvenes israelíes y del joven palestino quemado vivo. Y por último se refiere al proyecto presentado por Abbas en la ONU en el sentido de imponer a Israel una retirada en no más de tres años de los territorios palestinos ocupados y la creación de un Estado palestino independiente. Sobre esto último anticipa que “el Consejo de Seguridad probablemente no lo apruebe por el veto norteamericano”. Pero nos quedamos sin saber qué opina ella de esa presumible actitud del gobierno estadounidense. Finalmente, le aconseja a Abbas que trate de convencer “a aquellos elementos conservadores dentro del gobierno israelí que se oponen a un Estado palestino independiente”. Y ella, ¿qué opina de estos elementos conservadores del gobierno israelí?

Tengo tres interrogantes complementarias. La primera se refiere al hecho de que 13 diputados europeos del grupo GUE/NGL (Izquierda Europea y Verde Nórdica) visitaron Israel a comienzos de setiembre, reuniéndose con miembros de la Knesset, militantes de DDHH palestinos e israelíes y organizaciones por la paz. Su propósito era visitar la Franja de Gaza, pero el gobierno de Israel se lo prohibió. Así lo hizo constar la delegación en una declaración firmada por diputados pertenecientes al Sinn Fein de Irlanda, Podemos e Izquierda Plural de España, AKEL de Chipre,  Bildu del País Vasco, el Bloco y el Partido Comunista de Portugal, y el Frente de Izquierda de Francia.

Segundo hecho: las armas tóxicas empleadas por el ejército israelí en la ofensiva contra Gaza contaminaron el agua y la tierra de la Franja, afectando gran cantidad de granjas. “Eso ahora amenaza nuestras vidas”, declaró el ministro palestino de Agricultura, NazirWahidi, quien agregó que durante esas incursiones casi 5.000 hectáreas de las más productivas granjas de Gaza quedaron destruidas. Además, las redes de riego y los sistemas de captación de agua de lluvia sufrieron graves daños.

Tercer hecho: el número de suicidios entre los soldados israelíes está aumentando considerablemente tras la operación en Gaza. La policía militar de Israel ha iniciado una investigación después que tres miembros de una unidad militar de élite se suicidaron en las últimas semanas. El diario Haaretz informa que los soldados, miembros de la Brigada Givati, estuvieron directamente involucrados en la reciente operación militar. Dos de ellos se suicidaron cerca de la frontera con Gaza. Un especialista psiquiátrico militar israelí informó que el año pasado se suicidaron ocho soldados, y que el ejército se ha negado a proporcionar el número de suicidios durante el año en curso.

Nos interesaría conocer la opinión de la periodista mencionada sobre estos hechos y también –lo reitero- la causa por la cual omite el señalamiento de las consecuencias dramáticas de la ofensiva militar israelí en Gaza, lo que puede equivaler a justificar la actitud de los criminales de guerra o a atenuar su responsabilidad.

Publicado en BITÁCORA, edición digital, Nº 585, 6 de octubre 2014

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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