Blogia
COMISIÓN de APOYO al PUEBLO PALESTINO

CÁMARAS DE VÍDEO CONTRA “POGROMS” DE COLONOS

CÁMARAS DE VÍDEO CONTRA “POGROMS” DE COLONOS

Miércoles 17 de setiembre de 2008

CÁMARAS DE VÍDEO CONTRA “POGROMS” DE COLONOS

 

Por Javier Espinosa, Diario El Mundo - España

Cuando Nahla Mahmud se percató del tropel de colonos de Yitzhar que corrían colina abajo en dirección de la aldea clausuró las puertas y colocó la cámara de vídeo tras una de las rejas que protegen su ventana.

 

Encerrada tras los barrotes pudo grabar los desmanes de los fundamentalistas judíos, mientras estos apedreaban al vecindario palestino ante la mirada impasible de los soldados israelíes.

 

“Lo máximo que hacían era decirles: por favor, no hagáis esto, venga hombre”, explica la palestina frente a su vivienda. El edificio todavía muestra más de media docena de pintadas. Los asaltantes dibujaron la estrella de David. También arrancaron plantas y la canalización del agua.

 

Los destrozos en la casa vecina son mayores. Los pedruscos rompieron la mayoría de los cristales. Los radicales irrumpieron en el villorio disparando al aire, agrediendo a vecinos, inmuebles y vehículos -llegaron a tirar un coche a un barranco- e hirieron a ocho palestinos en las más de tres horas de razzia.

 

OLMERT CRITICÁ LA ACCIÓN DE SUS CONCIUDADANOS

 

Las imágenes que grabó Nahla han desatado tal escándalo en Israel que hasta el propio Ehud Olmert ha calificado la acción de sus conciudadanos el pasado sábado como un verdadero “pogrom”, un calificativo especialmente duro porque siempre se ha utilizado para referirse a las correrías anti-judías.

 

“Es un fenómeno intolerable. No habrá 'pogrom' contra los no judíos en Israel”, manifestó el primer ministro.

 

Sin embargo, el ocaso político de Ehud Olmert, que previsiblemente dimitirá como primer ministro tras las elecciones para designar a un nuevo líder de Kadima que se celebran hoy miércoles en Israel, parece haber azuzado el activismo de los colonos conocidos por su oposición a cualquier intento por establecer un estado palestino.

 

El propio líder de esta comunidad, Dani Dayan, se refirió al dirigente con desprecio. “Sus planes han sido tirados al cubo de la basura”, dijo.

 

Los alrededores de Yitzhar están dominados por colinas ennegrecidas. Testimonio de los arrebatos de los habitantes de este emplazamiento. “Llevan varios meses así. Cortando árboles, atacando las casas, quemando los campos. El sábado, llegaron un poco antes de las 8 de la mañana. Iban vestidos de blanco (el atuendo que usan los ultras religiosos judíos en su día sagrado) y nos gritaban de todo: que éramos unos cerdos, que esta era su tierra y que nos teníamos que marchar”, indica Mohamed Shamy, miembro del consejo municipal de Asira Qabliya.

 

La pequeña aldea está ubicada en las inmediaciones de Nablus, al norte de Cisjordania, un entorno donde se multiplican los asentamientos de fundamentalistas como Yitzhar, Bracha o Itamar. Aquí casi no se divisan banderas de Israel sino la enseña amarilla con una corona negra símbolo del movimiento judío que aspira a establecer una teocracia.

 

UNA NEBULOSA RADICAL

 

Son los territorios de los denominados “jóvenes de las colinas”. Una nebulosa radical que sólo atiende las directivas de rabinos ultras como David Dudkevitch -el clérigo de Yitzhar- y se muestran con camisetas donde se lee un explícito mensaje: “Separarnos del estado y unirnos a la Torah (el referente religioso del judaísmo)”.

 

Su ideología no incluye la democracia ni la sumisión a las órdenes de Israel. Ya han declarado que pretenden establecer otro estado: el reino de Judea. El religioso de origen mexicano Yosi Dayan lo explicó sin rodeos: “Es muy posible que Israel se desintegre. La gente se separará del estado. ¡Qué se queden con el Parlamento! Nosotros queremos establecer el reino de Judea”.

 

El mismo Dudkevitch defendió el martes en Haaretz el derecho de sus seguidores a “organizarse por sí mismo sin vínculos” con Israel y la “deportación” de los palestinos.

 

Frente a la negociación dubitativa que Olmert inició con estos últimos, los colonos han reaccionado lanzando una espiral de violencia en los últimos meses. Según reveló en julio el diario Maariv, los colonos han diseñado todo un plan de acciones de fuerza con el que pretenden forzar “al sistema (Israel) a considerar si la evacuación (de colonias) vale el precio”.

 

El mismo periódico citaba a un miembro de estas agrupaciones cuyas declaraciones no dejaban duda sobre el origen de la proliferación de incidentes. “Los días en los que la policía peleaba con nosotros y nos sentábamos se han acabado. Ha comenzado una nueva era. Por cada evacuación, por cada piedra que muevan se enfrentarán a una guerra”, manifestó sin querer dar su nombre. “La policía tiene que darse cuenta que estamos locos”, admitió otro de sus compañeros.

 

ACCIONES COORDINADAS EN CISJORDANIA

 

Lo han llegado a llamar 'Operación Tanzim' -que copia el nombre de las milicias palestinas- e incluye acciones coordinadas en toda Cisjordania como la que quema colectiva de terrenos palestinos que protagonizaron en julio.

 

“Hay terrenos a los que ya no podemos ir porque es muy peligroso. Vivimos bajo un régimen de terror insoportable”, dice Mohamed Shamy.

 

Nahla Mahmud recuerda como lloraban sus pequeños, incluida Zeina -de nueve meses- bajo el efecto del gas sofocante que les lanzó uno de los colonos. “Tenían un 'spray'. Todos nos pusimos a toser y a llorar. No podemos seguir viviendo así. Mis hijos se hacen pis encima del miedo”, apunta.

 

Los residentes de Yitzhar aseguran que la arremetida del sábado fue sólo una reacción “adecuada y saludable” -expresión de David Dudkevitch- al apuñalamiento de un chaval judío por parte de un palestino procedente de Asira Al Qabliya. Shamy niega incluso tal extremo. “Nadie de la aldea subió a Yitzhar. Los soldados te disparan antes de que te acerques”, dijo.

 

Los colonos han llegado a recurrir al lanzamiento de cohetes caseros contra la aldea de Burín, vecina de Asira Al Qabliya en un signo que confirma la escalada de sus ataques. Frente a estas exacciones los palestinos han comenzado a recurrir a cámaras de vídeo como la que usó el sábado Nahla, suministradas por la ONG pacifista israelí Btselem, para documentar los incidentes. Un portavoz de dicha asociación explicó que han repartido ya más de 100 aparatos, principalmente en el área de Nablus y Hebrón, entre los habitantes más expuestos a los atropellos de los colonos.

 

LA PALABRA DE LOS PALESTINOS

 

“Es nuestra única defensa. Nos la dieron hace dos meses y con ella hemos podido probar como el ejército no hace nada cuando nos atacan los colonos. Antes mentían y no podíamos probarlo”, precisa Nahla.

 

“Nuestra experiencia nos dice que en muchos casos las palabras de los palestinos tienen menos peso que las de los soldados, los policías o los colonos. Ahora hay gente que nos llama para pedirnos cámaras porque se sienten protegidos. Hay algunos que se mueven con cámaras rotas sólo para evitar que (los colonos) se les acerquen”, manifestó Oren Yakobovich, responsable del departamento de vídeo de Btselem, que ha bautizado este proyecto con el nombre “Devolviendo el disparo”.

 

Las agresiones de los fundamentalistas no se ciñen sólo a los palestinos sino que también han intensificado sus enfrentamientos contra los soldados israelíes. Tres días antes del suceso de Asira al Qabliya varias docenas de jóvenes intentaron asaltar una posición de los uniformados en las cercanías de Ramala, terminaron a golpes con los militares a los que tacharon de “nazis” e hirieron a dos.

 

Ben Dror Yemini, columnista de Maariv, advertía el martes de que los “saboteadores son una minoría peligrosa. Sus rugidos son reminiscencia de los de algunos clérigos musulmanes. Su tono es el mismo. Son una desgracia para los judíos. Su religión no es nuestra religión”. “Algunos piensan que Judea y Samaria (así denominan los israelíes a Cisjordania) se está convirtieron en el salvaje oeste, donde los colonos imponen su propia ley”, le secundó Yaakov Katz en The Jerusalem Post.

 

Martes 16 de setiembre de 2008

¿EXPLOTACIÓN O COLONIALISMO?

 

Por Mireia Gallardo Avellán*, Revista Pueblos

A lo largo de todo el territorio de Cisjordania, Israel ha implantado varias zonas industriales. En estas empresas, los trabajadores palestinos no tienen otra elección que aceptar las condiciones inhumanas a las que les someten sus patrones.

 

En el parque tecnológico de Nitzanei Ha’ Shalom, cerca de la ciudad palestina de Tulkarem, en el norte de Cisjordania, las fábricas israelíes emplean aproximadamente unos 700 trabajadores palestinos para producir todo tipo de productos: cartón, plásticos y pesticidas. Muchos de sus trabajadores palestinos afirman que es mejor aceptar estos trabajos que estar sin nada. La mayoría trabajan más de ocho horas al día, seis días a la semana y por unos 11 shekels la hora (aproximadamente unos 2 euros), 7 shekels por debajo del salario mínimo israelí. Este salario les permite obtener lo justo para vivir y aún siendo conscientes de que su situación no es verdaderamente ideal, se consideran “afortunados” por tener estos empleos y poder mantener a sus familias.

 

Pero si indagamos un poco más, nos damos cuenta de que estos palestinos trabajan en condiciones inhumanas: la mayoría de las empresas son subcontratas israelíes, muchas veces sin nombre y sin registro. Los palestinos trabajan apelotonados en pequeños locales, sin luz ni ventilación, sin trajes especiales de trabajo, sin descansos, sin aseos y sin la posibilidad de pedir la baja laboral por enfermedad. Sencillamente, esperan que las puertas de acero, una vez abiertas, les marquen el final del día. Algunos se han quejado de las condiciones en las que trabajan a sus patrones pero en la mayoría de los casos, la respuesta llega en forma de amenazas y despidos. Los propios trabajadores son conscientes de que no son tratados como personas, de que no existen y sienten que reciben el mismo trato que los animales.

 

En Barkan, la situación es parecida. Barkan es la zona industrial más grande de toda Cisjordania. Reúne 120 fábricas, empleando unos 5.000 palestinos que se encargan de producir plástico, acero, productos alimenticios y textiles. Pero este recinto industrial vio como disminuía el número de trabajadores palestinos “legales” o con permiso de trabajo después de la Segunda Intifada. Antes del año 2000, Israel llegaba a emplear unos 150.000 palestinos, sin contar todos los “irregulares”, mientras que ahora apenas llegan a ser unos 10.000. El Muro del Apartheid ha frenado la entrada de “irregulares” ya que la posibilidad de entrar ilegalmente a Israel es prácticamente imposible.

 

En Jericó, ciudad palestina localizada cerca de la frontera con Jordania, no nos encontramos con una situación mejor: los recolectores de dátiles que trabajan para las colonias ilegales israelíes, son obligados a trabajar en verano más de diez horas diarias bajo temperaturas que pueden superar los 40 grados centígrados, sin aseos, con un salario muy por debajo del legal y en condiciones de inseguridad absolutas. Lo peor es que, la mayoría de trabajadores son menores que, debido a la precaria situación de sus familias, no tienen otra elección que dejar los estudios (si es que en algún momento los empezaron) y ponerse a trabajar.

 

Más del 60 % de la población total y el 46 % de la población nativa de Cisjordania vive bajo el umbral de la pobreza. La mitad de la población palestina son menores de edad y cada asalariado debe mantener aproximadamente unas diez personas. Ante esta situación, muchos de los palestinos que se encuentran sin trabajo, en contra de su voluntad, deciden buscarse la vida e intentar ser empleados en las colonias ilegales israelíes en Cisjordania. Parece difícil creer que, en el año 2008, estos trabajadores vivan esta situación “colonial” en su propio territorio. Sin embargo, no deja de ser otro reflejo de la penosa realidad, bajo la ocupación militar israelí, en la que viven los palestinos.

 

Aún así, encontrar trabajo en una empresa o colonia ilegal israelí no es para nada una tarea fácil. Primero se debe obtener un permiso por parte de los mandos militares (una tarjeta magnética) que da derecho a poder cruzar los checkpoints o puntos de control israelí; esta tarjeta se recibe una vez se han pasado los interrogatorios por parte de los servicios de inteligencia de Israel. Al mismo tiempo, el futuro trabajador debe solicitar un permiso de trabajo en la Oficina de Empleo israelí. Los costes de todo este proceso los cubre el empresario. Al igual que este permiso de trabajo es de “oro” para los palestinos también lo es para los empresarios, ya que los usan como medio de presión y acoso sobre sus empleados que nunca pueden ser probados porque carecen de contrato, seguro y tienen miedo de ser despedidos.

 

Estas zonas industriales funcionan según el principio de “divide y vencerás”. Aquellos palestinos que tienen un “buen comportamiento” reciben un buen salario y son pagados diariamente, no a la semana; a cambio, trabajan como “informadores” para el patrón. Para rizar el rizo, las mafias palestinas que recolocan trabajadores en las empresas o colonias israelíes, también se enriquecen a costa de explotar y utilizar sus propios paisanos. Estas mafias forman parte del sistema y son un eslabón indispensable entre el empresario israelí y el trabajador palestino.

 

* Mireia Gallardo Avellán, delegada de Paz con Dignidad en Palestina.

 

Martes 16 de setiembre de 2008

ABU MAZEN: ¡NI SE LE OCURRA TOCAR EL DERECHO AL RETORNO!

 

Por Khalid Amayreh, www.xpis.ps / Rebelión

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos

“¿Por qué se me debería permitir a mí, un judío del norte de Londres, obtener la ciudadanía israelí mientras que este derecho se le niega a un palestino que languidece en un campo de refugiados de Líbano? Especialmente cuando reconozco que una amplia mayoría de quienes se marcharon en 1948 fue limpiada étnicamente por las fuerzas israelíes”. Alex Stein, un académico judío británico.

 

En los últimos días el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, ha hecho dos declaraciones extremadamente preocupantes en relación a la fundamental cuestión del derecho al retorno.

 

La semana pasada declaró la cadena de televisión Al-Arabiya que no podía pedir que se permitiera a todos los palestinos refugiados volver a sus hogares y a sus ciudades de las que fueron desarraigados cuando se creó Israel en Palestina hace más de sesenta años.

 

Esta semana, el presidente de la AP expresó unas observaciones aún más temerarias en una entrevista para el diario israelí Ha’aretz, publicada el domingo 14 de septiembre.

 

Sugería que estaba justificado que Israel se negara a permitir la repatriación de los refugiados.

 

“Entendemos que si nosotros les pedimos a ustedes que permitan volver a Israel a los cinco millones de palestinos refugiados, el Estado de Israel sería destruido. Pero debemos hablar acerca de un compromiso y ver a cuántos pueden aceptar”, declaró Abbas.

 

Y añadió: “Tenemos que hablar con Israel de la cantidad de refugiados que retornarán a Israel. Se me critica por no exigir la vuelta de los cinco millones de refugiados, pero yo afirmo que exigiremos la vuelta a Israel de un numero razonable de refugiados”.

 

No hay ni que decirlo, el tono poco firme de las palabras de Abbas parece reflejar una cierta propensión por su parte a, en efecto, sacrificar y trivializar el derecho al retorno, que poco más o menos representa el corazón y el alma del problema palestino.

 

Pues bien, tengo unas pocas palabras de consejo para Abbas y sus asesores: Ni se les ocurra tocar el derecho al retorno. ¡No jueguen con fuego!

 

Es cierto que usted fue elegido presidente de la AP en 2005. Sin embargo, esto no le da derecho a transigir con el centro de la causa palestina, el inalienable derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus hogares y a sus pueblos de los que fueron limpiados étnicamente y después dispersados por los cuatros rincones del planeta por el terrorismo judío.

 

Es más, usted mismo, señor presidente, durante su campaña electoral hace cuatro años insistió repetidamente en que la única solución aceptable para los palestinos en relación a la causa de los refugiados tenía que basarse en la resolución 194 de Naciones Unidas.

 

No le estoy pidiendo que emule a Saladino o a Omar Ibnul al Khattab. Obviamente, eso está por encima de sus capacidades.

 

Pero los palestinos esperan de usted que haga honor a su tarea y que mantenga su palabra. Y sin duda eso no está por encima de sus capacidades.

 

Permítame recordarle, señor presidente, el párrafo 11 de la resolución 194 en caso de que la haya olvidado: “Esta resolución resuelve que se debe permitir que los refugiados que desee retornar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos lo hagan en la fecha más temprana posible y que sea factible, y que a aquellos que decidan no retornar se les deben pagar compensaciones por sus propiedades, y daños y prejuicios que, según el derecho internacional o por derecho deben ser compensados por los gobiernos o autoridades responsables”.

 

Puede que algunos de sus amigos y asesores le hayan aconsejado “mostrar flexibilidad” respecto a esto y puede que usted albergue una cierta tendencia a considerar que el derecho al retorno es un tanto anacrónico dadas la dura realidad política existente.

 

Sin embargo, es igualmente válido argumentar que toda resolución sobre el conflicto palestino-israelí que excluya una genuina implementación del derecho al retorno sería falsa, frágil y efímera.

 

No me estoy permitiendo un pronóstico agorero o exagerado. Pregunte a los propios refugiados de Nahr al-Bared en Líbano, de al-Wihdat en Jordan, de Jabalya en Gaza y de al-Amaari cerca de Ramalah, no lejos de su despacho. Pregúnteles si quieren renunciar a su derecho a retornar a sus hogares y pueblos originales a cambio de un Estado o casi-Estado palestino y ellos le dirán sus verdaderos sentimientos. No escuche a los parásitos que tiene usted a su alrededor cuya única preocupación es hacer dinero y aparecer en la televisión cada noche.

 

Como palestino me sentí especialmente inquieto por su afirmación de que “el retorno de cinco millones de palestinos llevaría a la destrucción de Israel”.

 

Pues bien, señor, Mr. Abbas, ¿acaso la supervivencia de Israel como un Estado exclusivamente para los judíos se ha convertido en una urgente preocupación palestina?

 

Como dirigente palestino su principal preocupación debería ser ante todo proteger y hacer realidad el derecho al retorno de estos atormentados palestinos que han estado padeciendo la agonía de estar sin hogar durante más de sesenta años.

 

Sí, sesenta años de vivir sin hogar, de dolor y de dispersión deberían ser suficientes para estas desdichadas personas que han heredado la miseria y el sufrimiento de generación en generación desde hace seis décadas.

 

Por consiguiente, acabar con este escándalo de lo más descarado y siniestro no debería ser un acto de caridad hacia los palestinos, sino que debería ser una aplicación tardía de importantes resoluciones de Naciones Unidas que llaman a la repatriación e indemnización de estos refugiados.

 

El desarraigo de estas víctimas inocentes del satánico sionismo, cinco millones de seres humanos en estos momentos, fue un acto colectivo de expoliación y de limpieza étnica con muy pocos paralelismos a lo largo de la historia. Mientras no se rectifique y corrijan las injusticias cometidas contra las víctimas seguirá siendo un imperecedero acto de expoliación.

 

Es más, la mayoría de la clase dirigente sionista ni siquiera ha reconocido que estos crímenes hayan sucedido y cada vez que un académico escrupuloso israelí habla de estas injusticias suele ser vilipendiado y amenazado por una sociedad dominada por el racismo y el odio.

 

Esta es la razón por la que el Derecho al Retorno, al menos en lo que concierne a los palestinos, no debería ser tema de discusión y de controversia exactamente igual que el derecho de un propietario a recuperar su propiedad robada no es tema de discusión y de controversia.

 

Por lo que se refiere al argumento sionista respecto a la necesidad de mantener Israel como un Estado judío es obvio que dicho argumento constituye un descarado insulto moral para cualquier ser humano que valore la justicia y la honestidad.

 

En primer lugar, es bien sabido que el término “carácter judío de Israel” es nada menos que un eufemismo para la continuación de las políticas racistas de Israel contra los no judíos. No se pueden legitimar el apartheid y el racismo aunque quienes lo practican sean judíos. El racismo judío no es menos virulento que el racismo alemán.

 

En segundo lugar, debería ser indiscutible para todos que la conciencia del mundo no tiene más obligación legal o moral de mantener el sionismo en Palestina de lo que tenía de mantener el apartheid en Sudáfrica.

 

Siendo más concreto, uno siempre se ve impulsado a preguntar lo siguiente en relación a este asunto: ¿acaso el supuesto derecho de Israel a la pureza étnica y religiosa invalida el derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus hogares y a su país?

Por último, es evidente que negar a los refugiados palestinos su inalienable derecho a retornar a Palestina/Israel es intolerable para simple rectitud.

 

La Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por Naciones Unidas en 1948 estipula en su Artículo 13 que “toda persona tiene derecho a dejar cualquier país, incluyendo y el propio, y a retornar a su país”.

 

Lo repetimos, el derecho al retorno es el corazón y el alma del problema palestino. En realidad es más primordial que la cuestión de que Palestina adquiera la categoría de Estado palestino e incluso que la de Jerusalén, a pesar de la inmensa importancia nacional y religiosa que tiene esta última.

 

Por consiguiente, debería estar más que claro que el pueblo palestino considerará nulo cualquier acuerdo o arreglo entre Israel y la AP que ignore o pase por alto esta cuestión fundamental del derecho al retorno.

 

Esto no es sólo un mensaje para los dirigentes de la OLP, también es un mensaje para el insolente Estado de Israel que puede tener la tentación de pensar que la actual debilidad de la postura palestina en relación a Israel podría llevar a los palestinos a ceder en sus constantes nacionales.

 

Martes 16 de setiembre de 2008

SABRA Y CHATILA, LOS RECUERDOS DE LA MUERTE DE AYER Y DE HOY

 

Por Suhail Hani Daher Akel, Rebelión

Con la invasión de Israel el 6 de junio de 1982, conocida como “Paz para Galilea”. El Líbano, se transformó en una verdadera caldera, donde niños, mujeres y ancianos quedaron calcinados al paso de la soldadesca del premier Menahem Beguin y del ministro de Defensa Ariel Sharon.

 

Durante 88 días, el Líbano y los campos de refugiados palestinos fueron sumergidos en un caos total, ceñidos en muertes, dolor y destrucción.

 

La noche del 16 de septiembre y, hasta el 18 de septiembre de 1982, los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila en Beirut, fueron rodeados por el ejército de Ariel Sharon. Aislándolos del mundo. Sedujeron a un pequeño grupo de mercenarios libaneses que respondían a sus bajos instintos, quienes no titubearon en descargar su incentivado odio.

 

Con hachas, cuchillos y fusilamientos en masa, asesinaron impunemente a indefensos civiles palestinos, mientras, los Buldózer israelíes apresuradamente se encargaron de remover escombros envueltos en cadáveres de refugiados.

 

Más de 5.000 mártires palestinos y civiles libaneses comenzaron a convertir el aire de Sabra y Chatila en los recuerdos de la muerte.

 

Como premier, Ariel Sharon fue acusado en junio de 2001 ante la justicia belga por 23 sobrevivientes palestinos y libaneses de ser responsable de la masacre de los campos de refugiados de Sabra y Chatila. La demanda se basó en la Ley Belga de 1993 que reconoce competencia universal a la justicia belga para crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la humanidad, independientemente del lugar donde se cometieron y las nacionalidades y lugares de residencia de las víctimas y los acusados.

 

Sharon, ignoró la demanda y los altos responsables del gobierno israelí calificaron inmediatamente de “escandalosa” la decisión de la justicia belga y afirmaron que la decisión fue acogida con cólera por el Presidente israelí Moshe Katsav (quien en el 2007 renunció por acosos sexuales ), que dijo : “niego absolutamente el derecho moral a Bélgica de juzgar a líderes y oficiales del Ejercito israelí...Nadie tiene el derecho de poner en duda las normas morales y humanas con las que trabaja el Ejército israelí”.

 

Con un alto grado de intolerancia y antisemitismo israelí en contra del semita pueblo Palestino, e n el tercer milenio, el Tsunami arrollador de Israel, desnudó la barbarie de la ocupación dejando cifras desesperantes. Desde el 28 de septiembre de 2000 hasta la actualidad, asesinaron a más de 9.500 civiles palestinos, de los cuales casi 2.100 eran niños y más 75 mil palestinos fueron heridos. También asesinaron al mártir líder Presidente Yasser Arafat y los mártires líderes de Hamas Sheik Ahmad Yassin y Abdel Aziz Rantizi en el 2004.

 

Demolieron casi 14 mil viviendas y edificios, y más de un millón y medio de árboles de olivos y frutales fueron arrancados. Centenares de hectáreas de tierras palestinas fueron expropiadas para la construcción del Muro de Apartheid y la instalación de asentamientos israelíes con el objetivo de minar la geografía de palestina y de Jerusalén.

 

Es absurdo qué, con las resoluciones jurídicas internacionales, convertidas en tinta sobre papel por Israel, el mundo mantenga su complacencia con la Potencia Ocupante y sus crímenes de lesa humanidad de ayer y de hoy.

 

La injusticia y la opresión no prevalecerán nunca. Los campos de Sabra y Chatila en 1982 al igual que la aldea Deir Yassin en 1948 y la Intifada de Al Aqsa de Jerusalén en el 2000, seguirán siendo el baluarte de libertad del pueblo palestino y de los pueblos libres del mundo.

 

* Ex Embajador del Estado de Palestina en la Argentina

 

Lunes 15 de setiembre de 2008

OSLO, UN RECUERDO AGRIDULCE

 

Por Sal Emergui, Diario El Mundo

Exactamente 15 años después que Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) firmaran los históricos acuerdos de Oslo en la Casa Blanca, se puede hacer el siguiente balance: dos presidentes palestinos, seis jefes de Gobierno israelíes —el séptimo llegará en semanas—, un magnicidio, una Intifada, las colonias evacuadas en Gaza pero aumentadas espectacularmente en Cisjordania, un acuerdo de paz entre Jordania e Israel, una decena de cumbres y mediadores de paz, victoria del grupo integrista Hamas —en las urnas en 2006 y por las armas en 2007—, la construcción del muro, centenares de controles, escisión palestina, numerosos atentados y operaciones militares, esperanzas renacidas...

 

Quince años después que los eternos enemigos, el general y primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el líder palestino, Yasir Arafat —que solía insistir que él también era general—, se diesen un tímido apretón de manos ante la mirada complaciente de Bill Clinton, ambos pueblos siguen enfrentados y negociando un acuerdo definitivo.

 

Abu Mazen, el entonces “número dos” de Arafat y actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina -creada a raíz de Oslo- no oculta su decepción en afirmaciones al diario Haaretz: “Es increíble e inimaginable que aún no hayamos conseguido llegar a un acuerdo de paz. Pero con todo, hoy también firmaría los acuerdos de Oslo. Arriesgué mi vida por la paz y lo volvería a hacer, ya que se trata de un precio muy pequeño. No me arrepiento de los acuerdos de Oslo. Veinte años antes del acuerdo, creía en la paz con los israelíes y hoy sigo creyendo”.

 

Abu Mazen es pesimista sobre la posibilidad de conseguir un acuerdo en 2008: “Aprecio mucho al primer ministro, Ehud Olmert, con el que he trabajado más de un año pero ahora dejará su puesto [...] Aún hay grandes diferencias en las negociaciones. Hemos presentado nuestras ideas y reclamaciones, pero no hemos recibido ninguna respuesta israelí”.

 

PRIMARIAS EN KADIMA

 

En declaraciones a elmundo.es, el jefe negociador de la OLP, Saeb Erekat, expone su conclusión del proceso de Oslo que apoyó y sigue apoyando. Y lo hace preguntando: “¿Sabe usted en cuánto ha crecido el porcentaje de colonos israelíes en territorio ocupado desde la firma de los acuerdos de Oslo? En un 85%”.

 

Erekat, imprescindible asesor de Arafat y ahora de Abu Mazen, confía que la crisis política en Israel no influya en las conversaciones. Pero es consciente que dependen ahora de los 70.000 afiliados de Kadima, el partido de Olmert, que el miércoles elegirá a su sucesor y posible nuevo primer ministro.

 

Públicamente, los líderes palestinos se mantienen al margen –“es un tema interno”-, pero en los pasillos no ocultan que la opción preferida es la ministra de Exteriores y actual jefa negociadora, Tzipi Livni. A su rival, el ex ministro de Defensa Shaul Mofaz, le quieren tanto como al líder de la oposición, Benjamin Netanyahu. Es decir, no mucho.

 

Con el tiempo, Oslo ha ganado detractores. En el campo palestino denuncian que “han pasado 15 años y no hay acuerdo, no hay un Estado palestino, las colonias aumentan, hay más presos y sigue la ocupación israelí”. En Israel, dicen que “Oslo legitimó al terrorista Arafat, nos obligó a hacer concesiones a cambio de nada y ahora tenemos en Gaza el régimen armado y fanático de Hamas”.

 

EL “ARQUITECTO” DEL PACTO

 

El “arquitecto” israelí de los acuerdos de Oslo, hilvanados de forma secreta en la capital noruega con la mediación discreta local, fue Uri Savir. En esa época, director general del Ministerio de Asuntos Exteriores, bajo la batuta de Simon Peres. “Cuando vi a Arafat, Rabin, Peres y Clinton caminando hacia la el césped de la Casa Blanca, le comenté a Yossi Beilin: 'Parece surrealista'”, recuerda Savir.

 

Savir explica que “Oslo cambió la cara de Oriente Próximo —a veces para bien y otras menos— y encarriló el proceso para la solución al conflicto israelí-palestino. Fue la plataforma para la solución de la división en dos Estados”. “Cuando vi a Arafat, Rabin, Peres y Clinton caminando hacia la el césped de la Casa Blanca, me pareció surrealista”.

 

URI SAVIR, DIPLOMÁTICO ISRAELÍ

 

Savir, consciente que Oslo levanta ampollas, sostiene que esos acuerdos salvaron al sionismo y al movimiento nacional palestino: “Si no fuera por Oslo, Israel hubiera continuado sus aventuras en Cisjordania y Gaza, con más colonias y anexiones de tierras, y nos hubiéramos convertido en un Estado binacional con una tragedia al estilo de la ex Yugoslavia. Del lado palestino, los acuerdos de Oslo pusieron fin al rechazo de la existencia del Estado de Israel”. Reconociendo graves errores en ambas partes, avisa que “no hay mejor alternativa”.

 

Quince años y seis puntos de discordia: Jerusalén, fronteras del futuro Estado palestino, asentamientos, seguridad, agua y refugiados palestinos. Si hay una firme voluntad política y el necesario apoyo popular, israelíes y palestinos llegarán a una solución en los seis temas, si bien la soberanía sobre Jerusalén, con todo su simbolismo religioso e histórico, es la gran asignatura pendiente. Y quizás imposible sin una mediación internacional y el apoyo de los líderes religiosos.

 

“Las dos partes no supieron llevar los frutos de la paz a toda la población y solo las élites se beneficiaron de Oslo. Hay que aprender la lección, seguir las negociaciones para un estatuto definitivo, acabar con el terrorismo, aumentar la cooperación, mejorar la economía y crear una cultura de paz que llegue a todos los habitantes”, aconseja Savir.

 

Preguntado Abu Mazen si recuerda que es el aniversario de Oslo, contesta: “Lo recuerdo, aunque desafortunadamente, ya que no ha tenido éxito. Han pasado 15 años y todavía estamos lejos de un acuerdo”.

 

Viernes 12 de setiembre de 2008

UN CIRCO MÓVIL PARA DESAFIAR A LA INMOVILIDAD:

LA HISTORIA DE LA PRIMERA ESCUELA DE CIRCO PALESTINO

 

Fuente: Palestine Monitor.

Traducción Departamento de Cultura, Comité Democrático Palestino - Chile

La Primera escuela de circo palestina fue establecida en 2006 cuando Shadi Zmorrod y Jessika Devlieghere - “padre y madre de este circo” - lanzaron aquel original proyecto.

 

Con sede en Ramallah, la escuela enseña artes circenses a niños de Cisjordania. Trayendo mucho más que el conocimiento de circo a los niños, la escuela pretende romper las barreras – tanto físico como social - dentro de la sociedad palestina, juntar a la gente con el arte, y proporcionar un nuevo camino de la expresión para niños palestinos. Este verano, la escuela de Circo viajó a través de la Cisjordania para presentar “Un circo móvil” lleno de artistas palestinos y daneses, llenando de alegría motivación y sonrisas al público.

 

Todo esto comenzado en un puesto de control, como muchas historias palestinas. En uno de los más grandes en la Cisjordania -Qalandia- nos encontramos un sábado con los miembros de la Escuela de Circo palestina. Eran las tres de la tarde, y el sol nos quemaba mientras aproximadamente 25 adolescentes y ejecutantes del circo esperaban y hacían la fila detrás de las puertas de los puestos de control para dejar Ramallah durante un día y asistir a su primera interpretación en Jerusalén.

 

Entre los adolescentes, estaban Mays, Nayef, Marah, Ashtar, Hazar o Fadi … 10 entrenadores de circo palestinos y estudiantes juntos como Ramit, Mariam, Sebastian, Steffen... 7 ejecutantes de circo profesionales de Dinamarca que vinieron a Palestina para la cooperación cultural.

 

La historia hermosa del circo comenzó hace varios años cuando Shadi Zmorrod, un joven actor palestino descubrió al azar el arte de circo en el año 2000. Dos años más tarde, se reunió con Jessika, una mujer belga que vino a Palestina hace un par de años y se enamoró tanto del país, como del hombre y como del proyecto y decidiendo quedarse en el país. Juntos, comenzaron un proyecto circense que luego se transformó en una escuela. Empezaron de la nada, pero ahora, los decididos soñadores con la escuela han fusionado a Europa y Palestina, entrenando a más de 130 niños en Cisjordania.

 

CUANTO DE ACROBACIA SE ENCUENTRA EN EL DABKA

 

Ambiciosos en muchos aspectos, abrir una escuela de circo en Palestina no era una tarea fácil como se ve, mientras Palestina tiene una historia cultural fuerte donde la cultura a menudo es usada como instrumento de resistencia, el arte circense nunca ha sido parte de la cultura palestina.

 

Esto constituyó el principal desafío para el Director de la escuela: importación y realización de un circo en Palestina personalizándolo con “un toque palestino”, con el fin de no olvidar la identidad palestina. “Como artista, creo que usted puede beneficiarse de cualquier cultura, incluso si no está arriesgando la suya”, comentó. “Siempre y cuando mantenga una parte de su fondo original en todo lo que usted hace, usted alimente y enriquece su propia cultura.” Jessika, compañera de Shadi en esta gran aventura, enfatizó: “en Palestina, esto no es arte por sí mismo. Es más allá de eso. La cultura es un modo de sobrevivir: mantener la cultura palestina es mantener viva la lucha del pueblo palestino.”

 

Basado en aquella concepción, el arte de circo como los malabares, las acrobacias y el trapecio, es mezclado ahora con el arte de la cultura tradicional como el Dabka - el baile palestino tradicional - y alimentado con la historia palestina y vida diaria bajo la ocupación.

 

Así como “el Circo detrás del Muro”, primer espectáculo creado por la compañía, fue establecido como un logro para demostrar que el circo - a menudo sinónimo de diversión y alegría - es compatible con el tenso y áspero contexto palestino.

 

El circo detrás de la Muro, sin usar palabras, habla del Muro, la separación, las divisiones y las expectativas. “El espectáculo está lleno de las historias personales de los ejecutantes”, destacó Shadi. “Ellos exponen el modo que ellos ven al mundo, usando la cultura como un modo de comunicar la realidad en que ellos viven”. Así es como un triste y alto muro de hormigón invadió una etapa de un circo alegre, con amantes acróbatas que vuelan y equilibran, encontrándose en el cielo para evitar la realidad.

 

El desafío fue alcanzado. Sólo Cinco meses después de lanzar su loco proyecto loco, más de 250 personas asistieron al primer espectáculo y el auditorio estuvo encantado. Más que un signo de estímulo, esto era una señal que el sueño de Shadi y de Jessika eran alcanzables.

 

EMPUJANDO LAS BARRERAS, LAS DISTANCIAS SE ACERCAN

 

Hoy, la escuela realiza cursos de circo semanales en Ramallah, donde ellos están radicados, sino también en Hebrón y Jenin una vez por semana. Con este proyecto, la escuela de Circo está tratando de recorrer tantos sitios como sea posible en Cisjordania, apuntando a niños de las áreas menos privilegiadas de Palestina. “La idea no es que los niños vengan al circo, sino que el circo vaya por los niños, encontrándolos en sus propias ciudades” dijo Jessika. “La restricción de movimiento es muy desalentador y los gastos de los viajes es muy costoso. Muchas familias de los campamentos de refugiados no pueden permitírselo“

 

Como consecuencia de la ocupación y sus consecuencias sobre el terreno: puntos de control, Muro, control policiales; la libertad del movimiento es muy restringida en Cisjordania. Las infraestructuras israelíes aíslan los pueblos y ciudades de Cisjordania entre sí, fragmentando la tierra restante en cantones y ghettos, sin casi cualquier contacto sostenido entre la gente de entidades diferentes. El Ramallah nunca ha estado más lejos de Nablus, que está sólo en 40 kilómetros de ella.

 

Es un hecho que ahora, muchos palestinos apenas conocen su propia tierra – a pesar de lo pequeña que es - y apenas saber el uno al otro. Si el Circo no actuara como un enlace entre la gente, muchos de aquellos palestinos nunca habrían encontrado o hasta habrían visitado ninguna otra ciudad.

 

Mays, es una muchacha palestina brillante de 20 años, maestra en malabares y bufonería y con una licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad de Birzeit. “Si no fuera por el Circo” dice Jessika, ella nunca habría sido descubierta y tampoco hubiera conocido lugares como Tulkarem, Hebrón o Qalqilya”. Pero más allá de la distancia física, una barrera simbólica se ha roto también. Ahora es Mays, una licenciada joven de Ramallah que ahora enseña arte circense a niños y adolescentes varones de Jenín.

 

La escuela de circo pretende en efecto reunir a las personas. No importando la clase, la situación, o la ciudad.

 

La escuela también pretende desempeñar un papel psicológico dentro de la sociedad palestina, potenciando a los niños mudos, y ofreciéndoles un modo de expresarse por intermedio del arte y así mejorando su autoestima. “En muchos sitios, la vida diaria está hecha de tristeza y acontecimientos ásperos, pérdidas de tierras y parientes. La depresión colectiva es un sentimiento dominante para los que se enfrentan a un conflicto tras otro y además de la recesión económica”, continúa Jessika. La ocupación regula cada aspecto de la vida diaria palestina sobre el terreno “para los niños, esto genera una ira que ellos tienen que expresar y controlar. Nuestro objetivo es darles una herramienta para expresarse, tanto en lo físico como en lo cultural”.

 

La escuela de circo descubrió grandes talentos entre aquellos niños. Ashtar tiene ahora 17 años pero ella comenzó en la escuela en los primeros años del proyecto, hace dos años atrás. Hoy, esta talentosa muchacha que realiza acrobacias en una cinta de seda tiene un futuro prometedor en la interpretación de arte, siendo el primer palestino que obtiene una beca para la prestigiosa Escuela del Arte Circense en Francia, donde ella estudiará el próximo septiembre.

 

INMOVILIDAD DESAFIANTE

 

Este verano, Shadi y Jessika amplían otra vez los comunes horizontes palestinos, rompiendo las fronteras internas con su proyecto “el circo móvil”. Establecido a principios de agosto el proyecto realizado con colaboración tanto de la Escuela de Circo Palestina como del grupo danés Goglerskolen. 17 ejecutantes, 10 palestinos y sus 7 homólogos daneses se reunieron y recorrieron todos los alrededores de Cisjordania ocupada en su emblemático y divertido autobús rojo. El ecléctico equipo visitó diez ciudades en diez días entre los cuales están Tulkarem, Qalqilya, Hebrón y Nablus. Un ritmo intenso que comenzó en Shems el-Majd en Golan ocupado - que perteneció a Siria antes 1967-y terminó en Jerusalén ocupado para el espectáculo final.

 

Encontramos al equipo del circo ese sábado en su camino a Jerusalén, en el punto de control Qalandya, volviendo a la realidad palestina.

 

La presentación en la Vieja Ciudad de Jerusalén era seguramente uno de los espectáculos más esperados. Tanto para lo que la ciudad simboliza y porque la mayoría de los palestinos de Cisjordania rara vez pueden tener a la ciudad Santa. Cuando las autoridades israelíes concedieron los permisos arbitrarios, la mayor parte de nuestros artistas no había visto Jerusalén durante años y otros nunca la habían visto. Aun cuando la ciudad se encuentra a tan sólo 25 kilómetros de distancia de Ramallah, detrás del Muro.

 

Pero el espectáculo de cierre en Burj Al-Laqlaq estuvo a punto de ser cancelado ese día. Programado durante más de un mes, durante aquella misma mañana, al equipo del circo aún no estaba autorizado para entrar en la ciudad Santa.

 

Entre los artistas o ejecutantes de Cisjordania, 4 eran “mayores” - según el discurso israelí – que significa más de 14 años de edad, obligándolos a solicitar un permiso especial para dejar Ramallah. Jessika – cuyo apodo es “madre de circo” – había comenzado a gestionar los permisos hace 2 semanas. Pero anteriormente de ese sábado por la mañana, el día en que el espectáculo se suponía que se celebraría, ella todavía no tenía ninguna respuesta positiva de las autoridades. “Finalmente, esta mañana a las 10 en punto, obtuvimos el permiso para la tarde”, dice ella con un suspiro de alivio.

 

Hoy, cada uno consiguió el permiso. “¿Puede usted imaginar si algunos de nosotros fuéramos impedidos a pasar?” preguntó. Ha pasado antes. Para el primer espectáculo del circo móvil en el Golan, dos artistas tuvieron que quedarse.

 

Cuando se pasó el puesto de control, el equipo alegre entró en el autobús. Los permisos han sido obtenidos hasta la mañana siguiente. 24 horas han sido permitidas para estar en Jerusalén, ofreciendo a los estudiantes la posibilidad de pasar la noche en la ciudad Santa.

 

Mays no había visto Jerusalén durante los últimos 5 años. “Hace aproximadamente un año, me concedieron permiso durante dos horas, para ir al Ministerio del Interior. ¡Fui allí, pero no conseguí la posibilidad para ver algo más!” Nayef está de pie al lado de ella. A la edad de 23 años, es su primera vez en Jerusalén. El año pasado, él participaba con el circo en Europa, pero Jerusalén es algo más. Más allá de viajes.

 

Aquel sábado, los estudiantes de circo palestinos hacían malabarismos, flick-flacking y equilibrios en el aire al aire libre, pasando por Jerusalén, la Cúpula de la Roca y las iglesias de la vieja ciudad. Un recuerdo que permanecerá, tanto para los artistas como el auditorio.

 

Jueves 11 de setiembre de 2008

“¿RECORDARÉIS MI NOMBRE?”

 

Por Iqbal Tamimi*, Palestine Think Tank / Tlaxcala.es

Traducción: Yaotl Àltan

Cuando un israelí es asesinado o secuestrado, los medios masivos de enajenación se aseguran de que todo aquel que escuche la noticia sepa el nombre de esa persona, dándole una dimensión humana al incidente. Pero esto nunca sucede cuando se trata de palestinos asesinados, detenidos o secuestrados por las autoridades israelíes.

 

Los palestinos son considerados una población demográficamente abundante, por lo que está de sobra conocer sus nombres; son ignorados a nivel humano. Sus nombres nunca son mencionados. Cuando los palestinos son asesinados, sólo escucháis números mientras su sangre se diluye por los manipuladores mediáticos que no tienen la decencia de respetar la vida humana de ambas partes.

 

Esto es por lo que he pensado mencionar los nombres de algunos jóvenes palestinos que han muerto dentro de prisiones israelíes. Cuando leáis sus nombres, recordad que cada uno de ellos tiene una familia y amigos, cada uno de ellos tiene sus propios sueños y esperanzas y su sangre os grita, “¿RECORDARÉIS MI NOMBRE?”. Y muchos de ellos, casi todos, fueron asesinados en prisiones israelíes durante interrogatorios antes de ser sentenciados o de afrontar un juicio imparcial en la corte. La mayoría son muy jóvenes, esta es otra táctica de las autoridades israelíes para vaciar al país de su pueblo tan pronto como sea posible.

 

Fadi Abdellateef Abu Alrob, de 19 años de edad, nacido en 1987 en el pueblo de Qabatiya cerca de la ciudad de Yenin, murió en una cárcel israelí después de 5 meses de encarcelamiento. Jamal Elsaraheen, otro joven de mi pueblo natal, Hebrón, murió el 16 género de 2006. Maher Dandan, de la ciudad de Nablus murió en una cárcel israelí el 9 de junio de 2007. Originario de la ciudad de Tulkarem, el joven Mohammad Elashqar, murió por disparos de soldados israelíes ¡directamente en la cabeza en la cárcel de Naqab el 21 de octubre de 2007!

 

¿Os parece esto razonable?, Todos estos jóvenes muriendo a tan temprana edad, quizá tan jóvenes como alguno de vosotros, o como alguno de vuestros hijos…

 

Sería totalmente ignorante pensar que todos estos jóvenes han muerto por causas naturales. Fadi Abu Alrob, de 19 años de edad, fue la víctima número 74 en morir dentro de una cárcel israelí desde apenas diciembre de 1987 (por lo que yo tengo conocimiento). Murió en la cárcel israelí de Jalbooaa después de que se le negó tratamiento. Este número no incluye a los 193 prisioneros asesinados mientras eran arrestados.

 

La cárcel de Jalbooaa fue construida en 2004 al norte de Palestina, copiando el sistema y la estructura de las cárceles de alta seguridad de Estados Unidos, y no lejos de la cárcel de Shatta en el área de Beesan. La cárcel de Jalbooaa es una lata de sardinas donde 800 prisioneros palestinos esperan su turno para morir por negligencia médica o por una agresión directa de los israelíes, o para ser utilizados como una carta de negociación cuando surja la necesidad.

 

Fadi Abdellateef fue el segundo prisionero en morir en la cárcel de Jalbbooaa, después de Bashshar Arif Bany Oodeh de 27 años de edad, quien murió el 23 de Junio de 2005 debido a negligencia médica, también. Bashshar es originario de la ciudad de Tammoon.

Estos jóvenes murieron antes de saborear la vida, no por estar conduciendo carros a alta velocidad, o por haberse herido en estado de ebriedad o mientras practicaban deportes extremos. Todos ellos murieron debido a que no solamente fueron encarcelados por el cruel y racista gobierno israelí, sino porque se les negó acceso a asistencia médica cuando la necesitaban.

 

Pensad, por favor, en cada uno de los siguientes nombres como si se tratase de conocidos. Por ahora, he listado los nombres de únicamente 42 jóvenes que fueron asesinados dentro de cárceles israelíes antes de ser juzgados, pero la lista es mucho más larga de lo que creéis.

 

1- Khader Elías Fuad Altarzi, de 19 años de edad, del área de Alsabra en Gaza. Murió en el Hospital de Soroka después de una sesión del 9 de Febrero de 1988.

 

2- Qandeel Kamel Ilwan, del campamento Albraij en Gaza, murió el 24 de Febrero de 1988 en la cárcel de Ashkelon, por negligencia médica.

 

3- Ibraheem Mahmood Mohammad Elraee, de 28 años de edad, originario de la ciudad de Qalqeliya, murió el 11 de abril de 1988 durante las investigaciones.

 

4- Ayyad Mohammad Aql, de 17 años de edad, del campamento Albraij en Gaza, murió el 2 de agosto de 1988 después de ser pateado y golpeado severamente durante las investigaciones.

 

5- Ata Yosif Ahmad Ayyad, de 20 años de edad, del campamento Qalandya cercano a Jerusalén, murió el 4 de agosto de 1988 después de ser golpeado y estrangulado durante las investigaciones.

 

6- Ali Ibraheem Alsamoodi, de 30 años de edad, del área de Alyamoon cercana a Yenín, murió el 16th de agosto de 1988, por disparos de los carceleros.

 

7- Asaad Jabr Zaki Elshawwa, de 19 años de edad, de Gaza, murió el 16 de agosto de 1988 por disparos de los carceleros.

 

8- Nabeel Mostafa Jameel Badah, de 20 años de edad, de Bait Haneena cerca de Jerusalén, murió el 16 de agosto de 1988 tras ser golpeado hasta la muerte.

 

9- Hani Theeb Saleem Elshami, de 47 años de edad, originario del campamento Jabaliya cercano a Gaza, murió el 23 de agosto de 1988 después de ser golpeado hasta la muerte.

 

10- Abdelminem Hasan Alqolaq, de 56 años de edad, de Khan Yonis cerca de Gaza, murió el 7 de octubre de 1988 por negligencia médica.

 

11- Ibraheem Yaser Mohammad Elmtoor, de 22 años de edad, originario del pueblo de Saeer cerca de Hebrón, asesinado el 7 de octubre de 1988 después de ser golpeado hasta la muerte.

 

12- Abdallah Mohammad Abo Mahrooqa, de 28 años de edad, de Dair Elbalah cerca de Gaza, murió por disparos el 21 de octubre de de octubre de 1988.

 

13- Mohammad Mosa Hammad, del pueblo de Silwad cerca de Jerusalén, murió en la cárcel por un ataque cardiaco el 9 de enero de 1989.

 

14- Mahmood Yosif Oliyyan Almasry, de 35 años de edad, originario de Rafah cerca de Gaza. Fue asesinado durante sesiones de tortura mientras era investigado el 6 de febrero de 1989.

 

15- Nidal Zuhdi Omar Theeb, de 22 años de edad, originario del campamento Alamaari cerca de Ramallah. Murió por disparos el 8 de febrero de 1989.

 

16- Omar Mahmud Alqasim, de 48 años de edad, de Jerusalén. Murió en la cárcel por negligencia médica el 4 de junio de 1989.

 

17- Mohammad Salah Hasan Alrifi, de 50 años de edad, originario del vecindario de Altoffah en Gaza. Murió en la cárcel el 10 de agosto de 1989 privado de atención médica y padeciendo muchas enfermedades.

 

18- Jamal Mohammad Abd-elati Abu Sharkh, de 22 años de edad, originario del campamento Alshatea en Gaza, fue golpeado hasta la muerte y estrangulado durante los interrogatorios.

 

19- Bader Mohammad Saeed Qaradeh, de 12 años de edad, originario de la ciudad de Nablus, fue golpeado hasta la muerte el 18 de diciembre de 1989.

 

20- Khalid Kamel Elsheekh Ali, de 27 años de edad, originario del vecindario de Alrimal en Gaza, murió durante una sesión de torturas el 19 de diciembre de 1989.

 

21- Mohammad Abdelrazzaq Eed, de 67 años de edad, de la ciudad de Tulkarem, sufrió un ataque cardiaco en la cárcel y murió inmediatamente el 4 de enero de 1990.

 

22- Raeq Husain Mousa Salman, de 26 años de edad, originario de la ciudad de Tulkarem, murió por falta de atención médica el 12 de febrero de 1990.

 

23- Sabry Mansour Abed Rabboh, de 18 años de edad, de la ciudad de Ramallah, recibió disparos por los carceleros israelíes y murió instantáneamente el 7 de julio de 1990.

 

24- Husam Salim Quraan, de 24 años de edad, de la ciudad de Qalqeeliya, sufrió un ataque cardiaco en la cárcel y murió en el lugar el 28/08/1990.

 

25- Ateeyeh Abdelati Alzaaneen, de 35 años de edad, originario de la ciudad de Bait Hanoon en Gaza, fue torturado hasta la muerte el 2 de noviembre de 1990.

 

26- Abdulla Yusuf Alawneh, de la ciudad de Yenín, murió el 11/11/1990, después de 3 días de su liberación. Sufrió problemas de salud en la cárcel ocasionados por torturas durante la detención.

 

27- Mustafá Abdulla Alakkawi, de 36 años de edad, de Jerusalén. Murió el 04/02/1991 después de ser sometido a torturas durante el interrogatorio.

 

28- Husain Abduraheem Harb, de 21 años de edad, de la ciudad de Bait Ola cerca de Ramallah. Murió en la cárcel el 14 de febrero de 1991 por negligencia médica.

 

29- Ali Hasan Abdulhaleem Alshahid, de la ciudad de Tulkarem, murió el 8 de junio de 1991 tras ser golpeado y torturado en las oficinas de la Administración Civil.

 

30- Sami Noman Zorob, de 33 años de edad, originario de la ciudad de Khan Yonus en la Franja de Gaza. Murió el 22 de agosto de 1991 por negligencia médica.

 

31- Jasir Ahmad Ali Abu Rmaileh, de 39 años de edad, del campamento de Tulkarem, murió por un ataque cardiaco en una cárcel israelí el 20 de octubre de 1991.

 

32- Mustafá Mahmoud Barakat, de 25 años de edad, del pueblo de Anabta cerca de Tulkarem, murió durante una sesión de torturas mientras era investigado por carceleros israelíes el 10 de enero de 1992.

 

33- Mousa Aberahman, de 32 años de edad, de la aldea de Noba cerca de Hebrón. Recibió disparos de las fuerzas israelíes en la cárcel el 18 de enero de 1992.

 

34- Sameer Mohammad Salamah, 24 años de edad, originario de Khan Yonis, Gaza. Murió durante las investigaciones y las torturas el 15 de febrero de 1992.

 

35- Ahmad Ibrahim Barakat, 26 años de edad, del campamento Alain en Nablus, asesinados por los carceleros israelíes el 5 de mayo de 1992.

 

36- Sameer Omar Khamees Omar, de 17 años de edad, del campamento Alshatie en Gaza. Asesinado por los interrogadores israelíes el 14 de mayo de 1992.

 

37- Mohammad Sulyman Husain Brais, de 30 años de edad, originario de Khan Yonis en Gaza. Fue torturado mientras era interrogado. Murió el 29 de junio de 1992.

 

38- Hazim Mohammad Eid, de 23 años de edad, de Om Alsharayyet cerca de Ramallah. Fue asesinado por torturas durante una sesión de investigación.

 

39- Husain Nimer Asad Obaidat, de 22 años de edad, originario de la montaña Almokabber en Jerusalén. Murió en la cárcel por un “ataque cardiaco”.

 

40- Ayman Ibrahim Mohammad Barhoom, de 20 años de edad, de Rafah en Gaza. Murió en una cárcel israelí el 27 de enero por negligencia médica.

 

41- Ayman Saeed Hasan Nassar, de 23 años de edad, de Dair Albalah en Gaza. Murió durante las investigaciones. Fue golpeado sin piedad por las autoridades israelíes el 23 de marzo de 1993.

 

42- Mohammad Salamah Aljundi del campamento Alarroob cerca de Hebrón, fue asesinado mientras era torturado en la cárcel central de Hebrón el 10 de mayo de 1993.

 

* Yaotl Àltan es miembro de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a sus autores y la fuente.

 

Jueves 11 de setiembre de 2008

ISRAEL CONFISCA TERRITORIOS A LOS CIUDADANOS PALESTINOS ALEGANDO MOTIVOS DE SEGURIDAD

 

Por Sal Emergui, Diario El Mundo - España

Miles de hectáreas de territorio palestino han sido confiscadas por Israel en los últimos años alegando motivos de seguridad. Es la conclusión de un año de trabajo de la ONG israelí 'B´tselem' que refleja un informe hecho público hoy.

 

“Hay varios métodos de anexión como por ejemplo construir cercas o barreras físicas de seguridad en torno a la colonias cerrando el paso de los palestinos”, nos explica Sarit Michaeli, la portavoz de la ONG.

 

No solo les impiden el acceso sino también confiscan sus tierras. 'B´tselem' reconoce que es “prácticamente imposible dar una cifra exacta ya que muchas actividades no han sido documentadas o sancionadas”. Pero calcula que por ejemplo 450 hectáreas han sido anexionadas en la zonas colindantes con 12 colonias situadas en la parte este del muro de Cisjordania. “Este territorio, fuera del muro, se ha duplicado con la complicidad de las autoridades”, critican en la ONG.

 

Barreras de cercas o zonas de seguridad que Israel justifica como medida para evitar ataques armados contra los colonos. Para los palestinos de las zonas afectadas, se trata de un instrumento de aislamiento y sobre todo de confiscación de tierras. Primero, con un permiso firmado por el registro civil y después con la llegada de las máquinas de obra que construyen la cerca u otro tipo de barreras.

 

Varios fenómenos se mezclan en un paisaje nada positivo para un futuro acuerdo de paz. Con el aumento de los grandes bloques de colonias, los palestinos consideran que cada vez es más inviable un Estado propio y con continuidad territorial. Por eso, cada vez se escucha más en Ramala la opción de un Estado binacional, teniendo en cuenta que el factor demográfico juega a su favor y de aquí unos años serán mayoría ante la población israelí judía.

 

En algunas zonas de Cisjordania actúan los llamados “chicos de las colinas”, grupo de jovencísimos colonos que se rebelan incluso ante los dirigentes del Consejo de Asentamientos. Se toman la ley por su mano, pasan del Ejército o la Policía y atacan a palestinos. Unos delitos que el Ejército israelí denuncia pero que en la práctica no consigue atajar. Las agresiones son también un primer paso hacia una futura expropiación. “Muchas veces los militares hacen la vista gorda y no detienen a los que cometen delitos contra los palestinos que se quejan de las expropiaciones”, denuncian en 'B´tselem'.

 

UN EJEMPLO REFLEJA ESTA SITUACIÓN

 

La siguiente historia es el reflejo del informe. La palestina Majbuba Yassin es, según el registro israelí, propietaria de un terreno que incluye varias casas al norte de la colonia de Beit El, entre Ramala y Jerusalén. La palestina, que vive en una aldea adyacente, recibió las tierras de su padre.

 

En el mes de agosto 2003, se emite una orden en la que el terreno deshabitado de Yassin pasa a ser “de uso militar”, en concreto para hacer funcionar una pista de aterrizaje de helicópteros. El proceso fue rápido. Tras la orden sobre papel, llegó el 'buldózer' que alisó el campo colocando alambradas en los alrededores. Un representante de la ONG israelí “Yesh Din” (Hay Justicia) empezó a investigar, convencido que se había cometido un error. O atropello.

 

Tras hacer fotografías aéreas y recibir todos los datos del registro, se lanzó a defender a la familia de Yassin y recuperar sus tierras confiscadas. “Yo calculo que cerca de 800 dunams (unos 800.000 metros cuadrados) han sido expropiadas en esta zona”, denuncia Abu Bashir, vecino de Yasin. El hijo de ésta, Abad El Ani, se queja de que el proceso de anexión fue muy rápido. “Un día vino la excavadora y sin dar explicaciones alisó el terreno que aunque no había nada era nuestro”, lamenta.

 

Gracias a la intervención de “Yesh Din”, Israel revisó el caso, asumió el error y el 27 de agosto la asesoría legal del Ejército comunicaba “que ha habido un error que lamentamos”. Pero mientras unos investigaban y denunciaban ante la Justicia, los colonos no perdían tiempo y este verano han acabado la construcción de dos edificios en ese terreno confiscado. Ocho familias israelíes vivirán en una zona que tiene pinta de ser una prolongación de la colonia de Beit El.

 

ISRAEL SE HA COMPROMETIDO A LA EVACUACIÓN

 

Asumen que Israel se ha comprometido a evacuarles, como el resto de “enclaves ilegales”. Pero hasta que se ponga en práctica, pasarán muchos meses y quien sabe qué Gobierno estará entonces. Quizás haya una nueva Intifada o guerra y nadie se preocupará de esos dos edificios. La palestina, mientras tanto, recibirá una compensación económica pero tras un proceso judicial que se antoja muy largo.

 

La historia de Yassin refleja muchos fenómenos entremezclados: La injusticia ejercida sobre la propietaria de ese terreno; la política de hechos consumados por parte de muchos colonos; el reconocimiento del error por parte de las autoridades llega demasiado tarde; el trabajo de varias ONG israelíes siempre en ayuda de su vecino palestino; la anexión de tierras. En ese sentido, de las 450 hectáreas confiscadas en torno a las 12 colonias, la mitad es de propiedad privada palestina.

 

Según la organización “Paz Ahora”, se ha duplicado la construcción en los tres grandes bloques de colonias que Israel considera estarán bajo su soberanía en cualquier acuerdo final. Como contraprestación, ofrecen a los palestinos un intercambio de territorios.

 

Israel argumenta que la creación de zonas de seguridad en torno a estos asentamientos ha provocado una clara reducción de atentados palestinos contra soldados y colonos en Cisjordania.

 

Los palestinos denuncian que esas zonas anexionan sus tierras y posibilitan que algunos colonos se apoderen de las mismas, como le ha ocurrido a la familia Yasin. Dos versiones y una conclusión: Que lo que se cuece en Cisjordania va mucho más rápido que las negociaciones que los dirigentes mantienen en los hoteles de Jerusalén para llegar a un acuerdo definitivo.

 

Jueves 11 de setiembre de 2008

COMPULSIVA ESTRATEGIA PARA JUDAIZAR JERUSALÉN ORIENTAL

 

Por Mel Frykberg, IPS Noticias

Para mantener la mayoría de la población afín a su política, el gobierno israelí trata de judaizar Jerusalén oriental, el área reclamada por los palestinos como capital de su futuro Estado.

 

Israel puso en práctica numerosas políticas que apuntan a limitar la cantidad de residentes palestinos en esa zona de la ciudad, ante el peligro de que aumenten los nacimientos en las familias de ese origen.

 

Con la intención de evitar una futura división de Jerusalén, las autoridades israelíes llevan adelante varias medidas, como restringir los permisos de reunificación familiar, cambiar los límites municipales de la ciudad, ampliar los asentamientos judíos en la parte oriental y crear otros ilegales.

 

Según el derecho internacional, la Línea Verde divide la parte judía de Jerusalén occidental de la palestina de Jerusalén oriental. Pero Israel ocupó ésta última en 1967 a raíz de la guerra árabe-israelí.

 

En agosto, el gobierno israelí llamó a licitación para construir 1.760 viviendas en Jerusalén oriental violando ese acuerdo, según la organización de derechos humanos israelí Peace Now (Paz Ahora).

 

Hay unos 192.000 colonos israelíes viviendo de forma ilegal en unos 12 asentamientos en Jerusalén oriental, según la organización israelí, B’Tselem.

 

La redefinición de los límites de las municipalidades de Jerusalén incorporó los asentamientos ilegales y la construcción del muro que separa Israel de Cisjordania aumentó la cantidad de palestinos del “lago equivocado”. Ambos hechos contribuyen a disminuir su presencia en la parte oriental de la ciudad.

 

Alrededor de 25 por ciento de los 253.000 palestinos residentes en Jerusalén oriental quedaron aislados de la ciudad por el muro, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), bastante conservadoras.

 

“Los israelíes están llevando a cabo la última etapa de su plan para terminar de judaizar la ciudad”, dijo a IPS Suhail Khalilieh, jefe de la unidad de asentamientos del Instituto de Investigación Aplicada en Jerusalén.

 

“El plan comenzó con la anexión de Jerusalén oriental por parte de Israel en 1967. La última etapa incluye la terminación del muro con el preciso objetivo de manipular el factor demográfico y limitar la proporción de palestinos a tan sólo 15 o 20 por ciento y que el resto sean judíos”, explicó Khalilieh.

 

Jerusalén oriental es de particular importancia para los palestinos porque, de acuerdo con el derecho internacional, les pertenece y está previsto que sea la capital del futuro Estado palestino. A eso se añade el consabido significado cultural y religioso y de los vínculos educativos y de negocios existentes con la ciudad.

 

En Jerusalén oriental se encuentra la mezquita de Al Aqsa, uno de los sitios sagrados del Islam, y los lugares dónde se dice que Jesucristo fue crucificado y enterrado. Hay palestinos cristianos, aunque son la minoría.

 

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) trata de plantear el asunto del estatus futuro de Jerusalén oriental, considerada una cuestión delicada, en las negociaciones finales con vistas a terminar el conflicto palestino-israelí y crear un Estado palestino.

 

Pero la tarea que tiene por delante la ANP es de proporciones épicas pues la invasión de Jerusalén oriental por parte de Israel tiene décadas, cuando un tercio del área fue expropiada a los palestinos y usada para construir asentamientos judíos.

 

Para expropiar, práctica que contraviene la Cuarta Convención de Ginebra, las autoridades alegaron que las tierras estaban vacías. Pero fue una situación temporal, muchos palestinos debieron huir a los países vecinos a causa de la guerra.

 

“Los palestinos que no vivan en Jerusalén durante siete años o más pierden su calidad de residentes a menos que puedan probar que sí lo hicieron. El trámite es obligatorio para poder mantener su carné de identidad”, precisó B’Tselem.

 

Por cierto, la norma no se aplica a los israelíes que viven en Jerusalén occidental.

 

En 2006 se revocó el carné de identidad de por lo menos 1.360 palestinos, según cifras de la ONU. Esa cantidad fue cinco veces más que en 2005 y que en cualquier otro año anterior desde la ocupación israelí de 1967.

 

En 2003 fue promulgada la ley de Ciudadanía e Ingreso a Israel que niega a los cónyuges de los territorios palestinos ocupados, casados con israelíes o con personas con carné de residencia permanente, el derecho a tramitar su ciudadanía o estancia y, por lo tanto, no pueden vivir con su pareja en Israel ni en Jerusalén.

 

Miles de parejas se ven obligadas a vivir separadas por esta causa.

 

En Israel, los cónyuges extranjeros que son judíos adquieren la ciudadanía de forma automática en el marco de la ley de Retorno.

 

Además, desde 1982, el Ministerio del Interior de Israel no permite el registro de niños y niñas palestinas como residentes de Jerusalén si uno de sus padres no cuenta con carné de residencia, aun si la madre sí lo tiene.

 

La planificación urbana de esta ciudad también fue concebida para aumentar la población judía mediante incentivos impositivos y grandes inversiones en barrios con población de ese origen. También se limita la construcción en las zonas palestinas.

 

“Además, los palestinos necesitan tramitar un permiso de construcción que es caro y muy difícil de conseguir”, explicó Khalilieh. Y si llegan a tener la suerte de conseguirlo, sólo se los habilita para hacerlo en 25 por ciento de su propiedad.

 

Una vez más, esas restricciones no se aplican a los residentes judíos de Jerusalén occidental.

 

En la actualidad faltan unas 25.000 viviendas en Jerusalén oriental y menos casas significan precios altos, indicó Jeff Halper, del Comité Israelí contra la Demolición de Viviendas.

 

“A pesar de la falta de viviendas, la municipalidad sólo otorga entre 150 y 350 permisos de trabajo al año a los palestinos y al mismo tiempo demuelen 150 casas o más”, apuntó. Las viviendas que se construyen sin permiso también son destruidas.

 

Israelíes y palestinos construyen de forma ilegal por igual, según B’Tselem, pero la respuesta de las autoridades no es la misma en los dos casos.

 

Los palestinos son propietarios de alrededor de 20 por ciento de las construcciones ilegales, pero más de 75 por ciento de las casas que son demolidas les pertenecen.

 

“Las demoliciones en los barrios judíos son construcciones comerciales o ampliaciones de viviendas, en cambio, en las zonas palestinas, familias enteras quedan sin hogar”, según B’Tselem.

 

Los palestinos son discriminados en asuntos presupuéstales e impositivos así como en servicios de agua, saneamiento, caminería, parques, iluminación, oficinas de correo, escuelas y otros, según el Comité Israelí contra la Demolición de Viviendas.

 

La ANP sigue adelante con las negociaciones con Israel, pese a la continua construcción de nuevos asentamientos y expropiación de tierras.

 

“Los palestinos tienen una situación extremadamente débil. Si interrumpen las negociaciones con ese argumento, Israel los responsabilizará del fracaso, con apoyo de Estados Unidos, e igual seguirá con su estrategia en el terreno”, arguyó Khalilieh.

0 comentarios