por María Landi
El Secretario General de la OEA Luis Almagro, no contento con promover la intervención externa en Venezuela -en lugar de tender puentes para reducir la polarización social-, recientemente ha sumado motivos para la indignación popular al visitar Israel y hacer declaraciones que nos ofenden.
Almagro no habló como el representante de un organismo internacional, sino como un simple propagandista de Israel, presentándolo como un Estado normal, progresista y moderno, respetuoso de la democracia y los derechos humanos. Curioso concepto de democracia tiene el Secretario General de la OEA, que para él es compatible con el nacionalismo religioso, la ocupación colonial y el apartheid.
Por contraste, esta semana en una conferencia en la UNAM de Ciudad de México, el historiador israelí Ilan Pappé dejó claro que el Estado de Israel, nacido de la destrucción del pueblo, el territorio y la cultura árabes de Palestina, se sostiene desde hace siete décadas en base a un régimen de limpieza étnica, ocupación militar, colonización territorial y apartheid jurídico.
Ese Estado controla por la fuerza la totalidad del territorio de la Palestina histórica, desde el Mediterráneo hasta el Jordán, manteniendo a la mitad de la población que vive en él (unos seis millones de personas) sin absolutamente ningún derecho (en los territorios ocupados) o con derechos limitados (dentro de Israel) por el simple hecho de no ser judía. Y al tiempo que promueve la inmigración de población judía de todo el mundo, le niega a otros seis millones de palestinos/as el derecho de regresar a su tierra, obligándoles a vivir en el exilio o en miserables campos de refugiados en los países vecinos.
Israel es el Estado que ha desconocido e ignorado más resoluciones de la ONU desde 1948 hasta el presente (incluyendo la Corte Internacional de Justicia y el (... artículo completo)