Nosotros no volamos la embajada
ENTREVISTA CON EL DIPUTADO HASSAN HAJJ HUSSEIN, LIDER DE HEZBOLA
El líder de la guerrilla chiíta Hussein niega que su organización haya participado de atentados fuera del Líbano. Dijo que Israel debe devolver territorios antes de aspirar a una paz duradera y que su organización no es un títere de Siria e Irán.
Por Eduardo Febbro - Desde Beirut
Domingo 27 de Agosto de 2006 - Rodeado de una nube de polvo que las topadoras levantan cuando arrastran los escombros de los edificios derrumbados de la calle Ragheb Harb, en Haret Hrik, el suburbio chiíta de Beirut, el diputado Hassan Hajj Hussein responde al teléfono celular, posa para una foto, habla con la gente y se mueve sin parar. Este hombre político libanés, nacido en Baalbek, es uno de los más conocidos diputados electos bajo las banderas del Hezbolá. Tiene, además, un estilo contundente, sin rodeos ni frases acomodadas. Sus declaraciones son como puños directos a la cara del adversario. En esta entrevista con Página/12 Hassan Hajj Hussein responde a los principales interrogantes que la comunidad internacional se hace a propósito del movimiento chiíta libanés: lo que él llama las agresiones israelíes, la pasividad del mundo durante la guerra, los reclamos del Hezbolá, su hipotético desarme, la reconstrucción del Líbano y el atentado de 1992 contra la embajada israelí de Buenos Aires.
–Los analistas occidentales temen que el Hezbolá transfiera la guerra con Israel fuera de las fronteras del Líbano. Ese temor se basa en gran medida en el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992, reivindicado por una rama del Hezbolá. –El Hezbolá nunca cometió ni reivindicó ningún atentado fuera del país, incluido el de Buenos Aires. El primer atentado contra la embajada, el segundo, el tercero, el cuarto o el quinto, todos los atentados que usted quiera, el Hezbolá nada tuvo que ver con eso. Nosotros no tenemos ninguna responsabilidad con cualquier atentado que se cometa fuera del territorio libanés ocupado. Nunca lo reivindicamos. Nuestro único objetivo consiste en liberar nuestro territorio ocupado, liberar a nuestros prisioneros y proteger nuestra soberanía. Nunca apoyamos o estuvimos implicados en operaciones de ese tipo, jamás hemos apoyado ideológicamente o materialmente ese tipo de operaciones.
–¿El Hezbolá estaría de acuerdo con participar en un diálogo de paz a pesar de lo ocurrido?
–El Líbano quedó destruido. Los daños alcanzaron a todas las comunidades, chiítas o sunitas. Las rutas, las fábricas, los puentes, el aeropuerto, los puertos, los cuarteles del ejército, esto no ha sido una guerra contra una comunidad sino una guerra contra el Líbano y su estabilidad. Toda la historia de Israel es una historia de terrorismo y de agresiones. Pero Occidente no quiere aceptar esa realidad. Israel es un país que fue creado en lugar de otro. Ese es el origen de todos los males de esta región. El éxodo del ‘48, la matanza de los palestinos, las matanzas cometidas por Beguin, luego la guerra del ’56, la del ’67, la ocupación de los territorios y de Jerusalén, las ocupaciones del Líbano, las matanzas de Chabra y Chatila, cometidas por Ariel Sharon, luego Primer Ministro. En fin, a pesar de los procesos de paz nunca hubo resultados. Seguimos amenazados por Israel pero nosotros queremos construir nuestro país, queremos la paz y la prosperidad. Pero yo le pregunto: ¿dónde está el proceso de paz? ¿Y la conferencia de Madrid? ¿Y las mentiras de George Bush? No hay paz.
–Uno de los principales reproches que se le hace al Hezbolá es estar teledirigido por Irán. –Vamos, lo desafío a que me aporte la más mínima prueba de que somos un instrumento de Irán. No hay iraníes que combatan en nuestras filas, no hay iraníes muertos en combate. Yo soy un diputado libanés y no un instrumento de Irán.
–¿Y las armas?
–Pues nuestras armas no son iraníes. Nuestras armas son norteamericanas y nos las vendió George Bush. –Pero los cohetes que el Hezbolá dispara contra Israel son iraníes.
–Sí, pero también tenemos cohetes norteamericanos. Las armas se venden y se compran en el mercado internacional. Si usted necesita armas le vendo las que quiera. Se nos acusa a nosotros de tener armas, pero Israel también las tiene. ¿Quién destruyó entonces todos estos edificios que usted ve? ¿Sabe quién? Los misiles norteamericanos, por avión y por barco. Los civiles sucumbieron a la lluvia de bombas.
–La crisis de la región se incrementó aún más con la oposición de Siria a que se desplieguen soldados de la ONU en el sector este de la frontera sirio-libanesa y la amenaza de cerrar esa frontera con el Líbano. Para el Hezbolá, que tiene en Siria un gran aliado, ésa es una pésima perspectiva.
–Antes de que se empiece a discutir cualquier opción, la comunidad internacional debe levantar el embargo que pesa sobre el Líbano. Esa es la prioridad y no someterse a las condiciones israelíes.
–Precisamente, una de las exigencias más reiteradas por parte de Israel y el resto de la comunidad internacional es el desarme del Hezbolá.
–Esa es una cuestión de política interna libanesa. Pero antes de resolver esta cuestión del desarme del Hezbolá hay que solucionar las causas de esa cuestión. Las granjas de Shebaa, la soberanía libanesa, les agresiones al Líbano, las amenazas israelíes. No es muy normal que se quieran tratar los resultados antes de que se traten las causas. No es posible que haya un acuerdo de paz con Israel. Israel debe abandonar las granjas de Shebaa que ocupó, liberar a nuestros prisioneros, debe dejar de agredirnos. También está ese tema esencial que consiste en reconocer el retorno de los palestinos a sus tierras.
–Estamos en el barrio de Haret Hrik, uno de los más devastados por las bombas. Visiblemente, el Hezbolá ha asumido la ayuda a damnificados. ¿Cómo se va a organizar esa ayuda en las próximas semanas?
–Realizamos una suerte de censo para saber cuántos departamentos y edificios están destruidos. Lamentablemente, vamos a tener que vivir en estas condiciones que usted ve durante un buen tiempo. En los suburbios del sur de Beirut hay 500 edificios destruidos, edificios de un promedio de ocho y diez pisos. También hemos tomado rápidas medidas para ayudar a la población a que tenga un domicilio durante un año hasta que hayamos reconstruido los edificios y las casas. Esa es nuestra responsabilidad. Nuestras ayudas son rápidas, sin trámites burocráticos y al contado. Según la situación de cada persona, nosotros pagamos 10 mil dólares para que la gente tenga un techo y pueda comprar algunos muebles.
–Se trata de sumas considerables: 10, 12 mil dólares por familia es importante. ¿De dónde proviene ese dinero?
–No, no es suficiente para ayudar a nuestras familias. Por eso es preciso que los franceses, los argentinos, los belgas, etc. etc. nos envíen dinero para financiar la reconstrucción. Somos nosotros quienes fuimos agredidos y el resto de los países, si bien hubo algunos que hicieron algún que otro esfuerzo diplomático al final, no detuvieron la agresión ni las destrucciones. Entonces, lo menos que pueden hacer ahora es ayudar con dinero para financiar la reconstrucción. Pero yo no digo que nos den el dinero a nosotros, no, que se lo den al gobierno libanés. Nosotros somos musulmanes y pagamos la zacat, que es una contribución que todo el mundo desembolsa voluntariamente. Los fondos provienen de ahí.
–La fuerza internacional de la ONU empieza a desplegarse en el Líbano, con un cambio fundamental. Francia, que había anunciado al principio el envío de 200 hombres, incrementó la cifra a casi dos mil. Ello hace que la contribución militar de la Unión Europea se eleve a 7000 soldados.
–Nosotros no tenemos ninguna restricción, pero creo que el problema que tiene Francia es que, desde hace mucho, carece de una política independiente. Francia sucumbe a la presión norteamericana. En el mundo no hay más países independientes. La mayoría de los países sucumben. La Argentina es un poco así. Esos países que sucumben hacen lo que Estados Unidos quiere y eso llevó a la destrucción de Medio Oriente.
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