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COMISIÓN de APOYO al PUEBLO PALESTINO

Niko Schvartz: Asesinato selectivo y Ley de Nacionalidad racista

BAJO EL GOBIERNO DE NETANYAHU

Asesinato selectivo y Ley de Nacionalidad racista

Niko Schvarz

El primer ministro israelí Benyamin Netanyahu expulsó a dos miembros de su gabinete que lo criticaron y puso en marcha el mecanismo de elecciones anticipadas para el año próximo. Pero antes, las fuerzas militares bajo su dirección  asesinaron a un destacado dirigente palestino, el gobierno envió a la Knesset un proyecto de Ley de Nacionalidad abiertamente racista, que elimina todos  los derechos de los palestinos, y prosigue a todo tren las construcciones ilegales de asentamientos israelíes en Jerusalem Este y otros territorios palestinos de Cisjordania, al extremo de que hoy se encuentran allí más de 500.000 colonos israelíes. Todo esto cuando los pobladores de la Franja de Gaza están sufriendo las brutales consecuencias de los 51 días de bombardeos israelíes en el operativo “Filo Protector” que dejaron más de 2.200 muertos, entre ellos 577 niños, unos 11 mil heridos, una ciudad en escombros, 10 mil viviendas arrasadas y millares de personas sin hogar, hospitales, ambulancias, escuelas y centros de refugio de la ONU atacados, la única central eléctrica destruida y sin posibilidades de suministro de gas, en un territorio de población concentrada totalmente bloqueado por aire, mar y tierra. El presidente palestino Mahmud Abbas, en su alocución ante la Asamblea General de la ONU del 26 de setiembre, dijo que en este operativo el gobierno israelí cometió “crímenes similares al genocidio”.

Por su parte, en un discurso pronunciado en la ONU el 24 de noviembre, el embajador de Israel ante el organismo internacional, Ron Prosor, hizo gala de una soberbia inaudita, defendió todo lo hecho por Israel y atacó a la inmensa mayoría de los representantes de los estados miembros de la ONU, porque éstos proclamaron 2014 como el año de solidaridad con el pueblo palestino y defendieron su derecho a un estado plenamente independiente y soberano. Véase a qué extremos llegó el representante de Israel: “Me pongo de pie frente al mundo como orgulloso representante del Estado de Israel, del pueblo judío”, expresó. “Con la cabeza en alto, me presento ante ustedes sabiendo que la verdad y la moralidad están de mi lado. Y sin embargo, me presento hoy sabiendo que en esta Asamblea la verdad será pervertida y no se tendrá en cuenta la moralidad. Cuando miembros de la comunidad internacional hablan del conflicto Israelí-palestino, una niebla desciende para nublar toda claridad lógica y moral”.Semejante agravio colectivo nunca se escuchó en ese ámbito. Pero tiene un antecedente, y corresponde al propio Benyamin Netanyahu. Este compareció en la Asamblea General de Naciones Unidas antes de reunirse con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca el pasado 30 de setiembre, y en su intervención tuvo el atrevimiento de condenar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra y de calificarlo como “Consejo de Derechos terrorista”, porque se permitió condenar y disponer una investigación sobre la ofensiva militar israelí “Filo Protector” contra la Franja de Gaza.

Esto acontece por cuanto la ONU, además de pronunciarse a favor de los derechos inalienables del pueblo palestino, condenó una y otra vez los asentamientos ilegales erigidos por Israel en los territorios palestinos, así como la construcción del muro de separación conocido como  “el muro del apartheid” extendido de norte a sur de manera tal que sustrae una porción considerable del territorio palestino para colocarlo en manos de Israel. Tales decisiones de sucesivos gobiernos israelíes han sido condenadas de forma reiterada por mayorías aplastantes en la Asamblea General de la ONU, dejando absolutamente aislado a Israel, que contó con el exclusivo apoyo de EEUU. Israel ha retribuido los favores siendo el único país que no se unió al reclamo universal de que EEUU cese el bloqueo que mantiene contra Cuba desde hace más de medio siglo, resolución adoptada en más de veinte ocasiones sucesivas por el organismo internacional.

El asesinato de Ziad Abu Ein

El último asesinato perpetrado por las fuerzas militares israelíes contra dirigentes palestinos ocurrió el miércoles 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos. Ziad Abu Ein era un líder del movimiento palestino Al Fatah, y un mes antes había sido nombrado ministro para “Asuntos de las colonias y el muro del apartheid”, precisamente. En el día indicado participaba cerca de Ramalah, en Cisjordania ocupada, en un acto pacífico de protesta contra la confiscación israelí deunas tierras palestinas para ampliar una colonia ilegal israelí en ese territorio. “Estaba plantando olivos para simbolizar la esperanza de paz y justicia”, dijeron sus compañeros. Varios soldados israelíes apoyados por la Policía de Fronteras trataron de dispersar a los tres centenares de participantes en el acto  lanzando gases lacrimógenos y con disparos de balas de acero recubiertas de caucho. Un video muestra que tres soldados israelíes agarraron por el cuello a Abu Ein y lo golpearon en el pecho. En la carga, éste inhaló los gases y tras sufrir problemas respiratorios entró en coma antes de ser trasladado al centro médico de Ramalah, donde los facultativos confirmaron su muerte. El dirigente palestino Saeb Erekat dijo que la muerte de Abu Ein es prueba de la “cultura de la impunidad” con la que actúa Israel. El dirigente Hanan Ashrawi denunció el caso como una “ejecución extrajudicial” y recordó que”el uso excesivo e indiscriminado de la violencia por Israel supone un crimen de guerra”. El jueves miles de personas participaron en el funeral y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a Israel  a efectuar una investigación “transparente y rápida” de lo sucedido.

 

La legislación racista

A fines de noviembre el gabinete israelí aprobó por 14 votos contra 6 el proyecto de ley denominado “Israel, la nación-Estado del pueblo judío”, conocida como “Ley de la Nacionalidad”. Se ha dicho que esta iniciativa legislativa “coloca el carácter judío del Estado por encima de su carácter democrático y revela con claridad el viraje religioso y nacionalista cada vez más acusado de este país”. La nueva ley elimina el árabe como lengua oficial (a pesar de ser el idioma del 20% de la población) y acepta el principio de desigualdad entre judíos y no judíos. El proyecto de ley establece  el sometimiento de la justicia “al espíritu de la enseñanza del Pentateuco”, lo que limitará sensiblemente las competencias del Tribunal Supremo. Destaca asimismo el impulso a la colonización judía, pro no árabe, en todo el país. La iniciativa consagra de este modo la discriminación legal en todas las esferas de la minoría árabe, le niega a los árabes lo que le da a los judíos. Un análisis señala que la ley “confirma la espiral extremista que se respira por todas partes y que se ha venido agudizando en las últimas dos décadas de una manera firme y progresiva” y que Israelpasa a ser “un Estado racista, ahora ya de manera oficial”. Un editorial del periódico Haaretz estima que la ley, si se aprueba, “sacará al Estado de Israel de la comunidad de naciones democráticas y le dará unaplaza de honor junto a esos regímenes oscuros en los que se persigue a las minorías”.

Dos partidos de la coalición de gobierno se opusieron al proyecto: El Movimiento, de la conocida dirigente Tzipi Livni, titular del Ministerio de Justicia, y Hay un Futuro, de Yair Lapid, ministro de Economía. Netanyahu los destituyó ipso facto, y se propuso sustituirlos en la coalición de gobierno por dos formaciones ultraortodoxas, Shas y Judaísmo Unido del Pentateuco. En todas estas negociaciones intervino de manera destacada el ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, xenófobo por antonomasia, acusado además  de múltiples maniobras de corrupción que le valieron la destitución de su cargo, en el que posteriormente fue repuesto. Lieberman es partidario del Gran Israel, de expulsar a todos los palestinos del territorio, vive en una colonia judía en una región palestina ocupada de Cisjordania y ha proclamado con todas las letras que donde haya conflicto debe prevalecer el carácter judío del Estado sobre su carácter democrático.

Netanyahu zanjó la cuestión abruptamente. El 2 de diciembre comunicó por teléfono su cese a los ministros citados. Tzipi Livni declaró: “No se ha atrevido a decírmelo mirándome a los ojos”. Simultáneamente, anunció la inminente disolución de la Knesset, con la consecuente convocatoria a elecciones anticipadas. Se maneja como fecha más probable el próximo mes de marzo. La última vez que los israelíes acudieron a las urnas en elecciones generales fue en enero de 2013.

A todo esto, el proceso de paz con los palestinos ha quedado completamente de lado, estancado. La única novedad en esta materia es que, en esos mismos días, la Asamblea Nacional de Francia  votó una resolución instando al gobierno de París a reconocer al Estado palestino, algo que ya habían hecho España y un conjunto de otros países. En días posteriores, Amnistía Internacional emitió una declaración  señalando que los ataques aéreos contra edificios emblemáticos perpetrados en Gaza en agosto de 2014, en el último tramo de la operación militar israelí “Filo Protector” fueron ataques directos y deliberados contra edificios civiles (muchos de ellos de elevado valor histórico) y constituyen crímenes de guerra.

En esta situación se escucharon las opiniones del eminente músico argentino-israelí Daniel Baremboim, director de una orquesta juvenil palestino-israelí con amplia actuación internacional  y activo militante por la paz en la región. En una reflexión sobre el tema, recordó esta aseveración del primer ministro israelí Yitzaj Rabín: “Yo fui soldado y sé que Israel puede ganar una guerra contra Siria, Líbano y Egipto, y quizá incluso derrotarlos a todos a la vez. Pero Israel no puede ganar una guerra contra el pueblo palestino. Mi primer deber es proteger  la seguridad del pueblo israelí, y solo puedo cumplirlo si firmamos la paz con los palestinos”. A juicio de Baremboim, “expresar esta opinión en público fue lo que le costó la vida a Rabín” (a manos de un extremista judío, en una plaza de Tel Aviv).

Publicado en LA ONDA digital, Nº 702, 15 de diciembre 2014

 

 

 

 

 

 

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