Análisis y opiniones
Lunes 31 de Diciembre de 2007
SER REAL EN AL WALAJEH
Fuente: Boaventura de Sousa Santos, Diario La Jornada - México (Traducción: Ruben Montedónico)
Según uno de los grandes teólogos de la liberación, el jesuita Jon Sobrino –que escapó por suerte a los asesinos de don Óscar Arnulfo Romero en El Salvador–, el mundo actual exige que seamos realistas. Ser real significa vivir de tal manera que no tengamos que avergonzarnos por habitar este mundo. Es una exigencia radical cuando son tantos los motivos para avergonzarnos y cuando, para vencer a la vergüenza, serían necesarias intervenciones y cambios de tal magnitud que la acción individual parecería irrelevante, cuando no ridícula. Pero la exigencia de ser reales y aun más radicales sería mayor si tuviéramos en mente que muchos de los motivos de vergüenza se nos escapan, porque no tenemos conciencia de ellos, porque las víctimas son invisibles, están en silencio o silenciadas.
Entre tantos otros motivos, estoy avergonzado por vivir en un mundo donde existe Al Walajeh. Estamos en Navidad. A cuatro kilómetros de la ciudad donde nació Jesucristo está la pequeña aldea palestina de Al Walajeh; no nos es fácil llegar hasta allí y es aún más difícil para sus habitantes salir de ella: porque no quieren dejarla definitivamente y porque no pueden salir de allí cuando precisan tratar un asunto fuera de la aldea.
Antes de 1948, cuando fue creado el Estado de Israel, Al Walajeh era una próspera y bella comunidad agrícola bordeada por suaves colinas cubiertas con la floresta nativa de la región. A partir de entonces, perdió 75 por ciento de su área, muchas de sus casas fueron demolidas por orden del municipio de Jerusalén, con el pretexto de que no tenían licencia de construcción, y gran parte de la floresta fue arrasada para abrir las áreas donde fueron construyéndose las colonias judías en sus alrededores.
Lo poco que restaba acaba de ser destruido para construir unos kilómetros más del nuevo Muro de la Vergüenza que, cuando sea completado, tendrá 703 kilómetros de extensión. Al Walajeh es hoy un campo de concentración y los nombres de este cercado infame, más allá del muro, son los de las colonias de Gilo, Har-Gilo y Giv´at Yael. Las demoliciones continúan y a algunas de las casas ya les ocurrió varias veces. La finalidad de esta política de sistemática humillación y destrucción es obligar a los mil 700 habitantes a abandonar la aldea. Sin embargo, ellos se rehúsan a hacerlo, porque fue aquí donde nacieron al igual que sus antepasados.
Al Walajeh es el símbolo del sistema de apartheid y de limpieza étnica que el Estado de Israel ha venido consolidando en Palestina con total impunidad. Es esta impunidad lo que me avergüenza. Y me avergüenza mucho más cuando ella, a pesar de ser monstruosa, es una sola y primera pequeña pieza de un sistema mucho más vasto de impunidades que se impone a hierro y fuego por todo el Medio Oriente y mañana, tal vez, en el mundo entero. En el centro de este sistema está Israel con el apoyo incondicional de Estados Unidos, la complicidad cobarde de la Unión Europea y la corrupción de los líderes de los estados árabes de la región.
Este sistema está al borde de un test fundamental: Irán. Es sabido que los tres últimos conflictos militares de la región –Afganistán (2001), Irak (2003) y Líbano (2006)– fortalecieron mucho más a Irán que a Israel. Por razones parcialmente diferentes –control de petróleo de Eurasia o la seguridad militar–, ni a Estados Unidos ni a Israel les conviene un Irán fuerte e independiente. Pero las estrategias para contenerlo pueden de momento divergir debido, sobre todo, a las condiciones internas.
Los servicios secretos de Estados Unidos –los mismos que acondicionaron las falsedades de George W. Bush para imponer la invasión contra Irak a toda costa– decidieron esta vez que sería demasiado peligroso arriesgar una Tercera Guerra Mundial, anticipada por Bush, con base en una falsedad más: la de que Irán está a punto de construir una bomba nuclear. La versión violenta de las autoridades israelíes muestra hasta que punto puede ser destructiva su paranoia de seguridad, la misma que impedirá siempre la constitución de dos verdaderos estados en Palestina y mucho más un verdadero Estado pluricultural (la única solución justa). Como antes en Irak y en Siria, Israel puede actuar “solito”, pero las consecuencias son ahora imprevisibles. Y no nos olvidemos que la relativa disminución de la violencia en Irak se debe a la intervención directa de Irán.
Entonces, para que yo sea real, denuncio lo que pasa en Al Walajeh y proclamo el boicot contra Israel y dejo a los habitantes de esta pequeña aldea dos señales de esperanza. En un informe de Naciones Unidas, de febrero pasado, se afirma por primera vez que las políticas de Israel “se asemejan a las del apartheid”.
Por otro lado, por tres veces consecutivas en los últimos años, altos dirigentes israelíes se desistieron de desembarcar en algún aeropuerto europeo por el miedo a ser aprehendidos por acusaciones de crímenes de guerra.
Lunes 31 de Diciembre de 2007
LA VERGÜENZA PALESTINA
Fuente: Miguel Ángel Llana, Rebelión
Cuando tanto se ha tergiversado y mentido una y otra vez año tras año sobre lo que ya se ha consagrado como el conflicto palestino-israelí, parece necesario establecer un nuevo discurso utilizando otro lenguaje para que todos podamos entendernos cuando hablemos de Palestina.
Hablar del conflicto entre palestinos e israelíes es una ofensa al Derecho Internacional, a los Derechos Humanos, a los Derechos del Niño y a cualquier otro derecho cuando lo que sucedió, y sucede cada día, es que una potencia militar se apoderó de unos territorios por la fuerza, expulsó o asesinó a poblaciones enteras destruyendo más de 500 pueblos para ocupar con las armas por la fuerza un territorio que no les pertenece provocando el éxodo masivo de la población palestina. No se puede denominar conflicto a lo que es una violación permanente, continuada, de los más elementales derechos.
Hablar de la ocupación de Palestina suena a hueco y a ridículo; a hueco porque la palabra está gastada, vacía de significado y, ridículo, porque ya no se trata sólo de una ocupación, ni siquiera de la ocupación sionista, porque EE.UU., la UE y NU no sólo están detrás, sino que son, de hecho, los protagonistas por su apoyo incondicional y por su complicidad explícita.
Hablar de colonialismo es ridículo, porque el colonialismo explota los recursos y a los nativos para mayor gloria, beneficio de la metrópoli y de sus intermediarios. Es ridículo porque ni siquiera se intenta convertir al palestino a ninguna religión, ni cultura, ni lengua, porque nada se pretende del palestino, sólo que desaparezca.
Hablar de apartheid es inapropiado, también ridículo, porque no se trata sólo de encerrar a los nativos palestinos -no importa de qué religión sean o de ninguna- en guetos como llevan haciendo desde hace tantos años, como en Sudáfrica, sino que es algo más, algo mucho más criminal, salvo que convengamos que el nazismo sólo era una forma de apartheid y no de exterminio. En Palestina no hay apartheid, ni exclusión, Israel nunca pretendió tal cosa. La idea sionista israelí es, sencillamente, eliminar todo rastro palestino: de personas, cultura, derechos, historia e impedir la posibilidad de vida usurpando tierras, cultivos, agua, destruyendo casas y cualquier otra cosa que tuviera relación con Palestina o los palestinos, exactamente lo que está haciendo desde 1948.
Hablar de nazismo al referirse al sionismo israelí en Palestina y con los palestinos es más apropiado, es exacto. Negarlo no es menos delito que negar el genocidio nazi. La diferencia sólo está matices y en la forma.
Hablar de negociación cuando Israel nunca ha querido negociar, ni tampoco ahora, cuando no reconoce las elecciones democráticas palestinas de enero de 2006, cuando desde agosto de ese mismo año mantiene secuestrado al Presidente del Parlamento Asis Duek, a más de un tercio de los diputados del Parlamento, a casi la mitad de los ministros del Gobierno y a 11.000 palestinos ¿Con quién puede querer negociar y para qué cuando toda Palestina y los palestinos está bajo su control, unos en la cárcel y otros afuera pero prisioneros en sus pueblos?
Hablar de paz cuando continua la construcción del Muro, el asedio a todos los pueblos y ciudades, los asesinatos selectivos, el cerco a Gaza, los más de 700 puestos de control militar que dividen y asfixian a la población, hablar de paz mientras continúan con la destrucción de casas, con más asentamientos, robo de tierras y con asesinatos, con bombardeos, incursiones, tanques o sencillamente dejándolos morir en los puestos de control o en los hospitales desabastecidos de medios y medicinas ¿De qué paz hablan, de la paz de quién?
Hablar de Derechos Humanos desde la “Comunidad Internacional” que se reduce a EE.UU. y a la Unión Europea -incluyendo al Reino de España en primera fila- cuando están incondicionalmente al lado de Israel, participan de sus violaciones y del quebranto que Israel hace del Derecho Internacional, de los Derechos Humanos, de las Resoluciones de NU y de cualquier tratado o convenio internacional. Cuando esta denominada Comunidad Internacional ha apoyado los toques de queda, saqueos, asesinatos selectivos o no, la construcción del Muro, el bloqueo de Gaza, la construcción de “colonias” expulsando a sus propietarios para enviarlos a la miseria, cuando apoyó sin pestañear los recientes bombardeos del Líbano, todo ello con la financiación y la colaboración de EE.UU., de la Unión Europea, junto con la adhesión del socialista Solana y del ministro socialista Moratinos que reiteradamente proclaman estar siempre del lado de Israel y de su política (de destrucción). Independientemente de la política belicista de EE.UU y de la UE, personajes como Solana y como Moratinos, entre otros, son quiénes hacen posible que Israel exista y pueda continuar con su limpieza étnica, con su genocidio. Así nació Israel, sólo así puede mantenerse y así lo mantienen con subvenciones anuales de miles de millones de euros.
Hablar de ayuda humanitaria cuando todo el territorio palestino -lo poco que les queda- está bajo control de Israel que impide la entrada de alimentos y hasta de medicinas, mientras, los principales responsables de este drama, Bush, Solana, Moratinos, etc., hablan de organizar Conferencias.
Hablar de la Conferencia de Donantes cuando únicamente “donan” dinero para financiar -comprar- a una Policía palestina para que sojuzgue y se enfrente a los propios palestinos para obligarlos no sólo a mantener la ocupación sino que, además, la consideren como permanente y que protejan la seguridad (y la paz del ocupante), de Israel, reprimiendo a cualquier palestino que se oponga.
Hablar de que Hamas controla la Franja de Gaza resulta insultante, cuando toda la Franja por tierra mar y aire está en manos de Israel, cuando nada ni nadie puede entrar ni salir de Gaza -ni de ningún otro sitio- sin el permiso de Israel, cuando nada ni nadie puede moverse sin pasar por los puestos de control militar de la ocupación israelí.
Resulta desolador ver cada día como avanza el genocidio, sin detenerse, cada vez con más presión, cada vez con más descaro, cada vez con más apoyo de las instituciones internacionales manejadas por EE.UU. y la UE, incluyendo las declaraciones cómplices como las del ministro Moratinos: “siempre estaré al lado de Israel”. Cuanta violencia, cuantas violaciones de los DDHH y cuanta complicidad hay en todo este crimen de genocidio pero, mientras, estos personajes y sus gobiernos dicen que luchan contra el terrorismo.
En mitad de la tragedia palestina cuyo origen hunde sus raíces en los intereses geoestratégicos que se dirimen en la Primera GM, con la Declaración Balfour cuando en 1917 el Reino Unido adjudica arbitrariamente Palestina a los planes e intereses sionistas que se rematan después de finalizar la Segunda GM, en 1947, cuando la Asamblea NU aprueba la Resolución 181 con la arbitraria cesión (no sólo partición) de Palestina al sionismo israelí (Con la financiación del Imperio Colonial de Occidente) que, ahora por boca de los mismos -EE.UU. y la UE-, hablan de Conferencia de paz, de Hoja de Ruta, de dos Estados, de terrorismo, de democracia, etc.
El Foro por una Paz Justa en Oriente Medio organizado en Alcorcón, hace sólo unos días, fue reventado por el Ministro de Asuntos Exteriores el pro sionista Moratinos como así se indica, entre otros documentos, en el propio comunicado oficial de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina [1] que se resume en exigencias tan simples y tan razonables como que la Unión Europea suprima el acuerdo de asociación con Israel, que el Banco Mundial y la UE cancelen la financiación de la construcción del Muro, que finalice el asedio a Gaza y las sanciones impuestas al pueblo palestino y, por último, que reconozcan al gobierno democráticamente elegido por los palestinos.
La situación palestina está condicionada y definida, de una parte, por la injerencia directa de EE.UU. y de la Unión Europea en los asuntos internos palestinos con todo tipo de presiones y de coacciones y, de otro lado, por el apoyo incondicional, sin límites, al sionismo israelí en lo militar, en armas de todo tipo, en armamento nuclear y por supuesto en lo económico, tecnológico y, sobre todo, en el encubrimiento de la impunidad con que actúan y que además apoyan sin vergüenza alguna.
[1] Comunicado oficial de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina
Lunes 24 de Diciembre de 2007
NAKBA: LIMPIEZA ÉTNICA Y EL NACIMIENTO DE ISRAEL
Fuente: Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar / La Haine
Los palestinos llaman lo que les pasó en 1948 “Nakba”, que en árabe quiere decir “catástrofe”. Lo perpetraron los dirigentes sionistas que querían establecer el Estado de Israel en las tierras de los palestinos pero sin los palestinos.
Durante el Nakba, a la fuerza obligaron a casi un millón de palestinos (la mitad de la población en ese entonces) a dejar sus tierras, aldeas y hogares, a huir con lo que podían cargar. A muchos los violaron, torturaron y masacraron. Para asegurar que no habría nada a que volver, arrasaron casi por completo las aldeas, olivares y naranjales de los palestinos. Cuando el Nakba terminó, había, ocurrido 31 matanzas documentadas y probablemente otras. Desterraron a 531 aldeas y once barrios urbanos.
Cambiaron los nombres de aldeas y caminos al hebreo. Destruyeron mezquitas antiguas e iglesias cristianas. Levantaron parques, pinares (árboles no nativos de la región) y colonias israelíes encima de muchas antiguas aldeas palestinas. Todo eso tuvo por objeto eliminar todo rastro físico de que las tierras que pertenecían a los palestinos y dar por concluido definitivamente el Nakba.
¿Cuántas veces se ha discutido acerca de la situación de los palestinos con defensores de la existencia del Estado israelí y escuchado el argumento de que el problema se debía a la intolerancia palestina a los colonos judíos? ¿Cuántos individuos saben, o admiten, que desde el principio el sionismo se puso a expulsar de manera permanente a los palestinos de sus tierras? En muchos países occidentales, la negación del Nakba es tan obligatoria que lo es denunciar el rechazo del Holocausto. ¿Cómo pasó eso?
La limpieza étnica de Palestina, de Ilan Pappe, un historiador israelí y conferencista de la universidad de Haifa, explora los años del Nakba (Oxford: One World Publisher, 2006). La premisa es que el Nakba no era sino un acto de limpieza étnica, por derecho internacional considerado un crimen de lesa humanidad. Para sustentar esta teoría, el autor da varias definiciones de diferentes fuentes actuales, como “una zona de diversas etnias que se está convirtiendo en un espacio étnico puro”. Ilustra cómo la matanza y/o la expulsión forzada de los armenios en Turquía, de los tutsis en Ruanda y de los croatas y bosnios en la antigua Yugoslavia es similar a lo que los sionistas hicieron en gran escala contra los palestinos en 1948 y que aún hacen hoy. Pappe traza una conexión entre la limpieza étnica y el colonialismo tal como sucedió en América del Norte y del Sur y en África y Australia.
Su investigación se basa en tres fuentes primarias: material recién desclasificado (años 1990) de los archivos del ejército israelí, el diario de David Ben-Gurion que incluye balances de muchas de sus reuniones, una nueva lectura del viejo material de hemeroteca por el prisma del paradigma de la limpieza étnica y el extenso análisis de los archivos de la historia oral de Palestina.
Pappe presenta un corto informe histórico antecedental sobre el Nakba y unos capítulos al final del libro acerca de la actual situación de los palestinos. A continuación presentamos una breve cronología de los principales sucesos antes del Nakba.
Las primeras colonias sionistas se fundaron en 1878, cuando Palestina, al igual que una buena parte del Medio Oriente, era una parte del Imperio Otomano. En 1917 al fin de I Guerra Mundial y con la derrota de los otomanos, el ejército británico invadió a Palestina y la ocupó. En ese mismo año, el lord británico Balfour lanzó la Declaración de Balfour, que prometió un “hogar nacional” para los judíos en territorio palestino aunque según la mayoría de las fuentes, los judíos constituían al máximo sólo 8 por ciento de la población y aún menos según algunas estimaciones. La Liga de Naciones avaló la ocupación británica dándole un mandato para gobernar a Palestina. En 1938 estallaron fuertes combates entre los judíos y los palestinos. Las bombas de la organización militar sionista Irgun dejaron 119 palestinos muertos; las bombas palestinas dejaron ocho judíos muertos. En 1947 Gran Bretaña le dijo a la recién establecida Organización de las Naciones Unidas que se retiraría de Palestina. En noviembre del mismo, la ONU formalizó el plan de dividir a Palestina en dos Estados. En diciembre de 1947 los sionistas emprendieron las expulsiones en masa de los palestinos. Cuando los británicos se retiraron en mayo de 1948, los sionistas declararon la independencia. El Nakba continuó hasta los primeros meses de 1949.
El libro de Pappe revela cuán meticulosamente el movimiento sionista planeó y ejecutó la toma de tierras palestinas y el destierro (por la fuerza y el terror) de su población, y juego negó y mintió al respecto. Sitúa en su contexto histórico los planes israelíes contra la minoría palestina en Israel así como en Cisjordania y Gaza, pone las cosas en claro acerca de las verdades que conceptualizan la situación de los palestinos hoy. Pappe menciona de paso el papel de Theodor Herzl, el fundador del movimiento sionista a fines del siglo 19, a fin de ilustrar cuán profundamente arraigado estaba el concepto de la “transferencia” de la población originaria y que la manera en que la mayoría de los israelíes ve hoy el “problema demográfico” es una continuación de la propuesta excluyente original de los sionistas. Un mapa de 1919 ilustra claramente las intenciones sionistas de apoderarse de toda Palestina. Los ideólogos de Herzl declararon que “fuereños” vivían en su tierra bíblica y por fuereño quería decir todo el que no era judío, aunque la mayoría de los judíos de Palestina se había ido después de los tiempos romanos. Además, una reciente encuesta demostró que el 68 por ciento de los judíos israelíes quiere que los palestinos ciudadanos de Israel sean “transferidos”.
Muchas denuncias del libro se refieren a David Ben-Gurion, uno de los cerebros y principales impulsores del proyecto sionista y la limpieza étnica que lo impuso. A partir de mediados de los años 1920, Ben-Gurion trabajaba de ministro de Defensa extraoficial (o ministro de Guerra) del aún no oficialmente establecido Estado y más tarde primer ministro fundador. Trabajó en el mundo y en la región para organizar a otros sionistas en apoyo a sus métodos y metas. Se discutió por primera vez la limpieza étnica en su casa con un grupo de elementos de seguridad y expertos en “asuntos árabes” (judíos que crecieron en la región y que hablaban árabe) quienes asesoraran a futuros gobiernos de Israel (Pappe lo llama la Consultoría). Sus ideas para el establecimiento de un Estado sionista eran ambiciosas y estratégicas. Consideraba que sólo se podía lograr por medio de la fuerza, pero que los sionistas tenían que esperar el momento histórico oportuno para poder abordar “en términos militares” (como Ben-Gurion dijo) la realidad demográfica en el terreno: la presencia de una población originaria no judía mayoritaria. Cuando en 1937 los británicos le ofrecieron un futuro Estado a la comunidad judía (en un porcentaje mucho más pequeño de la tierra que lo que la ONU le dio en 1948), lo aceptó como un buen comienzo porque formalizó la idea. Tenía planes mucho más ambiciosos. En 1942 Ben-Gurion proclamó públicamente el plan sionista de tomarse toda Palestina, pero más tarde se dio cuenta de que el plan no era realista y que el 80 por ciento sería suficiente para un Estado israelí viable.
El libro menciona un importante proyecto estratégico guiado por Ben-Gurion: el “proyecto de aldeas” de mapear todo el territorio palestino. Con fotografía aérea, se registraron los detalles de cada aldea palestino: las rutas de acceso, la calidad de la tierra, las fuentes de agua, las principales fuentes de ingresos, la composición socio-política, las afiliaciones religiosas, los nombres de los muhktars (jefes tradicionales de las aldeas), la relación con otras aldeas, la edad de cada hombre y un índice de la “hostilidad” hacia el proyecto sionista basado en aquellos que participaron en la revuelta de 1938 contra la política británica de permitir el aumento de la migración de los judíos a Palestina (entre ellos quienes habrían matado a judíos).
Aquellos que trabajaron en el mapeo de las aldeas comprendieron que este banco de datos no era solamente una actividad académica de geografía. Un individuo quien participó en una de estas operaciones para recabar datos en 1940 rememoró muchos años después: “Teníamos que estudiar la estructura básica de la aldea árabe. O sea, la estructura y la mejor forma de atacarla... cómo acercarse a la aldea desde arriba o acercársele desde abajo. Teníamos que capacitar a nuestros ‘arabistas’ (los orientalistas quienes operaban una red de colaboradores) para trabajar con informantes”.
El libro describe otra inquietud de Ben-Gurion y la Consultoría: el “equilibrio demográfico” entre judíos y árabes en Palestina. Cuandoquiera que una mayoría de palestinos viviera en una zona se le consideró un desastre. Se adoptó un plan público para fomentar la mayor inmigración judía. Pero los judíos quienes venían trasladándose a Palestina desde los años 1920 prefirieron vivir en las zonas urbanas donde vivían judíos y palestinos en números iguales, mientras que en el campo vivía una abrumadora mayoría de palestinos. Los sionistas captaron que la inmigración no contrarrestaría a la mayoría palestina y que otros medios serían necesarios. En 1937 Ben-Gurion le dijo a su cábala que la “‘realidad’ de una mayoría palestina obligaría a los colonos judíos a usar la fuerza para concretar el ‘sueño’: una Palestina completamente judía”. “Tenemos que ver claramente la severidad y la particularidad de esta nueva realidad. Tal configuración demográfica cuestiona nuestra capacidad de mantener la soberanía judía”. “O se puede arrestarlos en masa o expulsarlos. Más vale expulsarlos”.
Cuando los británicos decidieron salir en 1947, el problema de Palestina pasó a la ONU, que, como los británicos, aceptó los reclamos sionistas sobre el territorio palestino y que la partición de Palestina era la mejor manera de resolver el problema. Aun cuando se aceptara la lógica sionista, una partición según la población relativa habría dejado menos del 10 por ciento del territorio para un Estado judío. Pero después de largas negociaciones, la Resolución de Partición 181 de noviembre de 1947 de la ONU les dio el 56 por ciento de Palestina a los sionistas. Jerusalén, a causa de su importancia religiosa al judaísmo, al cristianismo y al islam, se conservó como ciudad internacional, pero una buena parte de las tierras más fértiles quedaron en la parte sionista. Aunque decepcionado de nuevo, Ben-Gurion apreció el reconocimiento internacional del Estado judío e ignoró la sección que estipuló cuánto y cuál territorio. Declaró que las fronteras de Israel “se determinarán por la fuerza y no por la resolución de partición”. Ben-Gurion eludió con habilidad la mínima oposición mundial que había a sus planes. Aunque los sionistas decían públicamente que apoyaban la Resolución, en el país empezaron a ejecutar sus propios planes. El fenómeno de ignorar las negociaciones “antes de que se secara la tinta” llegó a ser una característica de las negociaciones posteriores y actuales de Israel.
Pappe cuenta cómo los dirigentes árabes se opusieron a la partición de Palestina y boicotearon las negociaciones de la ONU. Se negaron a participar porque la división de sus tierras con una comunidad de colonos (entonces un tercio de la población, que tenía sólo el 6 por ciento de la tierra y que desde hace mucho había proclamado que quería desarabizar a Palestina) era ilegal e injusta. La Resolución 181 generó gran ansiedad en el seno de los palestinos, pues veían venir el choque con los sionistas. Se inició la matanza en diciembre de 1947, antes de que los británicos dejaran Palestina.
Pappe describe la combinación de planificación meticulosa e iniciativas “no autorizadas” de los grupos militares terroristas, como el Irgun, la pandilla Stern y las Palmach (unidades de comandos especiales pioneros en la construcción de las colonias judías). Con un grupo de militares y civiles, con algunas figuras conocidas como Moshe Dayan (un jefe militar quien era comandante del ejército durante la crisis del Suez de 1956 y ministro de Defensa durante la guerra de seis días de 1967) y Yitshak Rabin (un general y dos veces primer ministro, asesinado en 1995), Ben-Gurion estableció y dirigió los planes para preparar a las fuerzas militares de la comunidad judía para una ofensiva contra los palestinos. El Plan C (una versión revisada del Plan A y B) detalló las acciones a tomarse: matar a los líderes políticos palestinos y a aquellos quienes los apoyaban económicamente, matar a los palestinos quienes actuaban contra los judíos matando a funcionarios y oficiales, atacar a aldeas que parecían más combativas y podrían resistir los futuros ataques del ejército israelí, y dañar las fuentes de sustento de los palestinos. Luego, se trazó el Plan Dalet (o Plan D), el plano para la expulsión sistemática y total de los palestinos de su patria. El Plan D describió así las operaciones: “Destruir aldeas (prendiéndoles fuego, volándolas con explosivos y sembrando minas en los escombros) y sobre todo esos centros de población que son difíciles de controlar de manera constante; o lanzando operaciones combinadas según los siguientes lineamientos: cercar a las aldeas y llevar a cabo allanamientos. En caso de resistencia, hay que eliminar a las fuerzas armadas y expulsar a la fuerza a la población del territorio del Estado”.
En el curso de llevar a cabo el Plan D, lo que le inquietaba a los dirigentes sionistas no era tanto la resistencia de los palestinos u otros árabes quienes pudieran acudir en su defensa, porque los Estados árabes oponían una resistencia a medias y sus soldados tenían pésimo entrenamiento y armamento. Públicamente los dirigentes sionistas deliraban acerca de la posibilidad de un “segundo Holocausto”, esta vez proveniente de los árabes, pero en secreto bien sabían que a la retórica de guerra de los Estados árabes no la complementaban preparativos serios en el terreno. En muchos casos, los soldados árabes ignoraron a los vacilantes oficiales de los ejércitos de los Estados árabes y tomaron la iniciativa y combatieron con valor en defensa de los palestinos. Los dirigentes sionistas temían principalmente al ejército británico. Pero mientras que aún estaba en Palestina, el ejército británico raras veces intervenía contra las matanzas, aun cuando la población árabe de la región se le suplicara.
Las expulsiones empezaron en diciembre de 1947, en aldeas y pueblos más grandes. La siguiente descripción condensada proviene del libro de Pappe sobre lo que pasó en Haifa a la vista de los británicos. La mañana después de la resolución de la ONU, el Hagana (el grupo militar principal que llegaría a ser el ejército israelí) y el Irgun (una escisión inicial del Hagana, encabezado por el futuro primer ministro Menachem Begin, que más tarde también llegó a ser parte del ejército) lanzaron una campaña de terror contra los 75.000 palestinos de Haifa. Los colonos judíos quienes se habían establecido ahí en los años 1920 y vivían en las colinas alrededor de la ciudad participaron en los ataques con las unidades militares sionistas.
Usaron varias tácticas. Una andanada de bombardeos y fuego de francotiradores cayó sobre los palestinos; se vertió una mezcla de petróleo y combustible en los caminos y se le prendió fuego; se rodaron barriles llenos de explosivos hacia las zonas palestinas. Cuando los palestinos apanicados salieron a apagar los incendios, los rociaron con fuego de metralleta. Los judíos quienes se hacían pasar como palestinos llevaron carros llenos de explosivos a los talleres de reparación de los palestinos y los detonaron. En una refinería en Haifa, judíos y árabes habían trabajado hombro a hombro y tenían una larga historia de solidaridad en su lucha por mejores condiciones laborales contra sus patrones británicos. El Irgun, que se especializaba en echar bombas contra muchedumbres árabes, lo hizo en esta refinería. Los obreros palestinos reaccionaron matando a 39 obreros judíos, una de las peores y una de las últimas escaramuzas de represalia en ese período. Luego, las unidades del Hagana fueron a uno de los barrios árabes de Haifa, Wadi Rushmiyya, expulsaron a los habitantes y volaron las casas con explosivos. El ejército británico miró a otro lado mientras que se cometían estas atrocidades. Dos semanas después, las Palmach fueron al barrio Hawassa de Haifa, donde alrededor de 5.000 de los más pobres árabes vivían en pésimas condiciones. Volaron con explosivos las chozas y la escuela, lo que obligó a la gente a huir. Pappe considera este incidente como el comienzo oficial de la operación de limpieza étnica en la Palestina urbana.
En marzo de 1948, Ben-Gurion le dijo al Ejecutivo de la Agencia Judía: “A mi parecer, la mayoría de las masas palestinas acepta la partición como un hecho consumado y no cree que es posible superarla o rechazarla... La mayoría decisiva de ellos no quiere luchar con nosotros”.
Los ejércitos de los países árabes no podían contra las unidades clandestinas bien equipadas del ejército sionista que habían recibido armas de Gran Bretaña, la Unión Soviética y Checoslovaquia. Las fuerzas irregulares árabes emboscaron convoyes israelíes pero no atacaron a las colonias judías. La Consultoría decidió que la cruel venganza no era suficiente y que se necesitaba cambiar a acciones más drásticas.
Bajo el pretexto de las iniciativas del mundo árabe de rescatar a los palestinos, Ben-Gurion azuzó los temores en la comunidad judía y los cultivó con tanto esmero que superaron cualquier oposición que estas tácticas engendrarían. La “seguridad” del Estado judío (entonces como hoy) llegó a ser el avasallante temor que permitió que muchos israelíes y gente de fuera del país pretendieran no ver qué hacían los dirigentes sionistas y qué constituía su plan.
Antes de marzo de 1948, los dirigentes sionistas aún presentaban sus actividades como represalias contra acciones hostiles árabes. Pero dos meses antes de la retirada de los británicos, declararon abiertamente que se apoderarían del territorio y que expulsarían a la población originaria por la fuerza. Cuando los británicos se fueron en mayo, los sionistas declararon su Estado. Estados Unidos y la Unión Soviética lo reconocieron oficialmente. Avanzaron a todo vapor las crueles expulsiones y la palabra “venganza” ya no se refería a lo que hacían las fuerzas militares israelíes. Ben-Gurion dijo: “Cada ataque tiene que llevar a la ocupación, la destrucción y la expulsión”. Ya no era necesario distinguir entre el “inocente” y el “culpable”. Los ataques preventivos y los daños colaterales llegaron a ser aceptables y necesarios.
DEIR YASSIN
En una colina al oeste de Jerusalén estaba la aldea de Deir Yassin. La matanza ahí es conocida por todo el mundo pero cabe mencionarla como reflejo de la naturaleza sistemática del Plan D aplicado a cientos de aldeas por toda Palestina. Pappe describe cómo el 9 de abril de 1948 soldados judíos irrumpieron en la aldea y rociaron las casas con fuego de metralleta y masacraron a mucha gente. “A los aldeanos que quedaban los juntaron en un lugar y los masacraron a sangre fría, maltrataron los cuerpos, y a varias mujeres las violaron y luego las mataron”.
“Fahim Zaydan, quien entonces tenía doce años, recuerda cómo vio a su familia asesinada: ‘Nos sacaron uno a uno; balearon a un anciano y cuando una de sus hijas lloró, a ella también la balearon. Después, llamaron a mi hermano Muhammad y lo balearon ante nosotros, y cuando mi madre gritó y se inclinó sobre él, con mi pequeña hermana Hudra que aún amamantaba en los brazos, a ella también la balearon’.
“A Zaydan también lo balearon, mientras estaba parado en un grupo de niños que los soldados judíos habían alineado contra una pared, a los cuales habían rociado con balas por diversión, antes de irse. Tenía suerte de sobrevivir”.
Cuando entraron a las aldeas, las destruyeron y juntaron a los aldeanos. Se tomaron decisiones acerca de a quién dejar vivir y a quién matar. Agentes de inteligencia en el terreno ayudaron a los oficiales militares en esta tarea. Los agentes, con la ayuda de colaboradores de la localidad (espías encapuchados), identificaban a diferentes individuos para el jefe de los agentes.
ISRAEL Y LOS PALESTINOS HOY
Como resultado del Nakba, ahora hay casi 4.5 millones de palestinos dispersos por todo el mundo, además de 1.4 millones bajo ocupación militar israelí en Cisjordania y 1.3 millones en Gaza, un territorio desértico anteriormente poco poblado donde hoy viven refugiados hacinados en campamentos y aldeas. Aproximadamente 1.5 millones de palestinos siguen viviendo en Israel como ciudadanos de segunda. La población judía de Israel es de unos 5.5 millones. El Estado sionista hoy ocupa aproximadamente el 78 por ciento de la Palestina histórica, sin contar el creciente numero de colonias israelíes en Cisjordania. Esto no tiene ningún paralelo en el mundo: un Estado que se ha construido a conciencia, desde el principio, para un pueblo, una cultura, sobre bases religiosas y sin fronteras permanentes formales.
El argumento de Pappe de que el Nakba era un acto de limpieza étnica es convincente. El plan sionista de castigo consciente transformó la geografía humana y física de Palestina a fin de borrar la historia y cultura de Palestina y así negar cualquier reclamo futuro que los palestinos pudieran hacer en defensa de sus tierras. En los años desde el Nakba, la máquina de muerte que es el ejército israelí ha continuado su trabajo sucio. Pappe enumera lo siguiente: en Kfar Qassim en octubre de 1956 las tropas israelíes masacraron a 49 aldeanos que volvían de sus campos. Qibya en los años 1950; Samoa en los años 1960; las aldeas de Galilea en 1976, las masacres en los campamentos de refugiados Sabra y Chatila en el Líbano en 1982, Kfar Qana en 1999, Wadi Ara en 2000 y el campamento de refugiados de Jenin en 2002. No ha parado la matanza de palestinos por Israel.
Pappe concluye el libro con la esperanza de que los israelíes se despierten de su torcida aspiración a retribuciones, abandonen el racismo y el fanatismo religioso y tomen conciencia de la verdad que cuenta el libro. Piensa que no aceptar el derecho de los palestinos a regresar es lo mismo que seguir defendiendo el enclave de apartheid “blanco” y la Fortaleza Israel. Dice que los palestinos y los judíos coexistieron en paz antes del Nakba y aun hoy muchos tienen fuertes lazos sociales. Eso muestra que los dos pueblos pueden vivir en armonía. Llama a transformar a Israel en un Estado laico y democrático.
El libro de Pappe no trata el papel central que Israel ha estado jugando como bastión de los intereses imperiales norteamericanos en el Medio Oriente. Sin el apoyo militar y político del gobierno estadounidense y sin el apoyo económico sin precedente que es tan medular para la sociedad israelí y su estilo de vida ($3 mil millones al año de ayuda del gobierno estadounidense, y el dinero de particulares que alienta el gobierno estadounidense), Israel no sería lo que es hoy, si por caso existiera. No obstante, por su precisión histórica y como recordatorio vívido de la tragedia del Nakba, vale la pena leer el libro.
Jueves 20 de Diciembre de 2007
CUMBRE DE LOS PUEBLOS RECHAZA TLC ENTRE MERCOSUR E ISRAEL
Fuente: Adital - Brasil
Las organizaciones sociales de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que integran la Cumbre de los Pueblos, rechazaron, en declaración pública, el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado ayer (18) entre los cuatro países miembros de MERCOSUR y Israel. En esto sentido, llama a la sociedad civil a impedir su ratificación por los Parlamentos de los países.
"Ratificando nuestra posición en contra de los tratados de libre comercio e inversiones, repudiamos de forma vehemente la firma del tratado entre el MERCOSUR e Israel, negociado a espaldas de la ciudadanía, que significa la claudicación del bloque frente a las presiones internacionales de liberalización", dijo la declaración.
Para los Pueblos, el Tratado va a consolidar y profundizar un camino de resguardo de los intereses de los capitales internacionales frente a los cuales el MERCOSUR representó un freno con la derrota impuesta al Área de Libre Comercio de la Américas (ALCA). Además de agravar el modelo de desarrollo que las políticas neoliberales implementan en la América del Sur, que profundiza la exclusión social y degrada el ambiente.
El Tratado establece la creación de un área de libre comercio con los principios de la Organización Mundial de Comercio (OMC), cuyas reglas son utilizadas para defender los intereses de las grandes corporaciones transnacionales.
Los movimientos sociales critican el hecho de que el Tratado representa un peligro cierto para los derechos de los pueblos y la soberanía de los países de la región, puesto que incluye el comercio de servicios en el marco del GATS, lo cual asegura la apertura del área de servicios (agua, educación, salud y otros) a las empresas extranjeras.
El TLC con Israel "abrirá una nueva fase de dependencia política y económica. Advertimos que esta integración basada solo en el eje económico-comercial, nos convertirá una vez más en cazadores y recolectores, destruyendo las capacidades productivas de nuestras comunidades y organizaciones solidarias, que producen desde una visión de mundo distinta al capitalismo, y condenándonos a ser consumidores mudos y alienados a las pautas del Mercado neoliberal", añadió la declaración.
Además de las criticas a los efectos socio-económicos del Tratado, los participantes de la Cumbre recordaron que Israel es uno de los principales aliados de Estados Unidos en su política de guerra y militarización, ocupa militarmente territorios palestinos, construye un Muro del Apartheid al interior del Territorio palestino e incumple las Resoluciones de la ONU sobre Medio Oriente.
La recomendación de la Corte Internacional de Justicia a los Estados es que no presten reconocimiento ni cooperación de ningún tipo que favorezca la prolongación de la situación creada por dicho Muro, que la organización recomendó demoler, y la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Jueves 20 de Diciembre de 2007
BELÉN Y PALESTINA, 2007 AÑOS DESPUÉS…
Fuente: Maria José Lera, Rebelión
Han pasado 2007 años desde el Nacimiento del conocido como el Mesías, o Jesús de Nazaret, palestino nacido en Belén. En estos 2007 años muchas cosas han pasado para la Humanidad, y uno de los mayores logros dicen que ha sido la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que nos garantiza un trato adecuado para toda “persona” de este planeta, en una lucha por la defensa de la dignidad, la libertad y la justicia.
Hoy, 2007 años después del nacimiento de Jesús, nos preguntamos sobre qué pasaría si volviese a nacer en Belén. Lo primero es aclarar varias hipótesis, pues la situación es diferente, de entrada Palestina no existe, solamente Israel. Si Maria era de Nazaret, en este caso sería una Israelí-Palestina; José al ser de Jerusalén puede tener aún el carné palestino, o tener la nacionalidad israelí (posible de solicitar antes del 2000). En el caso que José sea solamente palestino, no se hubiera podido casar con alguien de Nazaret, –Totalmente prohibidos los matrimonios mixtos-. Si por el contrario fuese israelí, en ese caso se podría casar pero no sabemos donde podrían vivir, pues difícilmente pudiera ir José a Nazaret, y en el caso que lo consiguiera no podría construir una casa ni modificar la de Maria para atender a su familia. Bajo ninguna excusa pudiera adquirir una casa en Jerusalén igualmente, y en ningunos de ambos casos podrían visitar Belén.
Hoy esta leyenda es simplemente imposible. Después de 2007 años nos preguntamos si se cumplen algunos de los 30 Derechos Humanos para cualquier recién nacido que lo haga en Belén, Palestina.
1.- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Jesús, y cualquier persona que nazca en este territorio, no es libre, está sometido a la ocupación israelí. No tendrá derecho a agua potable, electricidad, pañales, comida, servicios médicos, ayuda a sus padres, no tendría derecho ni a estar en el “portal de Belén”, pues podría ser bombardeado en cualquier momento si así lo determinan las Fuerzas Israelíes de ocupación. Siendo palestino no tendría derecho ni a nacer, no digamos “libremente”.
2.- Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración. Se contempla en la Declaración que un territorio puede estar ocupado, pero esto no exime al Gobierno Israelí, ocupante, de cumplir la Declaración de los Derechos Humanos. Jesús –ni cualquiera de los 4 millones de personas que han nacido en Palestina y aún sobreviven allí-, no son considerados como humanos.
3.- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Jesús no tiene derecho a la vida, pues puede ser asesinado en cualquier momento, ni a la libertad –pues no puede salir de Belén-, ni a la seguridad de su persona, permanentemente amenazada. Es palestino y niño, doblemente terrorista entonces.
4.- Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre. De la misma manera que hace 2007 años, José, María y todos los palestinos estaban sometidos a la servidumbre hacia Herodes. 2007 años después sigue igual, sometidos a Olmert, que les pagará por construir el Muro que aprisiona la ciudad de Belén, y toda Cisjordania. Por trabajar en su propio muro recibirá una miseria de sueldo, pero necesario si quiere dar a su familia pan y aceite –la dieta no cambia-.
5.- Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Si a José se le ocurre protestar, o simplemente ir a trabajar –que no piense en ir al Templo a Jerusalén, eso está prohibido por muy Santo que se crea- estará sometido a trato cruel y degradante al pasar por el check-point de Belén. Los soldados lo retendrán, le quitarán sus papeles, le dirán que están incompletos; si se presenta con el burro, el animal recibirá un mejor trato, pues es una “especie protegida”, y los israelíes son demócratas y más considerados con los animales que con los palestinos. Actualmente hay miles de prisioneros sometidos a torturas y tratos crueles, que no se saben ni en qué prisión están. Son los llamados Guantánamos israelíes.
6.- Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica. Si se enfada con los soldados en el check-point no tendrá ningún reconocimiento de “personalidad jurídica”, es simplemente palestino. No podrá reclamar que necesita entrar o salir, que está enfermo y no puede pasar por máquinas y escáneres de dudosa naturaleza, no podrá argumentar que tiene necesidades, pues simplemente es palestino. No tiene ni siquiera personalidad, ni jurídica ni humana.
7.- Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Sin necesidad de salir de Belén, todos podrán ver que hay otros seres humanos que tienen derecho a vivienda, trabajo, servicios médicos, uso de carreteras, energía, y hasta campos de golf. Todo está a su alcance, unos son “colonos israelíes”, los otros son “ocupados palestinos”. Simplemente NO pueden ser lo mismo.
8.- Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes. A quién vas a recurrir si no tienes ni Estado; para el tribunal Nacional Competente Israelí, el palestino tiene derecho a que lo maten, el israelí a ser protegido y vivir.
9.- Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado. Son detenidos, presos y desterrados, y hasta asesinados; personas palestinas sin ningún rasgo de distinción, niños, niñas, mujeres, trabajadores, parados, políticos, alcaldes, ministros, intelectuales, da igual si eres Palestino. Más de 10.000 presos sin cargos se encuentran actualmente en la cárcel, más de 6000 han sido asesinados desde el 2000.
10.- Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial. ¿Dónde pueden ser oídos si no pueden ni salir, ni entrar, ni moverse entre las distintas “ciudades” amuralladas de lo que queda de Palestina?
11.- Son inocentes, mientras no se pruebe su culpabilidad. Por si acaso a los palestinos se les mata antes, después se prueba o no su culpabilidad. En cualquier caso siempre son culpables de ser palestinos, y esta prueba es suficiente para arrestarlos y privarles de todo, hasta de la vida.
12.- Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Todo palestino será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, con espías y colaboradores que conocen su vida diaria, su familia, su trabajo, para tener información y ser más fácilmente reducidos por chantaje y miedo. Tienen derecho a entrar en su casa cuando quieran, destruir todo lo que haya, atemorizar, matar, secuestrar, impedir la llegada de medicamentos, de agua, y si quieren la destruyen y si no te vas corriendo, lo harán con tus hijos dentro. Si están durmiendo, será tu culpa por no despertarlo antes.
13.- Todo ser humano tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado; derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país. No pueden circular, ni subirte en un coche si tienes carné de palestino, y tu coche matricula amarilla –aunque lo hayas comprado con tu propio dinero-, no puedes abandonar tu pueblo, no se puede visitar ni siquiera Jerusalén, ni ir a la mezquita, ni ir al colegio. La resistencia consiste en levantarse cada día y tratar de vivir una vida “relativamente” normalizada. Todo sigue cerrado, y ni los Reyes Magos podrán llegar a Belén, y esto sin ser palestinos, que parece que son persas.
14.- En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país. Aunque están perseguidos, ningún país les ofrece asilo, de hecho están siendo expulsados de Irak, de Kuwait, y nadie los acepta. Actualmente hay cientos de miles de palestinos en la frontera con Siria, sin ser aceptados; al igual en la frontera de Egipto. En masas de refugiados sobreviven casi sin nada. La hambruna, las enfermedades atacan a los más vulnerables, pero son palestinos.
15.- Derecho a una nacionalidad. Si no tienes Estado, ¿qué nacionalidad puedes tener? Nos repiten infinitamente en las noticias “Hamas no reconoce a Israel”, y siempre omiten la segunda parte; lo reconoceremos cuando Israel reconozca el derecho a existir de Palestina.
16.- La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. La familia palestina es bombardeada, se les destruye sus casas, se mata a sus hijos, se les impide el acceso al agua, a la comida, a la escuela, y a casarse entre ellos si alguno tiene la nacionalidad “israelí”. La última ley de la “familia” prohíbe matrimonios “mixtos” y afecta a mas de 100.000 familias que tendrán que separarse al no poder vivir juntos en el mismo territorio. La ley tiene carácter retrospectivo y afecta a todos los matrimonios, independientemente de los años que lleve la familia constituida. Hoy en el 2007 el matrimonio entre José, de Jerusalén, y Maria de Nazaret, sería ilegal e imposible, y en el caso que lo consiguieran porque José tuviese la nacionalidad israelí, bajo ningún concepto pudieran haber tenido el niño en Belén, pues la entrada estaría prohibida. Si José tuviese el carné palestino, no podría compartir la burra con Maria, pues ambos no pueden compartir el mismo medio de transporte.
17.- Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad. La construcción del muro ha privado aún más a los palestinos de tierras, olivos, casas, son diariamente privados arbitrariamente de su propiedad. No sólo esto, las Fuerzas Israelíes les roban a los estudiantes sus móviles, ordenadores y hasta dinero cuando entran en sus residencias universitarias. Los bancos palestinos fueron robados en el 2001, todo el dinero pasó a Israel. Actualmente Israel retiene millones de dólares palestinos, correspondientes a sus impuestos.
18.- La libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Si eres palestino, y además musulmán la discriminación es aún mayor, y si eres libre de pensamiento directamente pasas a la categoría de Terrorista. Ningún derecho, ni a pensar, ni a tener conciencia, ni a manifestar tu religión.
19.- Derecho a la libertad de opinión y de expresión. No solamente no pueden expresarse libremente, sino que ni siquiera pueden mirar a los soldados a los ojos, a riesgo de ser maltratados, detenidos, golpeados (vaya y mire en cualquier check-point, hay muchos en todo Cisjordania)
20.- Tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas. Bajo ningún concepto pueden reunirse, ya ni siquiera para rezar como ha quedado prohibido desde Junio de 2006 en Jerusalén. No pueden ni reunirse en la mezquita.
21.- La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto. Votar votan, pero sus decisiones no son aceptadas por la Comunidad Internacional. Por ejercer su Derecho Internacional, son castigados con cancelación de su propio dinero y bombardeados.
22.- Tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional la ayuda necesaria. Simplemente no tienen este derecho; el acceso a los hospitales es directamente bloqueado con tanques y son disparados los enfermos que se acercan; algunos hasta son sacados de mesas de operaciones para detenerlos –sin cargos- y someterlos a tortura.
23.- Derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo; Si a alguno se le pasa por la cabeza ejercer su derecho a pescar, a tener una vaca o a sembrar una palmera, el castigo puede ser la muerte. No digamos a cobrar por trabajar, los salarios han sido congelados desde Febrero de 2006.
24.- Al descanso, al disfrute del tiempo libre. En estos momentos se les mata mejor, como la matanza en Gaza a una familia que tomaba el sol en la playa. El sueño es intencionalmente interrumpido con ataques planificados de bombas sónicas, así se les debilita aún más, y especialmente se ataca a los niños y niñas.
25.- Nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. Por voluntad de Israel, EEUU y Europa, el nivel de vida se asegura que no llegue ni a los mínimos, el nivel de pobreza ronda el 80% de la población que sobreviven con menos de 2 dólares al día. La miseria se adueña de Palestina, porque la Comunidad Internacional así lo quiere.
26.- Toda persona tiene derecho a la educación. Para ejercer este derecho millones de niños y niñas, maestros y maestras arriesgan su vida a diario, se enfrentan a soldados, quienes les humillan, pegan, maltratan, les quitan los libros y hasta la vida. Ahora hay muchas escuelas cerradas, la Comunidad Internacional ha decidido ayudar a que estén cerradas, negando el salario a los profesionales.
27.- Tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Los partidos de fútbol no se pueden jugar, prohibido salir de este ghetto, y prohibido entrar. En las prisiones israelíes, este año durante la retransmisión del mundial se les prohibió a los presos palestinos que pudieran verlo; sus cines fueron destruidos, los artistas no pueden salir ni entrar, en fin...
28.- Se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos. ¿Y quien empieza a establecer un Orden Internacional para que los palestinos sean considerados igual que el resto de los seres humanos?
29.- Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas. ¿Conoce el cuarteto que ninguno de los 30 Derechos de esta declaración se cumple para los palestinos?, o quizás su misión sea la perpetuación de este crimen contra la humanidad
30.- Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración. Todo en esta Declaración está siendo utilizado para justificar las actuaciones criminales del Gobierno israelí, bajo un engañoso “derecho de autodefensa”, basándose en esto suprime TODOS los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.
Después de 2007 años los palestinos continúan bajo el asedio, la discriminación y bajo la espada de la muerte, antes era Herodes ahora es Olmert. Si bien la humanidad ha logrado escribir y comprometerse con la Defensa de los Derechos Humanos, ni uno solo de los 30 Derechos se cumple para el Pueblo Palestino.
Mientras celebremos la Navidad y tengamos unas felices fiestas, nosotros que podemos.
Domingo 02 de Diciembre de 2007
YA ESTUVIMOS EN ANNAPOLI
Por Robert Fisk*
¿No hemos estado antes acá? ¿No es Annapolis una imitación del jardín de la Casa Blanca y de los acuerdos de Oslo, una serie de reclamos y promesas hipócritas, en las que dos hombres débiles –Abbas y Olmert– incluso utilizan algunas de las mismas palabras de Oslo? “Es tiempo de que el ciclo de sangre, violencia y ocupación termine”, aseguró esta semana el presidente palestino Mahmud Abbas. E inmediatamente uno recuerda a Yitzak Rabin diciendo en el jardín de la Casa Blanca: “Es tiempo de que el ciclo de sangre... termine”.
Jerusalén y su lugar como la capital palestina e israelí no está presente. Tampoco se discutió que si se reconoce que Israel es verdaderamente un Estado –como en realidad lo es–, no habrá ningún “derecho de retorno” para los cientos de miles de palestinos que huyeron (o cuyas familias huyeron) cuando se creó el Estado israelí en 1948. Y qué se debe entender de la siguiente cita del documento final de la cumbre: “El comité directivo desarrollará un plan de trabajo conjunto y establecerá y supervisará el trabajo de los equipos de negociación (sic), que estarán encabezados por un representante de cada grupo”. ¿Perdón?
Hemos visto infinidad de comités directivos antes y nunca han funcionado. Es verdad que ya tenemos una fecha –el 12 de diciembre– para la primera sesión del llamado comité directivo y que contamos con la esperanza injustificada de George Bush, acompañada, por supuesto, por su usual confianza en sí mismo. Según el presidente norteamericano, tendremos un acuerdo antes de fines de 2008. Pero, ¿cómo harán para que los palestinos tengan un Estado sin Jerusalén como la capital? ¿Cómo tendrán un Estado cuando todo su territorio ha sido fragmentado, según las conveniencias de los asentamientos judíos y las rutas construidas por los colonos, y por una guerra masiva que aún hoy continúa?
Sí, por supuesto, todos queremos poner fin al derramamiento de sangre en Medio Oriente. Pero los norteamericanos necesitarán el apoyo de Siria e Irán, o al menos el compromiso de Damasco de que controlará a Hamas. En cambio, Bush continúa amenazando a Irán y advirtiéndole a Siria que no interfiera en las elecciones libanesas o si no...
Sí, Hezbolá responde a Irán y está jugando un rol central en la oposición al actual gobierno libanés. ¿Realmente Bush o Condoleezza Rice (o Abbas u Olmert) piensan que van a tener luz verde durante todo un año para negociar sin las presiones o la interferencia de todos los países y los grupos de poder de la región? Más de la mitad de los palestinos que viven bajo la ocupación son gobernados por Hamas.
Leyendo los discursos –y especialmente el documento conjunto que firmaron al final de la cumbre de Annapolis– parece un ejercicio para alcanzar la autodesilusión. Mientras la situación en Medio Oriente es un desastre infernal, el presidente de Estados Unidos cree que va a descubrir las joyas de la Corona, logrando que todo el mundo se olvide de Afganistán, Irak, Irán y Pakistán. Lo peor de todo el circo de Annapolis es que una vez más los millones que conviven en Medio Oriente –musulmanes, judíos y cristianos– volverán a creer que una solución así es posible y, cuando fracase, volverán a odiarse los unos con los otros por haber roto o traicionado “la paz”.
Durante más de dos años, los sauditas han estado ofreciendo garantizar la seguridad y el reconocimiento de todos los Estados árabes, si Israel retira todas sus fuerzas de los territorios ocupados (los palestinos, pero también los sirios). ¿Cuál es el problema con esta propuesta? En la cumbre de Annapolis, Olmert prometió que “se negociarán todos los temas, incluso los que hasta ahora fueron evadidos”. A pesar de la auspiciosa declaración del premier israelí, la frase “retirada de todas las fuerzas israelíes de los territorios ocupados” simplemente no existe en el documento final de la cumbre.
Como la mayoría de las personas que viven en Medio Oriente, me gustaría convencerme de que estos sueños pueden ser verdad. Pero no lo son. Y si no, esperen a que termine 2008.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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