Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens Un muchacho soldado vuelve a casa para aliviar la “justiciera indignación de Israel, que ya no es “sensible [incluso] a su imagen de democracia”. Palestinos soldados y civiles sin culpa, encarcelados y mantenidos en prisiones israelíes por resistir a la brutal ocupación de su país, vuelven para encontrarse en otra prisión, Gaza, mientras otros fueron obligados a partir al exilio. Todos los palestinos liberados enfrentan un futuro incierto. El futuro sigue, sin embargo, siendo aún más frío y sombrío para los niños palestinos abandonados tras los muros de las prisiones israelíes. ¿Le interesa realmente a Israel su hijo retornado, el sargento Shalit? ¿O se utilizó como prenda política? ¿Fue la “información parcial” poco después de su captura suficiente para realizar una operación de rescate? La evidencia sugiere que así era, ¿pero y qué dicen de Gaza y de las condiciones en las prisiones tristemente célebres de Israel? El mundo debe buscar los testimonios de los hijos e hijas vueltos a Palestina y saber más sobre su vía crucis. La difunta Rachel Corrie dijo de Gaza en enero de 2003: “Ni siquiera podría llegar a creer que exista un sitio semejante”. 381 kilómetros cuadrados ‘repletos’ de sufrimiento humano solo igualado por el estoicismo y la dignidad humana. Más de 1,5 millones de personas, dos tercios de ellas refugiados, se afanan en una prisión abierta creada y mantenida por Israel mediante el uso pernicioso y desmedido de “des-desarrollo”; el deliberado, sistemático y progresivo desmembramiento de una economía autóctona por otra dominante, donde el potencial económico –y por extensión social– no solo se deforma sino que además se niega”. Lo hacen para alentar un éxodo semítico. Para los semitas que se vayan: una negación del retorno y derechos de residencia. Para los que se que quedan: una vida de subsistencia bajo un bloqueo ilegal y la revelación por parte de los sucesivos gobiernos israelíes de los peores aspectos de la condición humana: el odio y los que llevan a la inevitable expresión de los males del apartheid. La comisaria general de ONU para los Refugiados Palestinos, Karen Konig AbuZayd, advirtió de que Gaza “está a punto de convertirse en el primer territorio reducido internacionalmente a un estado de abyecta indigencia”. ¿Es posible que Israel mate aún más niños hasta entonces? Kathleen y el difunto Bill Christison escribieron “frente a un total de 13 civiles israelíes muertos por ataques de cohetes desde Gaza en los tres años y medio desde mediados de 2004 y finales de 2007, la cantidad de palestinos muertos en un período mucho más breve, desde mediados de 2006, cuando Hamás salió elegido e Israel comenzó a concentrar su fuerza en Gaza, hasta septiembre 2008, fue de más de 1.400, en su vasta mayoría en Gaza. Es una ratio de muertos de más de 100 palestinos por cada israelí. Aproximadamente un 20% de los palestinos muertos eran niños.” Sabemos que Israel es bueno matando” y bueno “perdiendo el control”. Son buenos al hacerlo porque su gobierno carece de toda moralidad. ¿Es por lo tanto una sorpresa que la miembro de la Knéset (parlamento) israelí Haneen Zoabi haya dicho que “Israel tiene la atmósfera general de un Estado fascista? Los niños de Gaza preguntan a sus padres en su trauma “¿cuándo nos van a matar?” ¿Y los niños que languidecen en prisiones israelíes? ¿Cómo se ajusta a la declaración de David Cameron en 2009, durante un almuerzo anual de los Amigos Conservadores de Israel, donde elogió a Israel porque se “esfuerza en proteger la vida inocente”? Cuando liberaron a Gilad Shilat (2011), Cameron dijo: “Solo puedo imaginar el dolor de los últimos 5 años, y estoy lleno de admiración por el valor y la fortaleza que han mostrado el sargento Shalit y su familia durante ese largo, cruel e injustificado cautiverio”. ¿Y qué nos dicen de “el largo, cruel e injustificado cautiverio” de los niños palestinos, cuando según el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la detención ‘administrativa’ se utiliza contra niños palestinos? Se niegan sus derechos y los arrojan a “condiciones de prisión terribles incluído el abarrotamiento, negación de visitas de familiares, transferencias arbitrarias, torturas y maltratos por parte de los soldados de seguridad israelíes y guardias de la prisión, deterioro de las condiciones de salud y cada vez más muertes en custodia”. Lo anterior fue corroborado por los horrorosos resultados del Comité Público Contra la Tortura de Israel (PCATI, por sus siglas en inglés) que “acusó a Israel de la tortura de cientos de prisioneros palestinos al aherrojarlos en violación de los estándares internacionales”. Según la organización israelí de Derechos Humanos B’Tselem, en octubre de 2002, “un 85% de los detenidos palestinos [habían] sido torturados durante los interrogatorios”. La mayoría de los arrestos son arbitrarios y siguen una metodología del terror. El artículo 9.1 del Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos declara “Toda persona tiene derecho a libertad y seguridad. Nadie será sometido a arresto o detención arbitraria. Nadie será privado de su libertad con excepción de motivos, y de acuerdo con procedimientos, establecidos por la ley.” ¿Qué sucede en la tristemente célebre Instalación 1391 que queda a una hora en coche de Tel Aviv? ¿Es la Bahía de Guantánamo de Israel, donde a los palestinos detenidos se les ha negado consistentemente acceso a la Cruz Roja y a otras organizaciones internacionales? ¿Qué sucede allí en violación de los ‘Estándares Internacionales’? ¿Y por qué ha borrado Israel, según The Guardian, fotografías aéreas [de la Instalación 1391] y la ha eliminado de los mapas modernos? La mantuvieron en secreto hasta 2003. La Instalación 1391 está situada en un “fuerte Tegart en la ruta 574 entre el Kibutz Barkai y el Kibutz Ma’anit en el norte de Israel. El abogado por los derechos humanos, Manual Hazzan concluyó que “existe para posibilitar la tortura, un tipo particular de tortura que crea estados progresivos de espanto, dependencia, debilidad”. ¿No permea ese “espanto, dependencia, debilidad" a los ciudadanos de Gaza? ¿Y no es algo infame? Entre 2001 y 2006 “se presentaron 600 quejas por presuntos maltratos y tortura, y no se ha prestado atención a ni una sola”. Un detenido, Hassan Rawajbeh, informa de que durante cuatro meses de detención sus martirizadores solo dijeron “comienzas a sentirte como si la cárcel solo existiera para ti, que no hay nadie más”. Ya en 1968, el Comité Internacional de la Cruz Roja informó de que en una prisión “un detenido fue sometido a colgamiento por sus manos, quemaduras con colillas de cigarrillos, golpes con barras en los genitales, atado y sus ojos vendados durante días, mordido por perros, choques eléctricos en las sienes, la boca, el pecho, y los testículos”. ¿Qué encontraría actualmente el Comité de la Cruz Roja en la Instalación 1391? Formada en 1987 y dirigida por el ex juez de la Corte Suprema Moshe Landau, la Comisión Landau “estableció que interrogadores del GSS (Servicio General de Seguridad, utilizaron rutinariamente fuerza durante los interrogatorios de prisioneros, y luego cometieron perjurio en procesos subsiguientes” Por ello fue de suprema importancia que, en 1994, el Comité Contra la Tortura de la ONU declarara “El informe de la Comisión Landau, que permite como lo hace ‘una presión física moderada’ como modo legal de interrogatorio, es completamente inaceptable para este comité”. En el uso de ‘presión física’ y métodos peores según las informaciones, Israel contraviene la Convención de la ONU Contra la Tortura, Artículo 1.1 que define la tortura como “cualquier acto que cause severo dolor o sufrimiento, sea físico o mental, [que sea] infligido intencionalmente a una persona con la intención de obtener de él o de una tercera persona, información o una confesión”, reforzando el punto de vista de que Israel practica tortura. La Convención Internacional por la Supresión y Castigo del Crimen de Apartheid (1973) sostiene que “actos inhumanos cometidos con la intención de establecer y mantener la dominación de un grupo racial de personas contra cualquier otro grupo racial de personas y oprimirlas sistemáticamente” constituye apartheid. Además “la práctica del apartheid es un crimen internacional”. La tortura, como bien saben Israel y la comunidad internacional silenciosa, está totalmente prohibida y la prohibición “se acepta como principio del derecho internacional consuetudinario”. Como señala Noam Chomsky en La Propaganda y la opinión pública: “Durante años, prisioneros palestinos afirmaron que sus confesiones se obtuvieron mediante tortura. Los tribunales, hasta la Corte Suprema, rechazaron uniformemente esa acusación. Simplemente la descartaron como si fuera falsa.” Por lo tanto la abstención total “del Fiscal General [israelí] al no ordenar la apertura de investigaciones contra los interrogadores del GCC sospechosos de tortura y/o tratamiento cruel, inhumano o degradante [permitió] la absoluta falta de supervisión de lo que ocurrió ‘en las salas de interrogatorio del GSS’. Todo esto crea una defensa incondicional de los interrogadores del GSS.” ¿Qué esperanza existe por lo tanto de que haya supervisión y justicia para los prisioneros de guerra palestinos, cuando la “defensa incondicional” es para lo indefendible, el continuo y sistemático abuso aobre los palestinos, incluidos niños? Esos hombres, mujeres y niños no serán “borrados” de nuestra conciencia colectiva o de la historia. También deja en claro que la ‘Jurisdicción Universal’ debe defenderse y que los dirigentes conscientes del abuso son ciertamente cómplices, y hay que llevarlos ante la Corte Penal Internacional. Según la organización Geopolítica y Economía Política Global “Israel es el único Estado de todo el mundo que tiene niños prisioneros menores de 18 años”. Amigos de la Humanidad Internacional informa de que “Israel utiliza todo tipo de castigo y torturas contra niños prisioneros para reclutarlos como espías. Los amenazan con violación y otras formas de violencia”. Además, el Estado israelí y la instalación de servicios carcelarios han escalado sus tácticas de humillación y tortura. Apenas pasa una semana sin que haya otra incursión o ataque contra celdas en las prisiones.” Sobra decir que la tensión psicológica a la espera del próximo ataque brutal provoca un dolor insoportable en las mentes de los prisioneros. Esa es, por cierto, la intención de las autoridades israelíes, y hace que sea intolerable la siguiente declaración de Moshe Etzioni ‘uno de los jueces de la corte suprema’. Según Chomsky, durante una entrevista con Amnistía Internacional, preguntaron a Etzioni: “Por qué los israelíes obtienen una cantidad tan elevada de confesiones”. Todos saben lo que eso significa. Dijo: “Los árabes tienden a confesar. Forma parte de su naturaleza.” Es un hecho que el 27 de septiembre de 2011, el Comando Central OC firmó la Enmienda 19 a la orden respecto a Provisiones de Seguridad. “La enmienda cambia ‘provisiones relacionadas con menores en el sistema de justicia militar, y eleva minoría de edad de 16 a 18”. Por ser todavía menores, acusados en su mayoría de lanzar piedras, han sufrido, según B’Tselem la violación de sus derechos “durante todas las etapas de su proceso: arresto, interrogatorio, juicio y encarcelamiento”. Una vergüenza para Israel. Una vergüenza para Cameron. Y una vergüenza para EE.UU. y la comunidad internacional, por su continuo silencio y por ello su continua complicidad. Gran Bretaña podrá ser una Alta Parte Contratante de la Cuarta Convención de Ginebra. Actúa ahora como una parte baja, reptante, del “lavado de mentiras” que sale de la máquina propagandística de Israel. ¿Reconocemos la naturaleza de los gobiernos actuales y pasados de Israel de la interminable lista mencionada? Y si lo hacemos, ¿no debemos pronunciarnos en todo caso y cada oportunidad? Como advierten Kathleen y Bill Christison en su libro Palestine In Pieces: “EE.UU. y el resto de la comunidad internacional, al guiñar el ojo a las agresivas políticas expansionistas de Israel, han dado a Israel una impunidad virtualmente total para que haga todo lo que le dé la gana con la tierra y las vidas palestinas”, y por cierto sus niños. ¡Oh Israel! Harías bien en escuchar estas palabras de uno de los tuyos: “Si un niño te pide pan, ¿le ofrecerías una piedra? Si un niño te pidiera pescado para comer, ¿le ofrecerías una serpiente? ¿Le darías un escorpión al pequeño que pidió un huevo? ¿Y le ofrecerías prisión, tortura y exilio a los niños que gritan ‘¡libertad!’? Clive Hambidge es director de Facilitate Global. Para contactos: clive.hambidge@facilitateglobal.org Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=27223 |