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COMISIÓN de APOYO al PUEBLO PALESTINO

DRAMÁTICOS TESTIMONIOS

Presos de Guantánamo

Por: Niko Schvarz

Publicado en La República, 19 de febrero 2015, pág. 7R.

 

Por doble vía volvieron a primer plano los ex presos de Guantánamo que hallaron refugio en nuestro país el 7 de diciembre 2014 por decisión humanitaria del gobierno uruguayo: declaraciones de uno de ellos en Argentina, donde solicitó al gobierno de ese país que acogiera a más de sus compañeros recluidos en prisión, y entrevista de un canal uruguayo a otro preso de Guantánamo. Ambas declaraciones confirman las condiciones de tortura sistemática y hasta límites extremos, imperantes en ese centro de reclusión.  Y reiteran la necesidad imperiosa de cerrar la base de una buena vez, como lo prometiera Obama, y devolver a Cuba el territorio usurpado hace más de un siglo.

Jihad Ahmad Diyab, uno de los 6 refugiados de Guantánamo llegados a Uruguay, formuló declaraciones (traductor mediante) a varios medios argentinos luciendo el mameluco anaranjado que trajo escondido desde Guantánamo. Árribó a nuestro país muy debilitado por la huelga de hambre que venía sosteniendo. Fue sometido a un régimen de comida forzada, “con un tubo que me pasaba por la nariz para forzarme a comer”. Dijo que fue torturado desde el primer momento en que ingresó a la prisión y que algunos presos llegaron a pesar poco más de 30 kilos. Cumpliendo un pedido formulado por sus compañeros de prisión, solicitó a la presidenta Cristina Fernández que acoja a más reclusos que siguen en la cárcel de la isla cubana. Insistió en que los presos de Guantánamo son inocentes, que no pesa sobre ellos ninguna acusación. Muchos son docentes, otros empleados de organizaciones caritativas. Pero “todos somos víctimas de la política agresiva estadounidense”. Este ciudadano sirio, de 43 años, fue detenido en Pakistán en 2002.

A su vez, entrevistado por Telemundo de Canal 12 el martes pasado, Alí al Shaaban relató su dramática situación: entró a los 19 años en la cárcel de Guantánamo y pasó allí nada menos  que 13 años, casi la mitad de su vida. Dice que hace muchísimo tiempo que no ve a su familia, quiere reunirse con ella, y al venir al Uruguay pensó que iba a ser posible que viniera, pero ahora tiene el problema de que no podría mantenerla. “NI siquiera puedo mantenerme económicamente a mí mismo. Y además mi familia es muy grande”, señala. “Aun teniendo un trabajo no podría mantenerme y mantener a mi familia, por lo cual se necesitaría asistencia por un tiempo”.

El periodista pregunta (en inglés): “Para ustedes es un nuevo mundo, una nueva cultura, un nuevo país y un nuevo idioma. ¿Tienen que adaptarse, necesitan tiempo para asentarse física y espiritualmente?”. Respuesta: “Exactamente, ese es el punto. Nos han pedido que trabajemos desde la primera semana que llegamos y les dijimos que está bien, no estamos en contra del trabajo sino de los tiempos que nos plantearon. Queremos trabajar como cualquier persona normal, ser independientes, mantenernos”. Pero reitera que fue detenido cuando tenía 19 años, pasó 13 años en prisión y “que me pidan que consiga mantenerme por mis medios en la primer semana, el primer mes o dos meses, no creo que sea razonable”.

El presidente José Mujica visitó a cinco de los seis reclusos de Guantánamo, tres de ellos sirios, un palestino y un tunecino  (el sexto, también de origen sirio, es el que se encontraba en Argentina). La visita se realizó en el barrio de Palermo de Montevideo, donde residen. La central obrera PIT-CNT acordó con el gobierno tutelar a los refugiados, ofreciéndoles hospedaje en forma transitoria y colaborando con ellos en aspectos básicos de su adaptación social y laboral. Mujica tomó el té con ellos y recibió su agradecimiento por la contribución del gobierno uruguayo a su liberación.

El mandatario aconsejó a los refugiados que avance con rapidez en el aprendizaje del idioma español para que puedan integrarse lo antes posible al mercado laboral. Las crónicas relatan que Mujica “les habló como un padre veterano. Les dijo que la prioridad primera debe ser que aprendan español y que si quieren abandonar el Uruguay, el Estado les puede dar una mano, pero que en cualquier caso tienen que aprender español, algo que continúan haciendo en un instituto ubicado en Pocitos”. El mandatario tenía presente que ellos venían con una mochila pesada, pero que él estuvo 14 años preso “y sabía de qué les hablaba”.

El canciller Luis Almagro se refirió a estos hechos en una reciente comparecencia ante la Comisión Permanente, respondió con altura a las imprecaciones del nacionalista Jaime Trobo y puso en alto la conducta del gobierno uruguayo, ampliamente valorada en el ámbito internacional, por su apego a los principios del derecho internacional y la defensa acendrada de los derechos humanos en toda su extensión.

 

 

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