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COMISIÓN de APOYO al PUEBLO PALESTINO

Opinión y Análisis

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Jueves 31 de Enero de 2008

LA COMISIÓN QUE INVESTIGO LA GUERRA DEL LÍBANO DILUYO CULPAS

Olmert respira después del informe

La Comisión Winograd presentó un informe más liviano que el preliminar. Culpó a las “fallas sistémicas” por el fracaso, antes que a los líderes. Alivio para Olmert, único sobreviviente de la cúpula que condujo la guerra. Perdieron los reservistas, los familiares de los muertos y la derecha.

           

Por Sergio Rotbart

Desde Jerusalén

El informe final de la Comisión Winograd, que durante el último año y medio se dedicó a investigar el desempeño de la conducción política y militar de Israel en la Guerra del Líbano, no provocará el drama político que muchos esperaban. A diferencia del resumen parcial, dado a conocer en abril de 2007, que incluía duras acusaciones en el plano de la responsabilidad personal de los máximos dirigentes del Estado, el documento publicado ayer apunta a “los fracasos y fallas sistémicas” que abundaron en el transcurso de la contienda bélica. Así, neutralizado el foco que podría haber encandilado al principal sobreviviente de la posguerra, Ehud Olmert, el premier israelí es sin duda la persona más aliviada a raíz de las conclusiones contenidas en el trabajo que le entregó el juez Eliahu Winograd, presidente de la comisión que lleva su nombre.

 

En el otro bando, el de los decepcionados, se encuentran los soldados (reservistas) ex combatientes, los familiares de los muertos en la guerra y los partidos de la oposición de derecha, todos ellos mancomunados bajo la exigencia de que Olmert debe asumir la responsabilidad por el fracaso en el Líbano de manera concreta y personal, o sea, renunciar. Ante la ausencia de recomendaciones o determinaciones en tal sentido en el informe final de la Comisión Winograd, las voces de protesta están ahora pendientes del comportamiento del ministro de Defensa y jefe del Partido Laborista, Ehud Barak, quien aseguró al asumir su cargo actual que actuaría en pos del reemplazo del premier Olmert tras el anuncio final del equipo encargado de examinar la guerra librada en 2006.

 

Pero Barak, por su parte, sabe que la manera más rápida de cumplir con su promesa conduciría a un resultado poco deseado: la disolución del actual gobierno y el llamado a elecciones. En tal caso, el principal beneficiado sería el líder del partido de derecha Likud, Benjamin Netanyahu, a quien las encuestas ubican a la cabeza de una eventual carrera electoral. Y a ese pronóstico, temido tanto por los socios de la coalición de gobierno como por los partidos de centroizquierda ubicados fuera de ella, se suma la propensión de la gran mayoría de los diputados a mantener a cualquier precio la actual composición de la Knesset (Parlamento), pues de todo ello resulta el apoyo político sólido del que aún goza Ehud Olmert.

 

El informe presentado por la comisión investigadora señala que “Israel emprendió una guerra prolongada, bajo su iniciativa, que culminó sin un triunfo claro desde el punto de vista militar”. Y agrega: “Una organización cuasi militar (se refiere al Hezbolá) se enfrentó durante semanas al ejército más poderoso del Medio Oriente. El lanzamiento de misiles siguió a lo largo de toda la guerra. El ejército no brindó una respuesta efectiva a esos ataques”.

 

El documento responsabiliza a la máxima dirigencia nacional por no haber desarrollado un debate ordenado sobre los objetivos de la iniciativa militar, los medios para conseguirlos, por la falta de consecuencia en la estrategia adoptada y “graves fallas en la defensa de la población civil”. Por otro lado, justifica la decisión de ordenar el operativo terrestre sobre el final de la guerra, muy próximo a la decisión de la ONU que posibilitó el alto el fuego. La comisión se refiere a esas 60 horas en las que murieron 33 soldados israelíes, como un paso “casi indispensable” en base a los datos que tenían a su disposición los integrantes del Gabinete de Defensa.

 

Los analistas coinciden en la previsión que asegura que la próxima crisis política no estará relacionada con el efecto que el Informe Winograd pueda generar, sino que surgirá cuando las negociaciones con los palestinos inauguradas formalmente en la Cumbre de Annapolis, en diciembre pasado, lleguen a alguna instancia significativa. Así, por ejemplo, el partido religioso Shas ya ha anunciado que se retirará de la coalición en el momento que la partición de Jerusalén sea tratada en el marco de las conversaciones con la dirigencia oficial palestina en torno de un acuerdo permanente. Sin embargo, mucho antes de que esa posibilidad despunte, es más probable que la nueva realidad generada por el sorpresivo derrumbe del muro de separación que actuaba como frontera entre Gaza y Egipto, y que de hecho ha puesto fin al bloqueo impuesto por Israel a la Franja dominada por Hamas, mantenga ocupado al gobierno de Olmert bastante más de lo previsto.

 

Miércoles 30 de Enero de 2008

EE.UU. BLOQUEA CONDENA A ISRAEL EN EL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU

Por: TeleSur

 

En silencio permanecerá el Consejo de Seguridad de la ONU ante la grave crisis humanitaria desatada en la franja de Gaza, a causa del bloqueo que Israel mantiene desde 2006 y que radicalizó el pasado 18 de enero. La declaración que pretendía condenar esta nueva agresión israelí contra el pueblo palestino, fue bloqueada por EE.UU., que se negó a aprobar un texto desfavorable a sus aliados israelíes.

 

El Consejo de Seguridad de la ONU fracasó este martes en adoptar una declaración de condena a Israel por el bloqueo que mantiene contra la franja de Gaza, repudiado por organismos de derechos humanos, y que tiene sumergida a esta población en una grave crisis humanitaria.

 

Los 15 miembros del Consejo no lograron consenso unánime, necesario para adoptar declaraciones de este tipo, ante la negativa de EE.UU. de aprobar un texto desfavorable a sus aliados israelíes.

 

"Desafortunadamente, el Consejo de Seguridad ha decidido detener la discusión de este tema", dijo a periodistas el embajador de Libia ante la ONU, Giadalla Ettalhi, cuyo país preside el Consejo este mes.

 

"Los miembros se han dado cuenta de que no pueden llegar a un acuerdo sobre el tema", añadió.

 

Tras una semana de discusiones, Libia presentó este martes en nombre del Grupo Árabe de la ONU enmiendas al texto respaldado el pasado viernes por los otros 14 miembros del Consejo, pero que para los países árabes estaba "excesivamente a favor de Israel."


TEXTO PARCIALIZADO

Desde que inició el debate, el pasado martes, el texto planteaba condenar el bloqueo israelí que mantiene a los palestinos sin alimentos, medicinas, agua, combustible, ni servicio eléctrico, entre otras cosas, e instaba al gobierno de Tel Aviv a levantar la medida, condenada por organismos humanitarios de la ONU, por la Cruz Roja, por ONG como Oxfam y Amnistía Internacional.

 

Pero, por iniciativa de EE.UU., el borrador original fue modificado y, más que pedir el levantamiento del bloqueo, el texto condenaba los "terroristas" lanzamientos de cohetes por parte de la resistencia palestina, a la frontera con Israel, lo que fue considerado como parcialismo hacia Tel Aviv.

 

Desde que la ONU decidió, en 1948, partir en dos los territorios palestinos y concederle más del 50 por ciento a Israel, y tras la llamada Guerra de los Seis Días, en 1967, tras la cual Tel Aviv se ha anexionado más tierras de los palestinos, la resistencia en Palestina se ha defendido de las agresiones israelíes con el lanzamiento de cohetes artesanales hacia territorio israelí, que no suelen causar víctimas fatales.

 

Pero Israel y Estados Unidos justifican las matanzas de civiles inocentes en Gaza y profundización de la grave situación humanitaria, porque aseguran que las agresiones israelíes buscan proteger la seguridad del Estado judío de los cohetes de la resistencia palestina.

 

Israel aplica un bloqueo económico a los territorios palestinos desde la contundente victoria del movimiento Hamas en las elecciones de marzo de 2006, y desde hace unos siete meses, cuando Hamas tomó el control de la franja de Gaza, decidió agravar el bloqueo y, por ende, la difícil situación humanitaria en un territorio con más de un millón y medio de habitantes que depende de la ayuda humanitaria.

 

Pero el 18 de enero, el gobierno de Tel Aviv cerró por completo las fronteras de Gaza, dejando a la población aislada y sin los productos básicos para sobrevivir.

 

FRONTERA CON EGIPTO

Desesperados, los habitantes de la franja decidieron la semana pasada romper las barreras de su frontera con Egipto, en el paso de Rafah, para abastecerse de medicinas y alimentos, pero las cercas fueron reconstruidas con ayuda de milicianos de Hamas, que mantiene el controlan la zona, y actualmente las autoridades egipcias estudian la manera de tomar el control de la situación.

 

Para ello, el gobierno del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, recibirá por separado a representantes de Hamas, que demandan el control del paso fronterizo Rafah, mientras que el mandatario egipcio se reunirá con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas para llegar a un acuerdo.

 

GASOLINEROS RECHAZAN MIGAJAS DE ISRAEL

Entretanto, este martes las gasolineras de Gaza rechazaron el escaso combustible para vehículos que les provee Israel desde el pasado domingo, por considerar ridículo un flujo que ni siquiera cubre un diez por ciento de las necesidades de la franja territorial, aseguró hoy uno de sus representantes.

 

El domingo, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, tras una reunión con Abbas, anunció que su gobierno permitiría el suministro de combustible a la franja de Gaza. Esta decisión obedece a un fallo de Alta Corte de Justicia, quien declinó a favor de los grupos Adalah y Gisha, dos organizaciones de derechos humanos israelíes, que hace una semana y media presentaron la acción ante la Corte, denunciando el bloqueo como castigo colectivo, y exigieron que se pronunciara contra la decisión.

 

El subdirector del Sindicato de Propietarios de Gasolineras de Gaza, Mahmud al Jozendar, precisó que el fuel israelí "supone menos de una décima parte" de las necesidades de la franja, es decir, 50 mil litros de gasolina en los últimos doce días, cuando el consumo diario en condiciones normales supera los 120 mil litros diarios.

 

ISRAELÍES REPUDIAN BLOQUEO

La organización israelí de derechos humanos Gush Shalom, coordinada por el conocido activista judío Uri Avnery, ha promovido junto con otros colectivos, organizaciones palestinas y de solidaridad una campaña contra el bloqueo y un convoy de apoyo a la frontera de Gaza, mediante el cual entregaron ayuda a los habitantes de la franja.

 

"Nosotros, israelíes de varios campos políticos, hemos venido a traer alimentos básicos y a decirle al pueblo israelí y al mundo entero: ¡No participaremos en crímenes! ¡Estamos avergonzados del bloqueo!", fustigó Avnery al entregar provisiones a los palestinos de Gaza.

 

Las organizaciones de oposición israelíes exigieron "un cese al fuego inmediato" del bloqueo y la apertura de los pasos fronterizos, cuyos cierres mantienen aislados a los palestinos y en medio de una grave situación humanitaria.

 

http://www.telesurtv.net/secciones/noticias/nota/23804/consejo-de-seguridad-no-condenara-bloqueo-de-israel-contra-la-franja-de-gaza/

 

Sábado 26 de Enero de 2008.

PALESTINA DE DUELO: HA FALLECIDO EL DR. GEORGE HABASH

Declaración del Comité Democrático Palestino - Chile

 

Apodado Al Hakim (el sabio), uno de los pilares de la resistencia y de la lucha por la libertad y la dignidad del pueblo palestino. Se ha caracterizado por su consecuencia y honestidad y es, sin lugar a dudas, el más célebre de los palestinos.

 

Dr. Habash de 81 años, falleció a las 20 horas (hora local) de hoy sábado en el Hospital de Amman de Jordania.

 

Dr. George Habash, nació en la ciudad palestina de Lod el año 1926, de una familia cristiana ortodoxa. El año 1948, al igual de cientos de miles de los palestinos, fue expulsado de su hogar.

 

Estudió Medicina en la Universidad Americana de Beirut, se especializó en Pediatría y trabajó en los campamentos de refugiados palestinos en Jordania.

 

La vida del Dr. Habash cambió un día de 1948, cuando a los 22 años, estudiante de medicina, se encontró con su maletín de Medico, en medio de masacres y cientos de miles de palestinos expulsados de Palestina.

 

“Es una visión que jamás olvidaré, miles de personas expulsadas de sus casas, huyendo, llorando, gritando horrorizadas por las matanzas. Después de algo así, uno no puede convertirse en otra cosa que en un revolucionarios”, expresó años mas tarde el Dr. George Habash.

 

En el año 1952, fundó el Movimiento de los Nacionalistas Árabes y jugó un rol fundamental en el establecimiento de otros movimientos de liberación nacional en el mundo árabe.

 

El 11 de diciembre de 1967, fundó el Frente Popular para la Liberación de Palestina – FPLP, donde hasta el año 2000 fue su Secretario General.

 

Tanto el Movimiento de los Nacionalistas Árabes como el FPLP, son consideradas como la vanguardia de la revolución palestina y los movimientos libertarios del mundo árabe, donde el carisma y la fortaleza del Dr. Habash, fueron decisivos para defender y renovar la lucha por la libertad y la independencia.

 

Dr. Habash nos ha dejado sin ver cumplido su sueño de ver Palestina libre, soberana, democrática y laica.

 

Sin embargo, los discípulos de Al Hakim, seguirán sus pasos y mas temprano que tarde la antorcha de la libertad iluminará los cielos de Palestina.

 

Sábado 26 de Enero de 2008.

GEORGE BUSH LEVITANDO SOBRE UN CAMPO EN RUINAS

 

Por: Bruno Guigue, Oumma.com

Traducido por Caty R.

De la gira que ha realizado el inquilino de la Casa Blanca por Oriente Próximo, hay pocas posibilidades de que algo pase a la historia. « ¿Una visita para nada?» se preguntaba seriamente la prensa francesa en vísperas del periplo presidencial. Ahora ya sabemos la respuesta: una nada profunda, abismal incluso, a la medida de la infinita ignorancia del presidente estadounidense con respecto a esta región del mundo de la que no sabe nada, excepto que posee hidrocarburos.

 

No hace falta ser un experto para entender que esta gira diplomática perseguía sólo un objetivo: soldar a los regímenes árabes contra Irán y hacer una representación de ilusionismo sobre el conflicto israelopalestino. Sin sutilezas: era necesario mostrar compasión hacia los palestinos para evitar los remilgos de los «países árabes moderados» ante la extensa coalición antimulás orquestada por Washington.

 

De ahí, obviamente, las insólitas declaraciones del presidente estadounidense sobre «el final de la ocupación que comenzó en 1967», las lágrimas de cocodrilo ante «las frustraciones masivas» de los palestinos y el rechazo de un Estado palestino que se resumiría en un «gruyere»; por no hablar de su tardía indignación por los innumerables puestos de control militar israelíes cuya existencia pareció descubrir en enero de 2008.

 

Si creemos lo que dijo el diario Le Monde, la incongruente expresión de George Bush de tales evidencias provocó a Mahmud Abbas un auténtico «arrobamiento». No obstante, suponemos que esa luna de miel entre la OLP y el tío Sam no sobrevivió a la muerte en un solo día, el 15 de enero, de 19 palestinos asesinados por el «Tsahal». Naturalmente, Israel quiso celebrar a su manera la tardía conversión al Derecho Internacional del presidente estadounidense, quien no hizo ningún comentario sobre esta grandiosa contribución de Tel Aviv al nuevo «proceso de paz».

 

Pero las calculadas obviedades con las que George Bush gratificó a los medios de comunicación no sólo causaron el éxtasis momentáneo del «presidente palestino» y un diluvio suplementario de bombas israelíes. Un daño colateral menos sangrante y mucho más ridículo, estas declaraciones suscitaron además, en la prensa francesa, una oleada de optimismo feliz. En un texto tan sintomático que merece citarse detalladamente, Bernard Guetta se lanzaba así, en Liberation, a proezas retóricas que dan la impresión de que Oslo resucitó de entre los muertos.

 

«A su regreso de Ramala, George Bush llamó, en Jerusalén, al fin de la ocupación que empezó en 1967. En otras palabras, pidió que Israel se retire de Cisjordania y Jerusalén Este. Es una bomba. ¿Y cómo reaccionó el gobierno israelí? Diciendo que es una solución conveniente. Lejos de poner el grito en el cielo, Israel no rechaza esta exigencia. Es una auténtica revolución que viene a justificar la convicción, dicha y repetida, del presidente palestino de que será posible una regulación en este año 2008, pero…»

 

Sí, pero he aquí, amonesta Guetta, que «cuando los hechos sorprenden, perturban y se salen de las previsiones, nos negamos a ver su importancia». Y todo eso es un defecto de los «escépticos» que sólo ven a un «Bush en el final de su mandato», un «gobierno israelí a punto de estallar» y a un «Mahmud Abbas en prórroga». ¡Ah estos ciegos! «Pero aunque la paz, por supuesto, no se ha establecido y nada la garantiza totalmente, ¿cómo pueden ignorar hasta que punto se ha progresado? ¿Cómo no ven que se está en la aceleración de un largo proceso? Y se preguntarán después ¿Cómo hemos podido ignorarlo?» (Liberation, «Rebonds», 15 de enero de 2008).

 

Desgraciadamente esa glosa pacifista se publicó el mismo día en que los héroes del Tsahal perpetraron su mejor pogromo antiárabe desde hace un año. En las subversivas propuestas de George Bush, Guetta creyó ver una verdadera «bomba»: no podría haberlo dicho mejor. Pero esto no es todo. Sin preguntarse ni por un momento si las declaraciones del presidente de Estados Unidos no eran calculadas, tomó ingenuamente al pie de la letra sus declaraciones. No es sorprendente que haya hecho castillos en el aire.

 

Repasemos punto por punto. Bush aparece, exige «el fin de la ocupación» e Israel estaría conforme con esta exigencia ¿Grandes esperanzas, aleluyas? Es surrealista. Como acérrimo partidario del Estado hebreo, George Bush es el único presidente estadounidense que ha cuestionado explícitamente el Derecho Internacional en Oriente Próximo. En una carta oficial a Ariel Sharon (abril de 2004), juzgaba «ilusoria» la vuelta a las fronteras de 1967 y así avalaba las nuevas anexiones. ¿Y vendría, cuando faltan diez meses para terminar su mandato, a arruinar su idilio con los ultraderechistas israelíes?

 

Esa retórica, charlatanería lanzada con complacencia ante las cámaras de las cadenas árabes vía satélite, sólo cegó a los que no quieren ver. Para Washington, la alianza de las petromonarquías tiene un precio más barato que sigue siendo puramente simbólico: una pizca de demagogia compasiva es suficiente. La salvación del Israel colonialista bien vale algunas reprimendas oratorias. Sobre todo porque no comprometen a nada y echan un hueso para entretener a la opinión pública de los países árabes cuyos potentados de otra época se apresuran hacer reverencias al presidente estadounidense.

 

Ehud Olmert lo entendió perfectamente e hizo como si estuviera de acuerdo con las amonestaciones añadiendo algunas fórmulas huecas sobre el «doloroso compromiso» de las renuncias previas que tendría que hacer. Nos preguntamos a qué renuncias se refería. ¿Renunciará al residuo de Cisjordania que todavía no está trufado de colonias? ¿Concederá a los palestinos un sombrío suburbio de Jerusalén Este a manera de capital? Hay 470.000 colonos confortablemente instalados en sus búnkers en los Territorios Ocupados. Pueden estar tranquilos: no será George Bush quien los obligue a trasladarse.

 

No importa: ansioso por erigir un monumento al pensamiento acrítico, Bernard Guetta no da su brazo a torcer: «El fracaso sigue siendo más probable que el éxito», empieza diciendo en un insospechado arrebato de lucidez. Pero después se desquita: «Es muy difícil, pero Olmert, Abbas y Bush ya están de acuerdo en las líneas generales de un Reglamento en el que están trabajando. Se compartiría Jerusalén. Bajo condiciones de ajustes territoriales, las mayores colonias seguirían siendo israelíes».

 

Una alucinación que nos deja estupefactos: en tres palabras nuestro analista despacha la cuestión de Jerusalén como si la fuesen a regular mañana por la mañana. Pero la única «división de Jerusalén» válida es la aplicación del Derecho Internacional. Es decir, la restitución íntegra de Jerusalén Este a sus dueños legítimos, lo que implica la abolición de la ley fundamental israelí que hace de la «Jerusalén reunificada» la «capital eterna de Israel», y además el traslado de los 220.000 judíos instalados ilegalmente en la parte árabe de la ciudad. ¿Ehoud Olmert de verdad habría dado el visto bueno? Si fuese así, superaría el heroísmo del mismísimo Isaac Rabin, a quien la extrema derecha sionista asesinó por menos que eso. Sin duda sería una auténtica «bomba» informativa. La verdadera cuestión es averiguar cómo un periodista serio puede creer semejantes disparates. Pero es cierto que estamos en Francia.

 

Eventualmente se podría aventurar una segunda hipótesis igualmente ridícula: el acuerdo en cuestión estaría basado en nuevas concesiones palestinas. Sin decírselo a nadie, Mahmud Abbas habría renunciado al núcleo duro de la posición oficial de la OLP desde 1988: un Estado palestino en las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como capital. Pero, o Bernard Guetta está mejor informado que todos los periodistas del planeta, o confunde la velocidad con el tocino. Con todos los respetos, nos inclinamos por la segunda opción.

 

Lo que no le impide seguir mencionando la cuestión de los refugiados como si se tratase de una bagatela: «Palestina tendría garantizada la continuidad territorial y, en cuanto a los refugiados, recibirían compensaciones económicas, pero es al futuro Estado palestino y no a Israel adonde regresarían». ¿Y se puede llamar a eso un acuerdo? En realidad, esta fórmula corresponde exactamente a la posición de Tel Aviv: ningún reconocimiento de los perjuicios padecidos por el pueblo palestino, ningún refugiado autorizado a regresar a territorio israelí, a la tierra de sus antepasados, y un puñado de shekels a manera de compensación.

 

Después de comentar servilmente las peroratas de Bush y Olmert, Bernard Guetta llega por fin a la parte fundamental: «Pero queda una gran cuestión por solucionar, el mayor escollo que hay que salvar: ¿Cómo aplicar este acuerdo mientras Hamás controle Gaza?» Aquí estamos: ¡sería mucho más fácil, en efecto, si los palestinos abandonaran y renunciasen a cualquier resistencia! Y si al otro lado del nuevo muro de la vergüenza erigido por Israel, no estuviera ese «maldito escollo» que se obstina en existir.

 

Al votar a Hamás en 2006, el pueblo palestino se rebeló democráticamente contra el ocupante. No van a poner la otra mejilla en 2008. Bush y Olmert lo saben, pero Guetta parece ignorarlo. Seguramente porque la concepción del conflicto a la que se adhiere, junto a la mayoría de los comentaristas, exige esta amnesia voluntaria. Para aferrarse, no a la realidad sino a su representación dominante, hace falta un culpable. Ahora bien, como dicho culpable no puede ser Israel, sólo puede ser Hamás, cuya misma existencia es un desafío para los israelíes.

 

Al negar la evidencia se invierten entonces la causa y el efecto: no es la ocupación la que provoca la resistencia, sino el terrorismo el que justifica la autodefensa. Al negar a las víctimas la misma valoración se burlan las estadísticas del conflicto. En 2007, el ejército israelí asesinó a 373 palestinos en la Franja de Gaza. En el mismo período hay que lamentar 13 víctimas israelíes. Pero la causa está clara: el «terrorismo islamista» amenaza a Israel con un nuevo holocausto. «Mientras haya terroristas en Gaza, será muy difícil llegar a un acuerdo de paz con los palestinos», resume Ehud Olmert en un artículo de fe recogido a coro por los medios de comunicación occidentales.

 

Es cierto, el Primer Ministro del Estado hebreo sabe de qué habla: la principal organización terrorista de Oriente Próximo es el ejército israelí. Evidencia aritmética, simplemente. En un sentido, israelíes y estadounidenses tienen razón: el terrorismo está por todas partes. Pero es sobre todo allí donde se niegan a verlo. Un detalle cómico: durante su breve estancia en Jerusalén, George Bush decidió alojarse en el hotel King David, que en la época del mandato británico albergaba el cuartel general del ejército de ocupación. Un comando del Irgun lo hizo estallar en 1946 matando deliberadamente a un centenar de personas. El futuro Primer Ministro e ídolo de los medios de comunicación después de «Camp David», el terrorista Menahem Begin, fue el comanditario del atentado.

 

George Bush salió ileso hotel King David para continuar su gira por Oriente Próximo. Como estaba previsto, la segunda parte del viaje fue de un gran clasicismo. El programa: jugosos contratos con los reyezuelos del petróleo y avalancha de diatribas contra Irán. En Palestina, el presidente estadounidense combinó la conmiseración de fachada y las falsas amonestaciones. Con las petromonarquías agitó el espantajo del chiísmo nuclear para estimular las ventas de armas made in USA. Obstinadamente amenazó por enésima vez al régimen iraní, el «patrocinador del terrorismo», asignándole semánticamente esta confusión entre el comercio y la política, habitual en la superpotencia estadounidense.

 

Sin pararse en barras intentó vanamente explotar un ridículo incidente naval entre Irán y EE.UU. ocurrido en el estrecho de Ormuz. Como en el asunto de los marinos británicos capturados en Chott-al-Arab, la indignada actitud de la potencia occidental por un rasguño en una de sus cañoneras era totalmente grotesca. No nos atrevemos a imaginar lo que pasaría si se interceptasen estrellas iraníes en el Támesis o submarinos frente a Manhattan. Como un matón, el texano encolerizado se despachó ante las cámaras con ridículas baladronadas en las que se mofaba de Irán.

 

Ni una palabra, en cambio, sobre la situación iraquí. En efecto, ¿para qué recordar públicamente el mayor desastre estadounidense desde la guerra de Vietnam? Irak es el agujero negro, enorme y abierto de par en par de la política de Estados Unidos en Oriente Próximo. Pero todo se relaciona. Irak es el fracaso mesopotámico que vino a multiplicar la obsesión de los neoconservadores por Irán. Hacía falta un motivo importante para derivar la atención lejos del fracaso iraquí, un nuevo frente con nuevos malvados «satanizables». Con George Bush, Estados Unidos no conseguirá curarse el síndrome de las «brujas de Salem». Al contrario, cada día se hace más fuerte.

 

El primer viaje a Oriente Próximo de un George Bush en fase terminal ha dejado tras de sí una abrumadora impresión de vacío sideral y monumental hipocresía. Pero en cierto sentido no habrá sido inútil. El inquilino de la Casa Blanca mostró su auténtica cara en la escena planetaria: inflado de retórica mesiánica, demagogo como nadie, obsesionado por una hegemonía que se agrieta, patético lanzador de anatemas que no impresionan nadie. Planeando sobre un campo de ruinas que ha contribuido a expandir generosamente, George W. Bush apareció, como levitando, desvinculado sin remedio de un mundo árabe que le detesta.

 

Original en francés: http://oumma.com/George-Bush-en-levitation-au

Bruno Guigue (Toulouse 1962) es titulado en geopolítica por la ENA (École nationale d'administration), ensayista, colaborador habitual de Oumma.com y autor de los siguientes libros: Aux origines du conflit israélo-arabe, L’Economie solidaire, Faut-il brûler Lénine?, Proche-Orient: la guerre des mots y Les raisons de l’esclavage, todos publicados por la Ed. L’Harmattan.

 

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

 

Sábado 26 de Enero de 2008

UN AGUJERO EN EL MURO: ¡EL PODER PARA EL PUEBLO (PALESTINO)!

 

Por: Jeff Harper, Counterpunch

Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.

El pueblo palestino ha vuelto a hacerlo; otra vez ha tomado su destino en sus propias manos tras los fraudes de sus «moderados» líderes políticos y, por supuesto, de toda la comunidad internacional hacia su lucha por la libertad. Esta mañana, temprano, sencillamente volaron el muro de separación de Gaza con Egipto, rompiendo el cerco que les impuso un gobierno árabe en colaboración con Israel.

 

Nosotros, los pueblos del mundo, debemos recibir con gran orgullo y estímulo esta esencial negativa de la sociedad civil a aceptar la subyugación, a confiar su destino a los gobiernos, para los que las vidas de las personas corrientes simplemente son molienda para sus charadas políticas; Annapolis y el subsiguiente «proceso de paz» no son más que la última cínica expresión.

 

Los palestinos representan mucho más que a sí mismos. Su negativa a someterse a los dictados de los gobiernos, o a la falta de interés de éstos por el bienestar general de la población, refleja el deseo de miles de millones de personas oprimidas en su identidad y libertad y privadas de una vida decente y de sus derechos colectivos, individuales y potenciales. La mayoría de los oprimidos, los «condenados de la tierra» como los llamó Franz Fanon hace medio siglo, están demasiado ocupados en la desalentadora lucha cotidiana por la supervivencia para organizarse y resistir. Otros se rebelan en una miríada de maneras, pero casi siempre son reprimidos por sus propios «líderes» políticos y económicos y desaparecen de la vista de forma anónima. En unos pocos casos se las han arreglado para sentar las bases de una resistencia eficaz a la opresión, incluso para imponerse -aunque los miles de millones gastados en las guerras «contrainsurgentes» por EE.UU., Europa, Rusia, Israel y muchas naciones «desarrolladas» son un mal presagio para los pueblos que tratan de derrocar a los regímenes opresores-.

 

En esto los palestinos permanecen en la vanguardia, en la primera línea de los pueblos de todas partes empeñados en que sus derechos, bienestar y valores fundamentales como seres humanos sean respetados por los gobiernos. Y lo hacen así (como israelí, escribo esto con gran dolor y vergüenza) contra una de las potencias militares más poderosas y crueles del mundo; una potencia que los ha despojado del 85% de su tierra, que está intentando transformar su ocupación en un régimen permanente de apartheid, que ha empleado decenios en empobrecerlos y privarlos de sus derechos; la cuarta potencia nuclear que, sin embargo, se presenta a sí misma como víctima. Los palestinos no sólo han experimentado la misma deshumanización que padecen todos los pueblos oprimidos y colonizados, no sólo los han convertido en la encarnación del miedo más grande, firme y poderoso: en malvados «terroristas» que pueden derribar su privilegiada «civilización», sino que además los han convertido en conejillos de indias.

 

Israel es capaz de obtener márgenes en la industria de la contrainsurgencia y ganarse la entrada en el centro del complejo de la alta tecnología militar estadounidense convirtiendo los Territorios Ocupados en un laboratorio para ensayar con armamento y tácticas diabólicas pensadas para utilizarlas contra las personas.

 

Y todavía el pueblo palestino -y en particular aquellos que siguen siendo leales y firmes en Palestina- no sólo continúa resistiendo, sino también sorprendiendo y confundiendo a su pretendido amo israelí a cada paso. Pese al ilimitado control, al completo monopolio del uso de la fuerza, a la absoluta crueldad y al precioso Shin Beit, el servicio de inteligencia israelí, los palestinos votan lo que quieren, resisten, continúan sus vidas diarias con dignidad y abren grandes boquetes en los muros y en las políticas construidas para encarcelarlos y derrotarlos.

 

Todo esto no está en las mentes de esas personas desesperadas que aparecieron hoy en Egipto. Ellos no tienen un «gran plan»; pero se han ganado el respeto y el agradecimiento de toda la gente que quiere un mundo mejor basado en los derechos humanos y la dignidad, un mundo para todos. Como judío israelí, me entristece y me mortifica que mi pueblo, después de todo lo que sufrió, no sea capaz de ver lo que les está haciendo a otros. Pero a una escala mucho más grande, no como un judío israelí sino como ser humano, mi corazón está junto a los palestinos alentando su negativa activa a dejarse destruir por un sistema global que produce una riqueza inimaginable y poderosa para unos pocos a expensas de las crecientes filas de los miserables.

 

No soy palestino, ni tampoco uno de los oprimidos. Sólo espero poder utilizar mis privilegios de una manera eficaz para devolver el regalo que el pueblo de Gaza nos brinda a todos: la comprensión de que el pueblo tiene poder y que puede imponerse incluso frente a una potencia abrumadora. Cada uno de nosotros debe expresar su responsabilidad hacia la población de Gaza de la forma que le sea posible, pero como privilegiados debemos hacer algo. Se lo debemos a los palestinos, aunque sólo sea por este acontecimiento tan importante.

 

Original en inglés: http://www.counterpunch.org/halper01242008.html

 

Jeff Halper es el Coordinador del Comité israelí contra la demolición de casas (ICAHD) y fue candidato, con el activista palestino por la paz Ghassan Andoni, al Premio Nobel de la Paz de 2006. jeff@icahd.org.

 

Carlos Sanchis y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.

 

¿HACIA UNA NUEVA NAKBA?: EL GHETTO DE GAZA CONTADO POR QUIENES ESTÁN ENCERRADOS EN ÉL

 

Por: Silvia Cattori (www.silviacattori.net)

La carta que publicamos aquí - fechada el 22 de enero de 2008 – permite conocer desde dentro la situación de desamparo en la que se encontraba la población de Gaza encerrada en esta angustiosa cárcel «cuya llave Israel ha tirado al mar»*, cuando todavía no había caído el muro de la vergüenza de Rafah.

 

«Nos tienen asfixiados y sufrimos atrozmente. Tres mil mujeres y niños han ido hoy a la frontera egipcia a suplicar a los guardianes que dejen pasar a Egipto a los enfermos. Los militares egipcios les han atacado, les han pegado con las porras, les han rociado con agua y gases lacrimógenos.

 

Como sabe, Gaza está completamente encerrada. Es una situación indescriptible. Hay enfermos y heridos que se mueren por falta de medicinas. No hay gasolina ni gasoil. Los suministros que Israel autorizó el 21 de enero son insuficientes; no se puede volver a arrancar la bomba de la central eléctrica.

 

Necesitamos ayuda urgentemente. No tenemos comida ni medicinas ni reservas de agua. Las tiendas de alimentación están vacías. Han cortado la electricidad. Estamos economizando el gas que queda en la bombona.

 

Todo depende de la electricidad y, por lo tanto, del gasoil. El agua sólo sale del grifo con electricidad. Como Israel nos priva de gasoil, no hay electricidad ni agua potable.

 

Desde hace mucho tiempo ya no funciona el aprovisionamiento de agua ni la evacuación de aguas residuales, que dependen de la red eléctrica. Si no las cosas no cambian, de hoy a mañana nos vamos a hundir. Se nos ha acabado la reserva de agua. Iremos a casa del vecino y el vecino estará en la misma situación que nosotros.

 

Sin gasoil para que funcionen los generadores, todas las estaciones de filtrado están muertas. Desde que Israel la bombardeó en 2006 la central eléctrica sólo funciona al mínimo de su capacidad. Pero ahora estamos secos. Si no pasa nada en las próximas horas nos vamos a morir de sed.

 

Creemos que Israel tiene un plan preciso, que hace todo esto para llevarnos a tirar las puertas, para ver cómo huimos a Egipto. Es su manera de deshacerse de nosotros.

 

Ahora somos absolutamente conscientes de cortándonos el agua y los víveres Israel lo que quiere es estrangularnos. Como no puede masacrarnos a todos de golpe, nos corta los víveres y el agua. Así, ellos creen que acabaremos por huir en masa empujados por el hambre y la sed. Eso es a lo que los israelíes llaman transferencia.

 

Hay jóvenes que piensan en marcharse para siempre si se abre la frontera. Ir a donde sea con tal de huir de este infierno.

 

Yo no me iré. ¿Huir para encontrarnos aparcados eternamente en basureros, como nuestros hermanos que desde hace 60 años están aparcados en los campos de refugiados de Líbano? ¡No! ¡Mire a los refugiados en Líbano o Jordania! ¿Qué se hace para sacarlos de donde están encerrados?

 

Aquí todavía nos sentimos en casa, incluso bajo las bombas. Éste es un sentimiento esencial. Porque aunque aquí, en Gaza, vivamos en el infierno, todavía hemos podido salvaguardar nuestra dignidad.

 

Pedimos a los periodistas que vienen a Gaza que se comporten como seres humanos, que dejen de ocultar la verdad al mundo, lo que nos está haciendo sufrir Israel.

 

Aquí hay un pueblo que se está muriendo de hambre, de sed, de enfermedad, de miseria. Lo que este pueblo pide es poco: que se reconozca el sufrimiento y la injusticia que sufre, que se diga la verdad mostrando las imágenes atroces que hablan por sí mismas. Si no, ¿quién creerá lo que decimos?

 

SOMOS SERES HUMANOS, NO SOMOS «Terroristas».

Tenemos los mismos derechos que los ciudadanos de sus países. Pedimos a los medios de comunicación que dejen de ocultar a la opinión pública el hecho de Israel esta endureciendo cada vez más sus castigos y de que nos esté matando de hambre y de sed porque hemos votado a Hamas en vez de a Fatah.

 

Estamos estrangulados por el bloqueo, económicamente; estamos estrangulados humanamente; estamos estrangulados en todos los sentidos por los israelíes. Pero hagan lo que hagan y por mucho tiempo que nos aplasten y nos encierren, lo único que conseguirán es hacer que aumente nuestra resistencia.

 

Actuando de esta manera cruel los israelíes no conseguirán nunca que cese el lanzamiento de cohetes. Cada acción punitiva por parte de Israel provocará una reacción por nuestra parte.

 

CUANDO SE ARRINCONA A UN GATO SE CONVIERTE EN UN LEÓN

El bloqueo que estamos sufriendo no empezó el 17 de enero como dicen los medios de comunicación. Sufrimos el bloqueo israelí desde hace dos años. Nuestra situación se ha vuelto aún más difícil porque también estamos sometidos a las sanciones económicas de la Unión Europea.

 

Lo que ha empeorado nuestra suerte es que ahora estamos encerrados herméticamente. Esperamos un milagro.

 

Siempre estamos divididos entre la esperanza y la desesperación. A veces nos desespera la idea de que Israel nunca se verá obligado a devolvernos nuestra libertad; a veces tenemos la esperanza de ver que las puertas se abren.

 

En este momento vemos que nuestros vecinos árabes han empezado a manifestarse y hacer llamamientos a sus gobiernos para que reaccionen. Al mismo tiempo, sabemos que los dirigentes árabes sólo harán declaraciones para salvar la cara.

 

Como sabe, Mubarak se ha asociado a Israel para mantener cerrado el paso a Egipto. ¿Qué podemos esperar de un Mubarak que, hoy, ha enviado soldados de refuerzo para que disparen contra las madres que han ido [a la frontera] a pedir que se deje salir a los enfermos y heridos, a los que no se puede curar en Gaza y a quienes espera una muerte segura?

 

Israel quiere hacernos desaparecer. Pero no lo conseguirá nunca. Nunca. Aunque consiga matarnos a todos privándonos de agua y comida, otros palestinos de Cisjordania y del mundo lucharán para que Gaza siga existiendo.

 

Creo que quienes vengan detrás de nosotros se vengarán de estos colonizadores israelíes que nos han acorralado en nuestra tierra. Hagan lo que hagan nuca conseguirán deshacerse de nosotros, los palestinos nativos» (Fin de la carta)

 

POST SCRIPTUM

Este relato, sobrio aunque preciso, es capital. Cuando fue escrito su autor ignoraba que los palestinos estaban abriendo en el muro una brecha que permitiría a toda esta población cautiva y hambrienta ir a reavituallarse como último recurso en Egipto. Pero era plenamente consciente de este espantoso dato, es decir, de que cortándoles el agua y los víveres, Israel quería llevarlos a lo peor: al éxodo. Es decir, acabar la «transferencia».

 

Los palestinos recuerdan siempre cómo después de haber masacrado a los habitantes del pueblo de Deir Yassin en 1948 los grupos terroristas judíos provocaron un pánico general que tuvo como consecuencia el desarraigo de 900.000 palestinos aterrorizados que huyeron para salvar la vida, lo que permitió a los colonos judíos instalarse en las tierras árabes y crear en ellas Israel.

 

Fue una expulsión planificada metódicamente, una «limpieza étnica», a la que Israel llamó «transferencia» voluntaria. Y para engañar mejor al mundo, pretendió que fueron los dirigentes árabes quienes dieron la orden de huir a los palestinos.

 

Hoy se repite el mismo escenario. Como en 1948, la propaganda de las autoridades israelíes, repetida por muchos cronistas en el mundo, deja entender que fueron los dirigentes palestinos (de Hamas) quienes organizaron un «golpe de fuerza» que hizo caer el muro [en Rafah] y que saliera una riada humana hacia Egipto; en otras palabras, vuelven a atribuir a los dirigentes palestinos la responsabilidad de un éxodo que, en realidad, ha sido provocado por unas condiciones intolerables impuestas por Israel [1].

 

Desde finales de noviembre de 2007 las fuerzas de ocupación militar israelí han multiplicado los actos de terror contra la población de Gaza, por tierra, mar y aire, que han dejado casi a diario unos cincuenta heridos y decenas de muertos. Este terror se ha incrementado aún más por la prohibición de entrada tanto de abastecimiento como de los camiones que transportan medicinas, y la prohibición de dejar salir a los heridos graves para que reciban tratamiento den Egipto.

 

Para la población de Gaza no existe la menor duda de que, como en 1948, se trata de un proceso deliberado y calculado destinado a empujar a la gente a la locura; y de que Israel está ejecutando la misma política que en 1948; de que se trata hacerlos morir de hambre, de usar la fuerza militar y técnicas de guerra psicológica para crear un fuerte sentimiento de miedo, esperando que bajo el efecto del pánico y del estrés, a la menor apertura, la gente se precipitaría fuera de Gaza.

 

Israel ha hecho lo que ha hecho y ahora va a manipular las cosas para lavarse las manos. Altos cargos israelíes ya han declarado que el abastecer a Gaza es asunto de Egipto.

 

El objetivo de las estrategias israelíes es conseguir que una vez que se empuje a Egipto a los nativos de Gaza, ya no sean considerados palestinos y que los refugiados que tienen derecho a retornar a sus tierras de las que fueron expulsado por primera vez en 1948 se establezcan también en Egipto y se sumen a los millones de refugiados que se pudren en los campos de refugiados de Jordania, Siria y Líbano.

 

Existen importantes razones para creer que el calvario de Gaza no ha hecho más que empezar.

Silvia Cattori

 

* «Gaza es una prisión» en la que Israel ha encerrado a los palestinos y luego «ha tirado la llave al mar» es una imagen utilizada por John Dugard, profesor de derecho.

 

[1] Para los comentaristas que apoyan la postura del ocupante israelí, se trata de dejar entender que son los dirigentes de Hamas quienes han empujado a los habitantes de Gaza a partir, como lo ilustran estas palabras: «La idea brillante que han encontrado los dirigentes de Hamas en Gaza ha sido hacerse llevar a la frontera egipcia para fraternizar ahí con el ejército, para abrir la frontera y para dar así la sensación de que la liberación venía del sur. Esta operación se ha llevado a cabo de la mano del amo; por supuesto, dadas las restricciones a las que estaba sometida, la población se ha prestado a ello con entusiasmo; pero se trataba de una operación mandada, organizada por la dirección del partido [Hamas]». Y se añade este comentario que demuestra que Israel ve un interés en el éxodo de Gaza: «… Por temor a una fraternización total entre el ejército egipcio y los manifestantes palestinos, el gobierno de El Cairo cedió, abrió su frontera; quizá se abrirá de forma permanente lo que hará que pese sobre Egipto la responsabilidad de abastecer el enclave; en última instancia, los israelíes lo desearían…».

(Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos)

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