Un cohete palestino mató a una israelí
FUE EN RESPUESTA A LA MASACRE DE BEIT HANUN Y SIGUE LA ESCALADA BELICA
Una lluvia de cohetes Qassam aterrizó a pocos metros de la casa del ministro de Defensa, Amir Peretz, y dejó un saldo de una muerta y dos heridos graves que el propio ministro prometió vengar. El ataque llegó horas después de una fuerte ofensiva israelí en la Franja.
Por Donald Macintyre * - Desde Sderot
El ministro de Defensa israelí, Amir Peretz, prometió que los militantes palestinos pagarían un “alto precio” después de que una mujer fuera muerta y dos hombres heridos gravemente en ataques con cohetes Qassam lanzados desde Gaza. Uno de los heridos era guardaespaldas del ministro que lanzó la amenaza. La mujer, Fa’ina Slotzker, de 57 años, fue alcanzada por un Qassam cuando un cohete cayó en un sendero a menos de 150 metros de la casa de Peretz, en un área residencial de Sderot, lindante con la Franja. Así se convirtió en la novena víctima fatal israelí de los cohetes palestinos en los últimos seis años.
Un testigo dijo que Slotzker, una inmigrante del Cáucaso que tiene un hijo y una hija en Israel, estaba esperando a su marido después de cruzar una calle y de pararse en el camino de ladrillos que lleva a la calle donde vive Peretz.
El brazo armado de Hamas y la Jihad Islámica asumieron la responsabilidad por el ataque de las ocho de la mañana, que según testigos dañó las piernas de Maor Peretz, de 24 años, un miembro del destacamento de seguridad del ministro de Defensa, pero que no es pariente suyo. El cohete, uno de los aproximadamente 10 que fueron lanzados hacia el pueblo y sus alrededores desde la noche del lunes, pareció subrayar las dificultades que tiene Israel para eliminar los ataques de cohetes a través de la vía militar. Ayer un joven de 17 años fue herido gravemente tras recibir el impacto de cohete en el centro de Sderot.
Otros cuatro cohetes Qassam de mayor alcance fueron lanzados a la ciudad costera de Ashkelon en la tarde de ayer. El general Uriel Bar-lev, comandante de la policía del distrito sur, dijo que mientras la mayoría de los cohetes fueron lanzados desde Jabalya, el cohete letal fue uno de los tres o cuatro disparados desde un sitio de lanzamiento a 7900 metros de distancia, en el sur de Beit Hanun, la ciudad de Gaza más cercana a Sderot.
El bombardeo, que mató a 19 civiles palestinos en Beit Hanun el miércoles pasado y que provocó declaraciones de venganza por parte de militantes palestinos, fue seguido de una intensa incursión por parte de fuerzas israelíes en esa ciudad, con la declarada intención de frenar los ataques con Qassams. La operación provocó una enorme destrucción y la muerte de más de 50 palestinos, la mayoría miembros de las facciones armadas también civiles.
Avi Ditcher, el ministro de Seguridad Pública, le dijo a la radio militar que Israel debe ampliar sus operaciones para lograr “un cese total” de lanzamiento de cohetes, “ya sea a través de una operación terrestre, una operación aérea u otras operaciones especiales”. Eli Moyal, el alcalde de Sderot, dijo que la mujer fallecida no era judía. “Tenemos que convencer a los palestinos de que no disparen. El gobierno israelí tiene que dejar claro que los disparos no traen beneficios. Tiene que haber una reacción y eso significa usar el ejército”, afirmó el alcalde.
“Por seis años no ha habido un día en que no nos hayamos preguntado cuál es la solución”, afirmó Shaul Ziegler, un transportista de 67 años y vecino de Peretz. “El ejército debería entrar a Beit Hanun y demoler todas las casas para que no haya zonas desde donde disparar. Esa es la única solución posible”, agregó Ziegler, cuya ventana de la habitación que da a la calle resultó rota por el impacto a más de cien metros.
Pero Orly Saroussi, de 26 años, una estudiante de comunicaciones en la Universidad Sappir, situada en Sderot, afirmó que debería haber un cese el fuego tanto de los palestinos como de los israelíes. “No podemos seguir así. No sé si debemos juntar a los líderes de ambos lados para hablar, pero necesitamos detener todo esto primero. Esto es sólo una cadena de destrucción”, dijo Saroussi. “Hay niños que están muriendo o siendo heridos. No podemos vivir así.”
El general Bar-lev dijo que el cohete fatal llevaba las “huellas digitales” de la Jihad Islámica y que las facciones armadas habían tenido recientemente “ayuda externa” para ampliar el alcance y la efectividad de los Qassams e importar grandes cantidades de explosivos por el sur de Gaza. El militar dijo que se estaban volviendo capaces de disparar metrallas y bolas de acero a lo largo de un área más amplia. Bar-lev se negó a especificar qué métodos deberían ser utilizados para detener los cohetes, pero agregó: “Es un buen punto preguntar a alguien como el primer ministro británico Tony Blair qué haría si esto estuviera sucediendo en Londres”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Virginia Scardamaglia.
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